Justo
desde 1983, apenas unos meses después de que el Partido Socialista ganara las
elecciones con aquella abrumadora mayoría de 202 diputados que no se ha vuelto
a repetir desde entonces, en el Palacio de Congresos de Barcelona, junto a
Monjuict se perpetró el primer desaguisado educativo desde el momento en que la
Educación Infantil quedó dividida en dos y el primer tramo, de 0 a 3 años
perdió su hegemonía educativa para quedarse con una utilidad de segunda, más
ligada a la protección de la salud y a las necesidades laborales de las
familias. Algunos nos desgañitamos intentando demostrar que semejante desatino
tendría consecuencias incalculables y que no se podría soportar de ninguna
manera porque cuando se empieza una casa ignorando los cimientos, el resultado
final nunca puede ser sólido y siempre estará pendiente de que todo el armazón
que se haya construido deje de bambolearse y se afinque definitivamente al
suelo algún día.
Desde
entonces no hemos parado de decirlo en todos los foros en los que hemos tenido
ocasión de hacerlo, sencillamente porque creemos que no hay modo de consolidar
una estructura educativa si prescindimos de los primeros años. Hoy, casi 40
años después del error inicial se sigue reclamando que la escuela pública
disponga de centros para atender a los menores de 3 años porque las familias
necesitan poder conciliar el trabajo de sus miembros y los pequeños siguen
necesitando atenciones públicas de las que no disponen. Estoy de acuerdo con la
reclamación y creo que es cierta, pero el argumento sigue sin convencerme. No
hay necesidad de escuelas para que las familias puedan trabajar y los hijos
necesitan estar bien atendidos. El principal argumento es que no hay una etapa
de la vida en que la educación de máxima calidad sea más necesaria para las
personas que la primera infancia. Ese es el principal argumento. La necesidad
de que estén atendidos mientras sus familiares trabajan también, pero nunca el
primero.
Ha
pasado el tiempo, toda mi vida laboral, y el argumento no ha decaído en ningún
momento ni la sordera de las administraciones tampoco, de modo que la necesidad
sigue estando tan viva como el primer día, si bien las condiciones se han ido
modificando en función de parámetros nuevos que el desarrollo social ha ido
poniendo encima de la mesa. Los argumentos teóricos siguen siendo los mismos y
están sin cubrir, pero la natalidad ha ido bajando continuamente por lo que el
volumen del argumento hoy es más pequeño que en 1983. Hay zonas de España en
que la escuela pública ha ido escolarizando menores porque de lo contrario
tenían que verse abocados a cerrar escuelas por falta de niños. Un argumento
extremadamente pobre pero suficiente como para que en gran parte del norte
peninsular, el país vasco sobre todo, tenga una buena parte del problema
resuelto por inanición, lo cual me parece bien poco meritorio.
En el
resto del país, sobre todo en el sur y en las zonas de costa la natalidad no ha
disminuido tanto y la necesidad de servicios educativos para la primera
infancia se mantiene en pie y los argumentos teóricos para reclamarlos siguen
vigentes tanto en un sitio como en otro. Reconozco que da pereza, mucha pereza
mirarse al espejo y verse como un vegestorio y seguir argumentando como si
fuera una novedad insólita que los primeros años de la vida son los que más
necesitan de la calidad educativa para los pequeños y también para las familias
aunque no sea el de la calidad el único objetivo a cubrir y el tema de la
conciliación familiar sea otro de los beneficios. De ninguna manera el primero
por más que se haya puesto tan de moda en los últimos tiempos. Está feo que yo
lo diga pero vendería mi alma reivindicativa al diablo y me callaría la boca si
viera que, aunque fuera por la conciliación se crearan nuevas plazas públicas
para los menores de tres años. En la intimidad, no os quepa ninguna duda, seguiría
argumentando la educativa como el primer argumento, indiscutiblemente.
Arduo y nada sencillo el asunto.
ResponderEliminarParalelamente, existe otro problema, que nos afecta a todos, aunque especialmente a quienes sufren el hábitat de una ESPAÑA VACÍA.
Es decir, sin hijos, sin padres,sin parques,sin animales, sin amistades, sin fábricas ni talleres ni urdimbre humana
Yo he trabajado en localidades que
cerraron sus Escuelas con menisy de tres niños..
Eso sí es problema muy serio y
sin trazas de solución
😥😥😥😥😥😥
Te leo y tus palabras me resultan desoladoras.La situación no la he vivido en primera persona por lo que mee limito a ofrecer mis sensaciones desde fuera. No quiero llamar a engaño a nadie. Un beso
EliminarMe da la impresión, amigo Antonio, que en el 83 no se perdió una batalla sino toda una guerra, y las guerras perdidas son irrecuperables. Cada vez hay menos infantes y te habrás dado cuenta de que cada vez hay más canódromos: indicativo verdad?. Has oído hablar a alguno de los partidos políticos (y estamos en tricampaña)de alguna medida para los más pequeños??.
ResponderEliminarSaludos,
Estoy de acuerdo con lo que dices pero el tiempo ha pasado y el problema sigue en pie como si se tratara de una deuda que n o tiene otra alternativa que la de ser resuelta. Un abrazo
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