No
está directamente relacionado con nuestro tema de esta semana, más centrado en
Europa, pero considero que tiene una relevancia general y debemos comentarlo.
Hace unas horas, en un mitin en
Pensilvania, Donald Trump ha sido herido de bala en una oreja. Han muerto dos
personas, una de ellas, el agresor.
Trump ha sido atendido por su servicio de seguridad y su herida no reviste
gravedad. Creo que cualquier demócrata debe condenar estos procedimientos
violentos para dirimir diferencias políticas, por profundas que sean. La
democracia tiene sus reglas y, entre ellas no se encuentra la violencia en
ningún caso. Joe Biden, su contrincante hasta el momento, por el partido
demócrata, ya se ha apresurado en condenar el atentado y en reclamar juego
limpio para defender cada candidato sus legítimas propuestas.
Nuestro
asunto, de todas formas estaba centrado en Francia que, el domingo pasado
elegía en segunda vuelta un candidato para presidir el gobierno. Todas las
encuestas daban una clara victoria a la candidata de la extrema derecha de
Marie Le Pen, si bien en los últimos días no le garantizaban la mayoría
absoluta, imprescindible para hacerse con el gobierno. El lunes pasado ya
conocíamos que la realidad era que todas las fuerzas en liza habían subido
significativamente en votos, pero era la izquierda la que había ganado y la
fuerza de la señora Le Pen había quedado la tercera y sin opciones para
gobernar. Parece que toda Europa respiró tranquila porque la posibilidad de que
la ultraderecha hubiera conseguido el gobierno francés hubiera significado que
toda Europa hubiera entrado en crisis porque uno de sus puntales, Francia, hubiera cambiado significativamente con la
ultraderecha en su gobierno y la incertidumbre que hubiera supuesto para el
resto de los miembros de la Unión.
De todas formas, las espadas permanecen en alto
porque la izquierda debe ofrecer un candidato o candidata que sea
representativo de la fuerza ganadora, pero que pueda ser aceptable para el
centro político, que también lo debe apoyar. El presidente Macron intenta
retrasar el cambio de gobierno con la excusa de los inminentes juegos
olímpicos, mientras la izquierda se pone de acuerdo para encontrar una
candidatura satisfactoria. El resultado final es que Europa respira tranquila,
por ahora, a pesar de que las fuerzas de ultraderecha siguen subiendo en votos.
Mientras
toda Europa se afana en contener el ascenso de la ultraderecha, en España hemos
visto cómo Vox ha decidido sorprender a todo el mundo, sobre todo al PP,
dejando de colaborar en el gobierno de cinco comunidades autónomas, con las que
venía colaborando, y amenazando con eliminar su apoyo aen los 140 ayuntamientos
con los que gobierna desde hace un año. El argumento que ha desencadenado la
discrepancia ha sido el de ofrecer solidaridad al gobierno de Canarias para
compartir la sobrecarga de inmigración
de menores no acompañados, menas, que sufre en este momento y la que se
espera que llegue en el futuro próximo, Mientras la exigencia de Vox es la de
que sean devueltos a sus países de origen y que nuestra armada se haga presente
en las aguas internacionales para frenar a los cayucos que se encuentren en el
camino y que se les impidan el acceso a nuestras costas.
iones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario