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domingo, 17 de marzo de 2019

OLORES



         Lo bueno y lo malo de vivir en libertad es que nuestra vida pasará por miles de situaciones en función de hacia dónde empujen en cada momento los vientos sociales. Eso quiere decir que todo está abierto como principio y que se permite pensar, manifestar lo que se piensa y poner en práctica las ideas que se han pensado, pero tanto si los resultados empujan en el sentido de la liberación de las personas como si empujan en sentido contrario. Mi juventud profesional me tocó vivirla aspirando a salir de una larga época en la que todo lo que había que pensar ya estaba hecho y en España se vivía con la filosofía del  que piensen ellos y del vivan las caenas, principios ambos que, desgraciadamente, están impresos en la filosofía de vida del pueblo español y que, por más aberrantes que nos puedan parecer, han sido santo y seña de este país en largos periodos de su historia. En el siglo XIX se enseñorearon entre nosotros y siguen formando parte del imaginario colectivo. En alguna medida parece como si en este momento los echáramos de menos.

         Cuando en alguna ocasión he contado que en mi pequeña escuela esperábamos que apareciera la flor de la glicinia y que no había nadie que no pasara su nariz por la maravilla de sus racimos de flores moradas aunque eso supusiera que tenía que echarme al hombro a cada pequeño para que alcanzara su aroma puede que a alguien le pareciera que estábamos hablando de otro planeta. Pues no es verdad. También he llegado a comentar que cuando aparecían las rosas de olor y hacíamos que cada pequeño acercara su nariz, la respuesta era aquí huele a colonia y había que explicar que no era la flor la que olía a colonia sino la colonia la que tenía su olor porque se sacaba de la flor. Mi desarrollo profesional coincidió con  unos importantes vientos de libertad que nos permitieron a toda una generación romper ligaduras con una estructura educativa completamente rígida y bucear caminos nuevos ligados al desarrollo evolutivo de la vida.

         Nadie debe pensar que no cometimos errores porque sencillamente sería mentira. Estoy seguro que cometimos muchos, primero por inexperiencia y segundo porque desgraciadamente teníamos muy pocas agarraderas para impulsarnos. La situación era de tal pobreza que sólo era posible avanzar a partir de prescindir de lo conocido. Hoy han pasado ya muchos años y es posible ver los movimientos de entonces con una cierta perspectiva. Podemos y debemos ser capaces de mirar con el frío que da la lejanía lo que significó en su momento una importante ruptura con un paternalismo autoritario que no sólo colonizó la escuela sino todos los ámbitos de la vida. Una importante avalancha de avances tecnológicos han inundado el mundo y han puesto en evidencia que podíamos estar asumiendo una serie de riesgos quizá excesivos. Echo la vista atrás y sé que algunas de las prácticas que ofrecí entonces a los pequeños hoy no las haría. Pero también sé hoy que así debe ser la historia.

         Lo que hay que lograr es que nuestra necesidad de avanzar no venga de la mano de la destrucción de lo realizado sino de mirar el ayer con una mirada crítica, capaz de discernir entre lo que tuvo de aprovechable y lo que debe ser mejorado. Al mismo tiempo tenemos que ser capaces de no poner los ojos críticos sólo en lo que se hizo sino que tenemos que ser capaces de ver en el hoy,  dónde está el magma de lo que el hoy aporta y dónde está la escoria que viene a enturbiar los nuevos logros y que tenemos que apartar de lo mucho y bueno que nos aportan los nuevos logros. Toda una corriente de nuevas segregaciones tratan de abrirse camino de manera peligrosa y están asumiendo espacios que difícilmente nos harán avanzar. Más bien al contrario. Me refiero a la educación segregada a partir de las capacidades intelectuales que nos puede llevar a la aberración de hacer centros educativos que separen a las personas en vez de ser capaces, cada día más, de incluirnos como un género humano rico y diverso.


4 comentarios:

  1. Ciertamente interesante ...

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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    1. Juro que todavía no ha empezado oficialmente la campaña y ya estoy embotado de esperpentos partidarios sin soportes reales. Así, yo me asfixio. Un abrazo

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  2. Pensar es, también, hacerle un huequecito a la suerte feliz, mejor si con aromas sureños libertadores...
    Esos que no tienen precio!!!
    (siempre actual, siempre indicativo)
    Fuerte abrazo

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    1. Y tú, querida Pilar, siempre precisa y siempre ágil como una gacela que trisca libre por la vida. Un beso

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