Seguidores

domingo, 18 de julio de 2021

DESMADRE


         Cuando alcanzamos en un par de días el 50% de personas vacunadas completas y oteamos en breve plazo la tan lejana cota del 70%, lo que significaría, según las previsiones iniciales, la inmunidad de rebaño, o sea, que todos podemos darnos por inmunizados, con lo que el gobierno habría cumplido con el compromiso de que lo conseguiríamos antes de que terminara el verano. Con las particularidades introducidas por la variante delta, que nos llega de la India hay algunas dificultades adcionales porque introduce un nivel de infección superior al de la variante británica, que fue con la que iniciamos la vacunación. En cualquier caso, nada que no esté a nuestro alcance a estas alturas. Si hubiera que llegar al 80% de inmunidad lo conseguiríamos  en diez días más de vacunación y tenemos vacunas suficientes para cubrir la nueva demanda. Los mayores de 40 años estarían inmunizados por completo.



         Por dar a la población alguna alegría se suprimió la obligatoriedad de mascarillas en espacios exteriores y en menos de un mes nos encontramos con que la curva de infección vuelve a subir casi verticalmente y, además, con gente joven, que es la que falta por vacunar. Los viajes de estudios y las vacaciones de verano han traído de nuevo aglomeraciones descontroladas, como si fuéramos incapaces de entender que el virus sigue vivo y que la precaución de guardarnos de él sigue presente y debe ser de cada uno, cumpliendo las medidas de protección establecidas. Resulta sorprendente la facilidad con la que olvidamos las normas que ya sí conocemos, si bien es comprensible que la fatiga pandémica esté haciendo mella en todos nosotros porque la epidemia supera ya los quince meses de vida y cuesta mucho mantener la tensión del cuidado, sobre todo en determinadas franjas de edad. La conclusión es que esta quinta ola infecta a menos de un 10% de los vacunados con pauta completa, que son los mayores y supera en cambio los 1000 en las edades de 15 a 30 años, con lo que tenemos miles de infectados nuevamente, si bien la gravedad dista mucho de los niveles que conocíamos.



         La incidencia acumulada a día de hoy supera de nuevo los 500 por cien mil habitantes pero los ojos con que tenemos que mirar las cifras y valorarlas tienen que ser otros porque la mayoría de los nuevos infectados son asintomáticos o leves y sin vacunas completas. Hay, por tanto, que modificar los presupuestos iniciales de proponer la ampliación de vacunas para estas edades que no se contemplaban en un principio porque el nuevo curso está a la vuelta de la esquina y disponemos de dosis suficientes. Lo que no cambia desde el primer día de la pandemia es la guerra política que se traen los partidos que, lejos de suavizar las dificultades, lo que hacen es acrecentarlas hasta niveles insólitos y desconocidos hasta el momento. Y eso que los expertos no paran de insistir en que la unidad de criterio en el combate contra el virus suavizaría las dificultades y nos haría la vida más fácil a todos.



         No podemos extrañarnos demasiado de las discrepancias porque la democracia es precisamente el juego de poderes y contrapoderes que presionan cada día y hacen que nadie pueda olvidarse de que sus criterios han de jugar con los del de enfrente, que son distintos y tan legítimos como los suyos. Lo que sucede es que en una ápoca tan particular como la que atravesamos, que es nueva para todos, sería bastante deseable alcanzar acuerdos de mínimos para que entre todos alcanzáramos cuanto antes la salida y no estar cada día enredados con guerras internas que nos complican la vida un poco más de lo que nos la está complicando el virus. Muchas veces da la sensación de que hay quien está empeñado en que, cuanto peor, mejor. Como si lo único que importara fuera alcanzar el poder a cualquier precio y pasando por encima de las enormes dificultades por las que estamos atravesando. Me gustaría decir que estamos aprendiendo pero me temo que cada día nos volvemos un poco más implacables y ponemos en circulación actitudes y criterios más despiadados. Creo que terminaremos saliendo de esta, a pesar de nosotros.   


1 comentario:

  1. Estupenda y muy buena esta nueva crónica para la Historia.
    Clara, concisa y precisa.
    Estoy deseando que salgan las nuevas y más potentes vacunas, a ser posible las españolas, que con una sola dosis, nos proporciona un 100% de protección.
    Tercera dosis que veo más que NECESARIA, científicamente hablando, dadas las nuevas variantes resistentes y peligrosísimas, como la Delta y otras.
    Vacuna diferente, claro. Con diferentes espinas y proteínas de ADN.
    En mi caso, que tengo las dos primeras de AstraZeneca, si antes de seis o siete meses no está disponible la española, lo recomendable es que sea de Pfizer o Moderna...
    No me lío más.
    De nuevo, muchas felicidades y gracias.
    Te extraño mucho.
    Besos, amigo.

    ResponderEliminar