De las
miles de situaciones que nos rodean, que nos determinan, en cada momento, uno
decide centrarse en las que considera más sustantivas para profundizar en
ellas, convencidos de que pueden ser las
de mayor contenido comunicativo. Las noticias de por sí no son sino señales que
la vida nos ofrece y, la persona que desea comunicar, se para frente a
cualquiera de ellas e intenta desentrañar su contenido, con el fin de
compartirlo con el público al que pretende dirigirlo, empezando por sí mismo,
que tiene que trasformar en palabras, con un contenido concreto y con una
dirección determinada, aquello que desea comunicar en cada caso. Todo este
prolegómeno antes de mostrar las palabras con las que me voy abriendo ante vosotros, para mal y para
bien. El desastre de Valencia, los pueblos de su cinturón sur, alrededor del
Barranco del Poyo, me parece que requiere algunas palabras más y me arriesgo a
formularlas para mi propia tranquilidad y por si alguien que se pare a leerme,
le apetezca compartir.
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vidas se han perdido hasta el momento y quedan 50 desaparecidos por dilucidar
qué ha sido de ellos. Se han destrozado alrededor de 100000 coches, arrastrados
por la corriente de agua caída del cielo, no tanto en la zona inundada, que
recibió una cantidad de lluvia diversa, pero que no llevaba un peligro
alarmante de por sí. El verdadero drama se fraguó en la parte alta de la
provincia, unos 770 litro por metro cuadrado, que bajó con toda su fuerza hasta
encontrar el mar, sobre todo por el Barranco del Poyo, arrastrando todo lo que
encontraba a su paso e inundando todos los bajos de los pueblos linderos a su
cauce. Se ha dicho que en el momento dc mayor crecida alcanzó hasta cinco veces
el volumen del Ebro, cuando con frecuencia su cauce baja seco. Los técnicos
avisaron del peligro, alerta roja, pero las autoridades autonómicas no actuaron
en consecuencia y se vieron sorprendidas por la riada, que los cogió por
sorpresa. El resultado ha sido un drama insólito de consecuencias desconocidas,
en vidas humanas perdidas y en daños materiales.
Ayer
pudimos ver una enorme manifestación ciudadana de más de 100000 personas en la
ciudad de Valencia protestando por el trato
recibido por los damnificados por la riada y pidiendo la dimisión del
Presidente de la Comunidad Autónoma Valenciana y su gobierno, acusándolos de
incompetentes para hacer frente a un desastre de las dimensiones vividas por
los habitantes de los pueblos del cinturón sur de la ciudad, que siguen sintiéndose
solos y abandonados por sus gobernantes, quienes después de 11 días del
dramático 29 de Octubre, noche del desastre, nadie asume la responsabilidad
ocasionada y sólo andan interesados en eludir las propias responsabilidades y buscando
responsables en otros niveles gubernamentales que no les afecten, cayendo en
sus manifestaciones en mentiras flagrantes que le gente no se cree. Ayer
tuvimos ocasión de comprobar hasta qué punto la mayoría dejó claro en la calle su desacuerdo con los
argumentos de su gobierno y pidiendo su dimisión por su preocupación por eludir
sus responsabilidades personales, en vez de por resolver los problemas de la
gente, ocasionados por semejante desastre.
No me parecería honesto cerrar este texto sin hacer una alusión, al menos, a los resultados electorales en EEUU, en los que el candidato republicano, Donald Trump, ha ganado claramente las elecciones a la candidata demócrata Kámala Harris con una margen de votos incontestable, superior a los cinco millones. En España se había publicado una encuesta, sobre cómo serían los resultados en el caso de que tuviéramos que votar nosotros y Kámala ganaba con el 63 por ciento de los encuestados. Cuando hemos conocido los resultados de verdad nos hemos dado cuenta de que nuestro discurso dominante estaba viciado y no tenía mucho que ver con el pensamiento de los votantes de ese país. A muchos se nos ha quedado el cuerpo frío con los resultados, respetables como siempre, pero que tendremos que digerir como podamos.
Sobrecogedores momentos nos está tocando vivir, por un lado la catástrofe de Valencia y por otro el avance de una derecha rancia y petulante a la que le importa muy poco la población. Ahora más que nunca es cuando tenemos que unir fuerzas y mostrar que existen otras formas de pensar y de actuar.
ResponderEliminarGracias Antonio por tus reflexiones. Un abrazo
ResponderEliminarOtro abrazo para tí.
EliminarYa lo has dicho todo.
ResponderEliminarY concuerdo...
Nada que añadir.
Demasiado demoledor todo lo que ocurre.
Besotes y feliz domingo, amigo querido.
Si, bastante lamentable está situación en Valencia; sin comparación alguna los desastres que ocurren en un país o en otro, vidas perdidas, hogares destruidos nos deja más que arrugado el corazón. Abrazo cada una de tus palabras que sé son escritas con total sentimiento de empatía. Besos mí guapo.
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