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domingo, 21 de abril de 2019

RESPETO


         Uno se mira en el espejo y, como es natural, se ve cada día un poco más viejo. Pero tú sabes que la vida está contigo porque el asunto de que tratas, antes como trabajo de cada día y ahora como recuerdo y reflexión, es el de los primeros años de las personas que son como una fuente sin fin a través de la cual brota la vida. Me siento como el receptor privilegiado porque mis ojos están siempre pegados al principio de la vida, a las primeras evoluciones en las que se manifiesta la capacidad sin fin de aprender que tenemos las personas, la enorme variedad de caminos de que dispone la naturaleza para evolucionar y perfeccionarse y el placer infinito de estar viendo cómo, al alcance de tus manos, se va produciendo la vida en toda su diversidad. Cuando te dan un abrazo por la calle y te hacen referencia a aquellos años de privilegio que compartisteis te das cuenta de que ese oficio que tantas veces te pareció un sueño no fue tal y esa persona que te lo recuerda con fervor hace que lo compartido siga siendo una realidad palpitante y perfectamente actual, pase el tiempo que pase.

         Si tuviera que definir mi trabajo con palabras creo que la primera sería capacidad porque los primeros años de vida se valoran como débiles e indefensos, pero los que hemos estado tan cerca de ellos sabemos que nada más lejos de la realidad. Los pequeños llegan a la vida con montañas de posibilidades encerradas en su cerebro que pugnan todo el tiempo por salir a la luz y desarrollarse en cantidad a priori ilimitada. Los últimos estudios afirman que la capacidad cerebral que conocemos no supera en ningún caso el quince por ciento. O sea que la educación se encuentra poco menos que en pañales, no sólo porque aquí estemos hablando de los primeros años, sino porque la capacidad de que disponen esos seres que acaban de llegar al mundo está en pañales también. El campo de trabajo se nos presenta enorme y estamos apenas en los primeros compases.

         No podemos ofrecer a los pequeños el campo educativo completamente abierto porque en seguida averiguamos que a pesar de que sus capacidades son monumentales y la mayoría de ellas completamente desconocidas todos nos desenvolvemos en un mundo material con unas coordenadas de espacio y tiempo en las que nos tenemos que nos marcan un camino. Quizá es la parte de nuestro trabajo que está más clara porque si los pequeños se llenan de angustia porque les falten las atenciones de limpieza, descanso, alimentación mínimas se bloquean y sus fuentes dejan de manar, no porque se hayan secado, las capacidades siempre estarán en su interior esperando un cauce que les haga salir a la realidad, pero pueden tener durante no se sabe cuánto tiempo las salidas bloqueadas y parecer que dentro no hay nada cuando la verdad es que estamos taponando las vías de salida. El agua debe disponer de un cauce adecuado y entonces fluye con armonía. Si no hay cauce ella encontrará alguna forma de sacar a la luz su potencial.

         Si estos condicionantes previos los tenemos suficientemente claros es posible que dudemos infinidad de veces porque somos personas y el aprendizaje está siempre detrás de las dudas pero es imprescindible saber que detrás de esas dudas están las capacidades de los pequeños que, si se lo permitimos, nos van a dar las pistas que necesitamos para completar el proceso y confiar en nuestras propias fuerzas para acompañarlo y enriquecerlo. Nuestra labor me parece indispensable como garantes de ese adecuado cauce para que las capacidades fluyan con armonía y a su humor, pero tenemos que ser muy conscientes de que la capacidad de los pequeños es la verdadera veta que debe fluir. Ellos son los verdaderos protagonistas de su propio desarrollo y nosotros, aunque imprescindibles, no somos más que el instrumento que debe ser garante de que se produzca y que lo haga en las mejores condiciones posible. 

3 comentarios:

  1. No he captado bien el mensaje concreto a que conduce el texto
    pero básicamente colijo el papel de responsabilidad frente a quienes se nos confía que nos corresponde a las personas, educadores todos en el sentido amplio del término

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    1. Lo que pretendia era sentar el papel fundamental de los educadores, aunque subsidiario, pero, sobre todo, hacer hincapié en el tronco de los propios pequeños, verdaderos protagonistas de su vida y su derecho a ser respetados y protegidos como tales. Un beso

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  2. He sacado mis intuiciones pero leeré nuevamente tu entrada.
    Saludos.

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