Pasan los días de la crianza y, si todo va normal, debe ser la rutina la que se imponga en el día a día y ojalá que así sea porque significará fundamentalmente, que los pequeños irán afianzando poco a poco una fórmula de vida que los va afincando y les va imponiendo una estructura a la que agarrarse y desde la que sentirse seguros. Son elementos muy de la personalidad que, cada día que pasa, va tomando forma y cogiendo una estructura de comportamiento diferenciada y propia, con nombre de Pedro, de Luna específicamente.
Pues bien, cuando andamos en esa mezcolanza estructural y nos parece que todo va quedando claro, un día, probablemente sin venir a cuento, el menor se planta delante de nosotros y nos dice en toda nuestra cara:¡No!. Miramos de frente para comprobar que no nos hemos equivocado y comprobamos que, en efecto, nos ha dicho no y además, nos mira desafiante porque está dispuesto a repetirnos ese no todas las veces que sea necesario.
Una situación nueva de esa envergadura es muy difícil que seamos capaces de asumirla en toda su dimensión y de encajarla con su valor. Lo normal es que nos sublevemos a ese no y tratemos de imponer nuestro criterio, como hemos hecho cada día desde que ese menor salió del vientre de la madre. Lo normal es que nos hagamos los ciegos a lo que significa la evolución y las nuevas fases por las que ha de pasar el menor que está creciendo y apliquemos a ese no que nos contraría nuestra propia lógica, que dice que tenemos que insistir porque los pequeños no saben lo que quieren y somos nosotros los encargados de llevarles la verdad de cada cosa.
Pero lo que de verdad está pasando no es por ahí, es algo muy distinto. Lo que está pasando es que se ha puesto de manifiesto, por afirmarse frente a nosotros, diferenciarse y decir aquí estoy yo que puedo ponerme enfrente de ti y dejar claro que puedo opinar de otra manera y dejarte ver claramente que no quiero hacer en todo momento lo que tú mandes.
No es raro que signifique una fuerte frustración para los adultos que lo quieren ese primer no porque de algún modo pone en cuestión nuestro papel dentro de la crianza pero la verdad profunda es que ese no debe interpretarse como un signo claro de gozo y de alegría aunque signifique tenemos delante a una persona que se siente capaz de decirnos que es alguien y que nuestra actitud hacia ella debe ser modificada desde ese momento porque quiere hacerse presente frente a nosotros y dejar claro su criterio distinto al nuestro en algún caso.
Ni quiere decir que se subleva ni que no nos quiere ni que está reaccionando de manera hostil. Lo que sí quiere decir es que desde ese momento en adelante debemos cambiar nuestra manera de ver al menor y de tenerlo en cuenta de vez en cuando, cosa que él se encargará de dejar claro a través de un no, cada vez más claro y más frecuente que, si somos capaces de integrarlo a nuestra relación como hecho positivo y de crecimiento, será positivo en efecto, pero que si nos empeñamos en contradecir y en afirmar nuestra opinión frente a esos noes, esos noes se convierten en permanente foco de conflicto y en callejones sin salida que terminarán por ensombrecer nuestra relación con el pequeño y deteriorarla de manera irreversible con el tiempo. Porque, para sintetizar, podemos decir que el primer no que escuchemos de la boca de un pequeño, en realidad es un sí que nosotros debemos ver y seguir avanzando.
Buenos días Antonio:
ResponderEliminarMientras estaba escuchandpo es bella música de Albeniz, iba leyendote y reflexionando.
La verdad es que no se que decir.
Tengo dudas.
Y el miedo es que nos empiecen a tomar el pelo.
Pienso que hay que tratarlos con ternura, pero no dejarles hacer siempre su santa voluntad y enseñarles a que tengan un respeto
Actualmente donde yo vivo, hay muchos jardines
A veces veo niños muy maleducados.
En fin me has dejado un tema para continuar reflexionando y mucho, ya que tengo una nieta de cinco años.
Besos, Montserrat
Ese NO es tan importante en la relación con un niño, que las veces que he presenciado la oposición de la madre intentando doblegar la negación a su capricho, me he sentido tan mal que tirando balones fuera, he tratado de hacerle entender (al adulto) que es estupendo que si no quiere "darle un beso a la tía Ana" ya se lo dará cuando le apetezca!!
ResponderEliminarPerdona por simplicar toda tu exposición a este ejemplo tan somero, pero lo he vivido tantas veces, que inmediatamente me ha venido a la cabeza.
Como siempre es un gustazo seguir tus razonamientos y saberes.
Mil besos, Antonio.
Como siempre me dejas pensativa, reflexionando. Siempre pensé que educar a un niño no es tarea fácil y menos cuando se cuenta con la opinión de dos personas, en este caso, padre y madre, pues en ocasiones tienen pensamientos diferentes.
ResponderEliminarEl que un niño te diga "no" creo que es buenísimo pues está dándonos a entender que empieza a surgir su personalidad, su yo intrínseco...es bueno moldear algunas de sus conductas pero esa personalidad tiene que salir a relucir.
No sé si voy por buen camino
Un beso
Maestro, efectivamente esos "no" son necesarios para su diferenciación. Poco a poco el niño va haciéndose a si mismo. Esta es una de las etapas del desprendimiento, pero después llegarán otras, como la famosa y dura adolescencia.
ResponderEliminarUn abrazo y te felicito por tu blog. Creo que deberías escribir un libro, enseñaría mucho a los padres y educadores.
Un abrazo
¡¡Hola Antonio!!
ResponderEliminarMe parece muy interesante éste post...a mí, a día de hoy...todavía me sigue costando en ciertas ocasiones decir NO con claridad y rotundidad...sin dar mas explicaciones...y espero hasta que al final no queda otra alternativa que decirlo...jejejejeje...
En el fondo...siento que mi corazón late con el ímpetu de mi infancia...e intuyo que será por siempre así... ;)
Gracias por compartir tu sabiduría con nosotr@s...
Recuerdos de "La Cajita de Música"...♥
Hola Antonio !
ResponderEliminarEsos NO son tan necesarios como los SI - cuando empiezan a decir NO me encantan :)) se afirman a si mismos, empiezan a darse cuenta de que ellos tambièn estan aqui y tienen su imporancia entre los adultos.
Cuando un niño dice NO por primera vez en maravilloso !
Hermoso post Antonio.
Un beso
Aurora