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domingo, 14 de julio de 2024

DESENLACE


         No está directamente relacionado con nuestro tema de esta semana, más centrado en Europa, pero considero que tiene una relevancia general y debemos comentarlo. Hace unas horas, en un  mitin en Pensilvania, Donald Trump ha sido herido de bala en una oreja. Han muerto dos personas,  una de ellas, el agresor. Trump ha sido atendido por su servicio de seguridad y su herida no reviste gravedad. Creo que cualquier demócrata debe condenar estos procedimientos violentos para dirimir diferencias políticas, por profundas que sean. La democracia tiene sus reglas y, entre ellas no se encuentra la violencia en ningún caso. Joe Biden, su contrincante hasta el momento, por el partido demócrata, ya se ha apresurado en condenar el atentado y en reclamar juego limpio para defender cada candidato sus legítimas propuestas.



         Nuestro asunto, de todas formas estaba centrado en Francia que, el domingo pasado elegía en segunda vuelta un candidato para presidir el gobierno. Todas las encuestas daban una clara victoria a la candidata de la extrema derecha de Marie Le Pen, si bien en los últimos días no le garantizaban la mayoría absoluta, imprescindible para hacerse con el gobierno. El lunes pasado ya conocíamos que la realidad era que todas las fuerzas en liza habían subido significativamente en votos, pero era la izquierda la que había ganado y la fuerza de la señora Le Pen había quedado la tercera y sin opciones para gobernar. Parece que toda Europa respiró tranquila porque la posibilidad de que la ultraderecha hubiera conseguido el gobierno francés hubiera significado que toda Europa hubiera entrado en crisis porque uno de sus puntales, Francia,  hubiera cambiado significativamente con la ultraderecha en su gobierno y la incertidumbre que hubiera supuesto para el resto de los miembros de la Unión.



De todas formas, las espadas permanecen en alto porque la izquierda debe ofrecer un candidato o candidata que sea representativo de la fuerza ganadora, pero que pueda ser aceptable para el centro político, que también lo debe apoyar. El presidente Macron intenta retrasar el cambio de gobierno con la excusa de los inminentes juegos olímpicos, mientras la izquierda se pone de acuerdo para encontrar una candidatura satisfactoria. El resultado final es que Europa respira tranquila, por ahora, a pesar de que las fuerzas de ultraderecha siguen subiendo en votos.



         Mientras toda Europa se afana en contener el ascenso de la ultraderecha, en España hemos visto cómo Vox ha decidido sorprender a todo el mundo, sobre todo al PP, dejando de colaborar en el gobierno de cinco comunidades autónomas, con las que venía colaborando, y amenazando con eliminar su apoyo aen los 140 ayuntamientos con los que gobierna desde hace un año. El argumento que ha desencadenado la discrepancia ha sido el de ofrecer solidaridad al gobierno de Canarias para compartir la sobrecarga de inmigración  de menores no acompañados, menas, que sufre en este momento y la que se espera que llegue en el futuro próximo, Mientras la exigencia de Vox es la de que sean devueltos a sus países de origen y que nuestra armada se haga presente en las aguas internacionales para frenar a los cayucos que se encuentren en el camino y que se les impidan el acceso a nuestras costas.

         El movimiento de Vox se interpreta como un favor al PP, si bien ahora se encuentra  en minoría en las comunidades autónomas en las que gobernaba con Vox y la situación de los 140 ayuntamientos se queda como estaba, al menos por ahora, si bien la situación entre ambos partidos ha subido bastante de tensión. La novedad se percibe porque, hasta el momento, estas tensiones y discrepancias se han producido, sobre todo, en la izquierda mientras que, aunque la izquierda sigue sin ponerse de acuerdo, como siempre, ahora es la derecha la que tensiona la situación general, mientras termina de resolver sus contradicciones.



iones.    


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