Acaba
de amanecer y ya no está Federico. Quizá ni se ha enfriado todavía su cadáver.
¡Por maricón! Recibió, seguramente después de muerto ya, el último tiro en el
culo de la mano de su primo Trescastro. Perdónalos, señor, que no saben lo que
hacen. Otra mentira más con la que muchos hemos crecido. Un PERRO ANDALUZ que será inmortalizado
por una película realizada por sus amigos Buñuel y Dali, todavía en vida, por
haber publicado una porquería llamada EL
ROMANCERO GITANO. Qué agudeza de visión, qué mirada más certera la de estos
dos genios. Un intento de muerte que tal vez anunciaba la definitiva, la
madrugada del 20 de Agosto de 1936, una vez el odio desatado. En odio fuimos
expertos muchas veces pero en nuestra Guerra Civil, los militares sublevados
contra el gobierno legítimo de la República Española obtuvieron sobresaliente
cum laude. Lo de Federico, al final es sólo una anécdota. Uno más entre tantos
miles de muertos que regaron de fosas comunes y de cunetas la geografía
española con la impagable colaboración de Mussolini y de Hitler y la cobardía
de las democracias europeas.
Federico
no es más que uno entre miles, que cayeron como él y que la mayoría siguen caídos mientras algún
presidente del PP, Pablo Casado, sigue diciendo que su recuerdo no es más que
la guerra de los abuelos. Que no debe haber otro recuerdo que el olvido. ¡Viva
la convivencia que se fundamenta en el odio y en la muerte! Lo mejor es pasar
por el BARRANCO DE VÍZNAR de la mano
de tu padre cada domingo y escuchar de su boca: Mira niño esos pinos, con qué
salud crecen. Sus raícen tienen jugo suficiente de donde alimentarse. Me
explicaba que unos estaban de arriba abajo y otros, de derecha a izquierda. Así
se mantenían seguros y no se resbalaban. ¡Qué más da cuantos fueran!.
Demasiados sin duda. Ahora, al cabo de los años, casi de tapadillo, va saliendo
su recuerdo en forma de huesos mientras algún presidente de gobierno, Mariano
Rajoy, se pavoneaba diciendo que en su presupuesto, la cantidad asignada para
la Memoria Histórica es 0 y hacía el cero con los dedos de su mano, por si a
alguien no le había quedado claro.
He
crecido jugando frente a la placa de la iglesia de mi pueblo dedicada a la
memoria por los caídos por Dios y por España. Debajo de ella he jugado y he
crecido en la ignorancia de la división inmensa que significaba. Todavía está
la señal de donde estuvo y en mi memoria nunca se borrará el recuerdo de tanta
ignominia de vivir en un país en el que sólo hay españoles envueltos en una
bandera y luego muertos ignorados en sus fosas correspondientes después de 80
años. Cualquiera que pretenda pedir dignidad para su recuerdo porque fueron tan
españoles como Franco, por lo menos, todavía son dudosos y merecen ser mirados
de refilón. Lo último que he conocido es que en EL BARRANCO DE VÍZNAR puede que haya unos 200 cadáveres, de los
cuales parece que ya se han identificado unos 80. Federicos todos cuya muerte
fue producto del odio y de la traición a su patria de los que se levantaron
contra su gobierno, por más que sus descendientes sigan dándonos lecciones de
constitucionalismo, como si España siga siendo su cortijo.
Ni he conocido otra guerra que la que he contado, en 2023, cuando he alcanzado los 76 años, y prefiero morirme mil veces antes que conocer ninguna, por más que la de Ucrania y tantas otras silenciadas, nos rodeen por los cuatro puntos cardinales. Sé que me expreso un poco deslavazado pero he preferido eso, tal como me ha venido a la cabeza de la mano de mi padre, que en paz descanse, que aunque él no lo quisiera luchó con los vencedores por ser hijo de viuda según decía, prefiero estos flases de aquí y de allá en la primera vez que trato el tema por miedo, por silencio y por vergüenza sobre un tiempo que sigue presente entre nosotros mientras exista una sola familia que reclame dignidad para un antepasado, cuyos restos sigan abandonados en una cuneta o en una fosa común por el delito de haber dado su vida por España, su país. Un nardo lorquiano a cada muerto olvidado, hasta el momento presente, y justicia para los caídos, aunque muchos no fueran por Dios ni por aquel ejército sublevado.
Una prosa poética DESGARRADORA, y muy buena. Precioso y merecido homenaje. Magnifico y doliente. Gracias. Felicidades. Feliz domingo portazo. Besos
ResponderEliminarMagnífica prosa poética para honrar a Federico. Muy bueno. Eres genial. Felicidades. Enhorabuena. Feliz domingo poetazo. Otro artículo de libro. Besos ❤️😘🫂
ResponderEliminarMe ha encantado esta magnífica reflexión…. GRACIAS
ResponderEliminarSemejantes palabras hacen que uno se estimule. Un abrazo.
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