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domingo, 26 de junio de 2011

CONFLICTO

Una vez asumido el no como un elemento de afirmación que los niños usan frente a nosotros, su precsencia abre todo un camino en el que ya se establece una linea divisoria, cada día más divergente, entre lo que los pequeños desean, necesitan, quieren y lo que ls adultos consideramos adecuado para ellos. Y la dicotomía o enfrentamento no tiene arreglo posible porque los intereses de unos y otros cson completamente distintos en casi todos los casos. Esto significa un juego de fuerzas que chocan, cada día con más frecuencia y de manera más virulenta y sin piedad. Los niños siguen la dirección del deseo, que es su único norte posible, por el momento. Los mayores intentan en vano que comprendan que sus deseos son resbaladizos casi siempre y sus consecuencias arbitrarias y al margen de nuestro control.


Desde ese conflicto esencial es desde donde arranca la educación y lo hace no precisamente para ignorar el conflicto ni para hacer del conflicto la forma de relación sino para, asumiendo el conflicto y respetándolo, encontrar en cada caso fórmulas de salida en las que los pequeños reconozcan que parte de sus intereses se ven respetados y, a la vez, encuentren caminos nuevos de salida que les lleven a crecer mentalmente .


Como norma genérica, los enfrentamientos abiertos y frontales, cuanto, menos se produzcan, mejor para todos. Pero como el conflicto estará presente sin duda, una buena fórmula de afrontarlo es la del si pero, o la del no pero, según la cual el adulto niega el capricho del mometo, pero a la vez ofrece una vía nueva que el menor puede utilizar y que lleva incluido parte de su deseo. El desarrollo de esta vía nueva va a ir creando ámbitos de entendimiento imprencindibles entre pequeños mayores que a poder se van a poder acrecentar a medida que se ejerciten y que pueden dar como resultado el que la educción tenga cabida. Precisamente ese nuevo camimo mixto sería el educativo en el cual las propias tendencias de los menores encontrarían formas de manfstación y desarrollo, mezcladas o enriquecidas con las condicionantes que introducen en cada caso los adultos para formar una unión que debe incluir la riqueza de ambos.


No hay que tener miedo a los conflictos. Mas bien hay que preocuparse si los conflictos no están presentes en las relaciones antes de los dos años, que sería más o menos, la edad proclive para ellos. Los conflictos sólo constatan el crecimiento de los menores y la necesidad de que los mayores reconozcan este hecho, lo valores y lo respeten y, a partir de él, modifiquen su comportamiento para adaptarse a las necesidades de la persona que tienen en el pequeño, que está cambiando y necesita respuestas nuevas a las nuevas cuestiones que plantea. Los pequeños no saben más que querer, desear, apetecer y eso no es malo. Somos los adultos los que tenemos que valorar ese material como riqueza y encontrar fórmulas de salida que permitan al menor sentirse aceptado y respetado aunque le obliguemos en cada caso a modificar en parte sus deseos.
No siempre será fácil imponer una salida mixta a cada reivindicación de los menores ni aceptar parte de sus caprichos a los adultos, que suelen tenerlo todo demasiado claro. Hace falta, por tanto, un permanente ejercicio de comprensión y de paciencia porque es verdad que muchas de las discrepancias pueden se muy hirientes y necesitan su tiempo para encontrar la salida.

5 comentarios:

  1. Buenos días Antonio:

    Si que a veces hay que tener gran dosis de paciencia, para hacerles comprender, que no se les puede dar todo lo que quieren.
    A veces veo padres que se lo consienten todo, porque es más comodo.
    A mi nieta´, cuando era más pequeña le decían "vete al rincon de pensar", era cara la pared.
    Pero muy poquito eh!, para hacerla reflexionar.
    La verdad, es que nunca se termina de aprender a ser padres, aunque tuvierámos varias reencarnaciones, nunca aprenderíamos del todo.

    Besos, Montserrat

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  2. Buenas noches Antonio...es tarea difícil educar a los hijos y nadie viene con libro de instrucción bajo el brazo.
    Cuando mis hijos, ya mayores, comenten alguna falta me pregunto en qué he fallado, en qué estaré fallando. Intentó e intenté hacerlo de la mejor manera posible, dando lo que a cada momento necesitaban pero sin pasarme en darle todos los caprichos.
    Nadie es perfecto y yo menos.

    Un beso

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  3. Buenas tardes mi estimado, hace mucho que no venía a saludarte, a veces el tiempo no me lo permite y también los estados de ánimos a veces no son los mejores. Hoy te deseo una excelente semana.
    Un abrazo
    De Tu amiga de Venezuela

    (¯`v´¯)
    `•.¸.•´
    ¸.•´¸.•´¨) ¸.•*¨)
    (¸.•´ (¸.•´ .•´¸¸.•´¯`•-> ♥Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ SOYPKS Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ♥

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  4. El conflicto, los conflictos, (del latín conflictum, der. confligere)es siempre reacción y producción de los adultos, jamás de los niños. Por eso es primordial que los adultos, que somos los llamados a educar, sepamos administrar correctamente la norma educativa si no queremos fracasar ante los 'infantes'. Y la norma SIEMPRE INFORMADA de respeto y de amor. Lo que no siempre es fácil ni está en nuestras manos.

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  5. Vamos encontrando según avanzas en tus intensos conocimientos sobre la educación infantil, constantemente nuevos retos que nos vas planteando en nuestros hijos en su contínuo absorber el mundo que les rodea (cual esponjas)
    Gracias de nuevo, Antonio por esa estupenda explicación de que los conflictos sólo constatan el crecimiento de aquellos que muy poco antes eran un pequeño trozo de carne que asomaba a la vida deseoso de devorarla.
    Mi admiración y mi cariño, con un beso.

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