La semana pasada nos encontramos de golpe y porrazo con el tema del apagón. Creía que debíamos hablar del asunto pero dado lo insólito del acontecimiento, los recursos para ofrecer una explicación razonable y comprensible me resultaron bastante limitados. Decidí dar un vistazo a la prensa publicada y me encontré varios artículos que explicaban el acontecimiento con una solvencia y un rigor que yo no tenía, ni tengo. Opté, como habéis podido ver, por ofreceros el que me pareció mejor y lo puse, ofreciendo los datos correspondientes sobre su autora y sobre el medio en el que salió publicado. Sirva esta entrada como aclaración, cosa que en aquel momento no se me ocurrió, seguramente llevado por las dudas previas y por la necesidad de publicar en el tiempo correspondiente. No me gustó demasiado la solución que adopté y procuraré repetirla lo menos posible, pero no renuncio a reconocer que uno no sabe de todo lo que quiere comunicar y, afortunadamente, disponemos de recursos a la mano para ofrecer salidas dignas ante dificultades que se antojan superiores al autor de este humilde Blog, en cualquier otro momento.
Una vez aclarada la anomalía de la semana pasada me parece importante entrar en materia. Los asuntos que teníamos: dana, apagón, robo de cables de cobre, guerras de Gaza y Ucrania, junto a lo nuevo de la elección del nuevo papa León XIV, que nos ha llegado en estos días. Quizá algunas puntualizaciones porque la atención no se disperse demasiado. La dana va saliendo del nivel de las opiniones y ha entrado en el nivel judicial por lo que, respetando la libertad de expresión, estaría bien seguir el recorrido de la jueza de Catarroja que nos va llenando el caso de datos que, en muchos casos, nos faltaban. Sobre el apagó se dice que va para largo por la complejidad del asunto y se le da un plazo entre tres y seis meses para aclarar los intríngulis de esta insólita secuencia. Mientras tanto, ahí vamos, mientras tanto, para no aburrirnos con renovables para arriba y nucleares para abajo, sin subir mucho más que del terreno de las opiniones. Dejemos que el tiempo pase, mientras tanto. Del robo de cobre, poco que contar. Unos cuantos cientos de euros han sido capaces de organizar un lío importante de paradas no previstas y de pasajeros parados durante horas en medio de las vías, aprovechando zonas libres de vigilancia. Sobre las guerras pendientes lo que mejor sabemos es seguir contando muertos de un sitio y de otro, sin terminar de ver luz al final de ninguno de los túneles pendientes.
Y queda lo del papa, de lo que parece que vamos saliendo, una vez que el nuevo pontífice ya se encuentra elegido y tomando posesión de sus aposentos para iniciar su mandato. Sabemos que se trata de León XIV, nacido en Chicago de padre francés y madre andaluza de Córdoba que ha pasado media vida en la diócesis de Chiclayo, en el norte de Perú, para quienes es el, padre Roberto, pese a que su nombre es Robert Francis Prevost Martínez, agustino y misionero, ciudadano del mundo, al que le deseamos que no le falte el esfuerzo en el ímprobo trabajo de tender puentes y de coser conflictos que se encuentran enconados y sin solución a la vista, por el momento. Aunque de talante bien distinto a su antecesor Francisco, fue Francisco en que lo llevó a Roma y todo hace pensar que los objetivos de ambos se encuentran enfocados en la misma dirección, por lo que podemos estar tranquilos que las directrices de la iglesia se van a mantener firmes, salvando, naturalmente, las condiciones personales de cada uno.
Con lo que va escrito podemos estar al día, si bien los términos que elegimos para nombrar cualquiera de los asuntos se nos van de la boca y abusamos descaradamente de los “históricos” y similares, como si a cada cosa que nos acontece haya que darle un carácter excepcional. Seguramente gastaremos los términos aplicados en cada caso, con lo bien que podríamos vivir con un poco de discreción y sin salirnos del plato a cada momento.
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