Los
cuatro elementos básicos de la vida: agua, aire, tierra y fuego no deben faltar
en ningún momento en el proceso educativo porque significan ni más ni menos que
las cuatro columnas sobre las que se asientan nuestros conocimientos. Si
pensamos en la estructura escolar podemos ver cómo estos elementos se
encuentran lejos de la estructura en la que se desenvuelven los pequeños lo que
produce un tipo de vida sin referencias sólidas por falta de apoyos básicos en
los que cimentar los aprendizajes. El único punto de referencia en el que se
asientan y la principal función de los
menores es la de seguir la palabra del
maestro. En honor a la verdad una estructura semejante garantiza mínimos de
bienestar y de estabilidad que socialmente se asumen como suficientes. Y en
algunos sentidos lo son, no cabe duda. Otra cosa es cuando nos paramos a pensar
el altísimo precio que hay que pagar por esos mínimos de estabilidad con que
nos damos por satisfechos.
La
estructura escolar mayoritaria aparece como desideologizada y solo interesada
en conseguir niveles mínimos de integración y de capacidad que homologuen los
conocimientos en la mayoría de los pequeños y esos niveles se consiguen
siguiendo las indicaciones de los maestros, pero a costa de que las iniciativas
individuales de los pequeños queden en casi todos los casos anuladas, ignoradas
o menospreciadas porque se convierten en focos de inestabilidad metodológica en
los que el estaff directivo no puede ejercer un dominio tan absoluto como el
que precisa una educación dirigida. Hablar, por ejemplo, de talleres de cocina
con pequeños equipos de pequeños que manipulen e intervengan en los alimentos
de los que se abastecen a diario. Ser capaces de fabricar sus panes en esos talleres
activos, cocerlos en hornos que la escuela ponga a disposición, hacer salidas
en grupo para adquirir los elementos básicos que nos van a servir para elaborar
nuestros platos elementales. Usar la vida a nuestro servicio e intervenir en
ella en calidad de protagonistas se ve sospechoso cuando no directamente hostil
al orden asentado.
Recuerdo
nuestras primeras experiencias de asambleas y de planificaciones al aire libre.
Diré en honor a la verdad que fueron facilitadas por la escasez de espacio
interior y por los altos niveles de agresividad que vivíamos con frecuencia. Lo
primero que constatamos con el aire libre fue como la agresividad bajaba de
manera significativa. Lo segundo era la diversidad de intereses que
manifestaban los miembros del grupo en función
de los distintos focos de atención que el espacio libre nos ofrecía en
los que cada individuo podía fijar su atención. Es verdad que no siempre la
climatología nos permitía disponer del patio como espacio de elaboración pero
el sólo hecho de disponer del aire, de las hojas de los árboles, del canto de
los pájaros, del sol o de la sombra como paredes naturales, hacía que nuestra
atención pudiera diversificarse y centrarse no sólo en la palabra del maestro
sino en los variados focos de atención que nos ofrecía nuestro espacio común.
Ha
llovido mucho desde aquellas sorpresas iniciales. La educación ha conseguido
alturas técnicas que en aquellos tiempos, los primeros ochenta, nos parecían
impensables, pero en ningún caso ha dejado de ser ideológica y hoy sigo
completamente convencido de que una escuela del orden es una ideología concreta
impuesta a los pequeños, exactamente lo mismo que una escuela diversa. No
quiero tampoco concretar demasiado sobre la diversidad porque comprendo que hay
muchas formas y todas pueden ser válidas pero sí quiero insistir en la
necesidad de encontrar un sistema de educación y de trabajo que ofrezca
distintas maneras de alcanzar objetivos. El mismo hecho de plantearse
determinados objetivos a conseguir significa ya una opción que lleva implícito
una dirección unipersonal o una forma abierta de llegar a las metas que no
tenga por qué estar prefijada de antemano sino que se vaya consiguiendo en la
medida en que diversos intereses se mezclen en el proceso. La escuela tiene que
ser lo más de todos que sea posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario