Seguidores

domingo, 20 de agosto de 2023

TAL DÍA COMO HOY

 


         Acaba de amanecer y ya no está Federico. Quizá ni se ha enfriado todavía su cadáver. ¡Por maricón! Recibió, seguramente después de muerto ya, el último tiro en el culo de la mano de su primo Trescastro. Perdónalos, señor, que no saben lo que hacen. Otra mentira más con la que muchos hemos crecido. Un PERRO ANDALUZ que será inmortalizado por una película realizada por sus amigos Buñuel y Dali, todavía en vida, por haber publicado una porquería llamada EL ROMANCERO GITANO. Qué agudeza de visión, qué mirada más certera la de estos dos genios. Un intento de muerte que tal vez anunciaba la definitiva, la madrugada del 20 de Agosto de 1936, una vez el odio desatado. En odio fuimos expertos muchas veces pero en nuestra Guerra Civil, los militares sublevados contra el gobierno legítimo de la República Española obtuvieron sobresaliente cum laude. Lo de Federico, al final es sólo una anécdota. Uno más entre tantos miles de muertos que regaron de fosas comunes y de cunetas la geografía española con la impagable colaboración de Mussolini y de Hitler y la cobardía de las democracias europeas.



         Federico no es más que uno entre miles, que cayeron como él  y que la mayoría siguen caídos mientras algún presidente del PP, Pablo Casado, sigue diciendo que su recuerdo no es más que la guerra de los abuelos. Que no debe haber otro recuerdo que el olvido. ¡Viva la convivencia que se fundamenta en el odio y en la muerte! Lo mejor es pasar por el BARRANCO DE VÍZNAR de la mano de tu padre cada domingo y escuchar de su boca: Mira niño esos pinos, con qué salud crecen. Sus raícen tienen jugo suficiente de donde alimentarse. Me explicaba que unos estaban de arriba abajo y otros, de derecha a izquierda. Así se mantenían seguros y no se resbalaban. ¡Qué más da cuantos fueran!. Demasiados sin duda. Ahora, al cabo de los años, casi de tapadillo, va saliendo su recuerdo en forma de huesos mientras algún presidente de gobierno, Mariano Rajoy, se pavoneaba diciendo que en su presupuesto, la cantidad asignada para la Memoria Histórica es 0 y hacía el cero con los dedos de su mano, por si a alguien no le había quedado claro.



         He crecido jugando frente a la placa de la iglesia de mi pueblo dedicada a la memoria por los caídos por Dios y por España. Debajo de ella he jugado y he crecido en la ignorancia de la división inmensa que significaba. Todavía está la señal de donde estuvo y en mi memoria nunca se borrará el recuerdo de tanta ignominia de vivir en un país en el que sólo hay españoles envueltos en una bandera y luego muertos ignorados en sus fosas correspondientes después de 80 años. Cualquiera que pretenda pedir dignidad para su recuerdo porque fueron tan españoles como Franco, por lo menos, todavía son dudosos y merecen ser mirados de refilón. Lo último que he conocido es que en EL BARRANCO DE VÍZNAR puede que haya unos 200 cadáveres, de los cuales parece que ya se han identificado unos 80. Federicos todos cuya muerte fue producto del odio y de la traición a su patria de los que se levantaron contra su gobierno, por más que sus descendientes sigan dándonos lecciones de constitucionalismo, como si España siga siendo su cortijo.



         Ni he conocido otra guerra que la que he contado, en 2023, cuando he alcanzado los 76 años, y prefiero morirme mil veces antes que conocer ninguna, por más que la de Ucrania y tantas otras silenciadas, nos rodeen por los cuatro puntos cardinales. Sé que me expreso un poco deslavazado pero he preferido eso, tal como me ha venido a la cabeza de la mano de mi padre, que en paz descanse, que aunque él no lo quisiera luchó con los vencedores por ser hijo de viuda según decía, prefiero estos flases de aquí y de allá en la primera vez que trato el tema por miedo, por silencio y por vergüenza sobre un tiempo que sigue presente entre nosotros mientras exista una sola familia que reclame dignidad para un antepasado, cuyos restos sigan abandonados en una cuneta o en una fosa común por el delito de haber dado su vida por España, su país. Un nardo lorquiano a cada muerto olvidado, hasta el momento presente, y justicia para los caídos, aunque muchos no fueran por Dios ni por aquel ejército sublevado.     



     

4 comentarios:

  1. Una prosa poética DESGARRADORA, y muy buena. Precioso y merecido homenaje. Magnifico y doliente. Gracias. Felicidades. Feliz domingo portazo. Besos

    ResponderEliminar
  2. Magnífica prosa poética para honrar a Federico. Muy bueno. Eres genial. Felicidades. Enhorabuena. Feliz domingo poetazo. Otro artículo de libro. Besos ❤️😘🫂

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado esta magnífica reflexión…. GRACIAS

    ResponderEliminar
  4. Semejantes palabras hacen que uno se estimule. Un abrazo.

    ResponderEliminar