Cuando
discutimos y mi hija Elvira quiere quedar por encima me tira a la cara esta
frasecita, en veces las cosas no
son como uno quiere y normalmente se
sale con la suya porque la frase me hace mucha gracia. No sé de dónde se la ha
sacado. Estos días está España encendida con la educación porque algún partido
se empeña en que puede condicionar la escuela pública y decir a los profesores
qué partes del currículo son aceptables para sus hijos y cuáles no. Y lo que
podría ser una saludable relación dialéctica entre padres y maestros para
mejorar los contenidos que se les ofrecen a los pequeños se convierte en una
guerra sin sentido en donde una serie de familias exigen que sus hijos asistan
a determinadas enseñanzas y prescindan de otras en función de los criterios
familiares. Como el asunto no está sacado a la luz de manera dialogada sino
impuesta parece que van a tener que ser los jueces de nuevo los que metan mano y
diriman el asunto. No hace tanto las familias pudientes no llevaban sus hijos a
la escuela y tenían en casa sus profesores particulares. Nadie se metía en los
programas que estudiaban. El asunto viene cuando la vida evoluciona, la escuela
pública se impone, se generaliza y parece que algunos pretenden seguir
imponiendo un currículo determinado.
Podríamos
decirles que se llevaran sus hijos a su casa y allí les enseñen lo que estimen
oportuno, pero no. Hoy sabemos que las cosas no son tan sencillas. Los hijos
son responsabilidad de sus familias, pero no son propiedad de nadie. Viven en
un mundo cada día más interdependiente en
el que nos necesitamos unos a otros cada día más y lo que tenemos que buscar no
son zonas de aislamiento sino más y más espacios de interdependencia porque ahí
es donde se encuentra la mayor riqueza. La llegada, por fin, de la escuela
pública ha venido a garantizarnos a todos grandes beneficios educativos para
todos. Yo he conocido cuando no era posible garantizar una plaza educativa
pública para todos. Esto dio origen a la enseñanza concertada con la idea de
que ayudara a garantizar una educación general básica. En ningún caso que se
convirtiera en sustituto del estado como garante de las plazas necesarias y de
los contenidos. Me resulta un poco ridículo referirme a estos temas porque me
parece que ya fueron motivo de tratamiento en los primeros ochenta y a estas
alturas deberían estar resueltos.
Tengo
la sensación de que la historia ha venido empujando en el sentido de que los
servicios públicos alcanzaran a todos los ciudadanos con la mayor calidad
posible y parece que en este momento hay determinadas personas que se creen con
el derecho de acotar para sus hijos aquellas materias que consideran adecuadas
y, desde sus casa intervenir en lo que deben estudiar o lo que no. Precisamente
en el momento en que hemos alcanzado unos niveles de calidad y de extensión
suficientes empezamos a tirar cada uno para su cortijo intentando parcializar
una educación cuyo mérito fundamental consiste precisamente en ser global y en
garantizar que todos tenemos acceso a ella. Es un poco el mundo al revés. Las
familias tienen garantizado un papel activo en la educación, siempre a través
del diálogo y para enriquecer con todos los aportes posibles los contenidos que
les lleguen a los pequeños. Eso forma parte de la estructura escolar en la que
nadie se considera en posesión de la verdad sino parte de un conjunto de
aportaciones que les pueden y deben beneficiar a los pequeños.
Tengo
la sensación de que lo que están buscando algunos en España es remar contra corriente
y eso me parece que es un empeño inútil. La política se hace indispensable para
avanzar pero a veces, y este caso parece una de ellas, lo que busca es
sencillamente una quimera. No creo que haya forma humana de aclararse si lo que
pretendemos es que cada niño lleve en sus manos una especie de recetario sobre
lo que su familia considera que debe estudiar o sobre lo que no. Si no formara
parte de la guerra ideológica que está a flor de piel por el cambio de
gobierno, diría que les dejáramos en paz, sencillamente porque no hay manera de
mantener una situación de discriminación por mucho tiempo. En estos momentos lo
urgente nos ensombrece en gran medida lo importante como una densa niebla que
espero que pase pronto y volvamos a la normalidad y a ver las cosas con una
cierta distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario