Ayer
se culminaron, por fin, las larguísimas exequias por el fallecimiento del papa
Francisco con el traslado de sus restos a la Basílica de Santa María la Mayor,
a 6 kilómetros de San Pedro, tal como él había dejado dispuesto, desde el
inicio de su mandato. Toda una semana de ceremonias mortuorias, siguiendo los
cánones establecidos por la larga tradición eclesiástica que se viene
repitiendo desde siglos. Ya los musgos y
la yedra,/ abren con dedo seguro/ la flor de tu calavera./ De la noche a la
mañana nos hemos quedado solos, sin soporte intermedio alguno entre toda la
cultura religiosa de la Iglesia Católica y la personal intimidad de los
miembros que siguen sus enseñanzas. Nada nuevo bajo el sol. ¡También se muere el mar!, que dijo el
poeta. Lo suyo podría ser recogerse cada uno en sí mismo, asumir el vacío que
se nos ha quedado y asumir que la vida sigue. Debe reunirse el Cónclave de los
130 electores y, según su mejor entender, acumular los 90 votos imprescindibles
para encontrar un sucesor legítimo al frente del obispado de Roma, cabeza
visible de la Iglesia y sucesor de Pedro.
Poniéndose
en lo más sencillo del procedimiento sucesorio, así debía de ser, pero ayer
mismo tuvimos ocasión de presenciar que el acontecimiento de despedida oficial
de Francisco, tuvo de todo menos de sencillo. Encontramos concentrados en la
Plaza de San Pedro casi todo el poder representativo de este mundo.
Teóricamente como señal de respeto del papa difunto, pero, saltándose todos los
protocolos habidos y por haber, alguno estuvo masticando a discreción pastillas
de chicle o improvisando un par de sillas para matizar los términos de la
guerra de Ucrania que, después de más de tres años, parece que va llegando el
momento de ponerle fin. Queda pendiente, ya veremos para cuando, terminar la
masacre del pueblo palestino, que lo tenemos un poco bajo cuerda, para que no se le vea a Israel
su verdadero rostro, que arrastra a estas alturas más de 50000 muertos a sus
espaldas, toda la franja de Gaza hecha un cristo y Cisjordania ocupándose de
manera implacable, para que la solución tradicional de los dos estados se vaya
convirtiendo en un absurdo por muerte sistemática del pueblo palestino.
Los
medios de comunicación no nos permitirán meditar en paz las consecuencias de la
desaparición física de Francisco y la necesidad de que una nueva cabeza visible
alcance los 90 votos mínimos de los electores acreditados. Me barrunto que
seguirá el trasiego procedimental de los días que faltan para iniciar el
Cónclave, con las comidillas de unos y de otros que irán sintetizando las
distintas corrientes de opinión que, una vez concentrados bajo llave los electores, las distintas corrientes de
opinión terminen de configurarse y sinteticen los votos alrededor de los
criterios fundamentales y materializados en un
candidato determinado que termine siendo el sucesor que se espera. En
los días que faltan para iniciar el Cónclave, creo que vamos a continuar con el
ruido interesado de unos y de otros que tenemos que suponer que colaboran a la
configuración de los criterios que han de construir los estados de opinión que
terminarán centrados en el candidato.
En la vida que llevo a las espaldas ya he vivido 7 procesos de selección y las tendencias han sido distribuido en las tendencias han sido diversas, de modo que no ha sido posible predecir un resultado u otro teniendo en cuenta los criterios de los que partíamos. Algo así sucede en el que está a punto de comenzar en unos días. Sabemos que el 80% de los electores han sido designados previamente por el papa Francisco. Se podría colegir que los resultados podrían ser más o menos previsibles, pero según esas previsiones, el propio Francisco no debería haber sido elegido, viniendo como venía de unas previsiones derivadas de Benedicto XVI, que se manifestaron bien alejadas de su modo de pensar que conocimos después. Algo parecido puede suceder con los designados por Francisco. Muchos opinan que los resultados deben parecerse a la línea que marcó Francisco, pero la realidad puede concluir de muy distinta manera. Ya daremos cuenta en su momento.
Sabía que escribirías sobre esto.
ResponderEliminarLo esperaba.
Buena reflexión, como siempre.
Un enorme abrazo 🤗❤️😘
Feliz domingo