Nunca
he creído en las casualidades. Sí, por el contrario, en que pasan cosas de las
que somos incapaces de encontrar el hilo que las ha traído en el tiempo y en el
espacio, pero eso es muy distinto. Mi encuentro de la otra tarde con Lucía es
una de ellas. Nos paramos un momento para preguntarnos por nuestras cosas y me
informó que hoy hay concentración en la plaza del ayuntamiento a mediodía a
favor de la infancia. La última a la que asistimos se planteó como forma de
parar el rum rum que se estaba formando para cuestionar una vez más la
institución municipal granadina dedicada a la primera infancia, va ya para 35
años. Hoy no es el caso. Solo reivindicar la dignidad de este sector educativo
que en los primeros ochenta del siglo pasado quedó un poco descolgado y sigue
siendo el pobre.
Encontré
un buen motivo para dar sentido a esta mañana, una vez que esta página, que es
lo primero, quede de cara a la luz y abarcando el mundo entero y comunicando
sus contenidos con cualquiera que se sienta concernido. No es la primera vez
que nos concentramos para levantar la voz por la infancia y creo que tampoco
será la última pero la convicción de la dignidad educativa de los primeros años
de la vida es tan profunda en muchos de nosotros, que estaremos presentes y
apoyando la idea tantas veces como haga falta y esperando siempre que los
poderes públicos se enteren de una vez de que los primeros años de la vida no
pueden ser el pobre del sistema educativo al que hasta ahora se le ofrecen las
migajas y el trabajo se centra más en atender los aspectos sanitarios y
sociales que platean los más pequeños que son importantes y reales sin duda,
pero que no son los esenciales.
Si hay
un sector de la vida en el que la inversión pública en su promoción y cuidado
justifican el empleo de importantes cantidades de dinero, ese es el de los
primeros años porque durante el breve
tiempo que dura se dirimen la mayoría de las capacidades que las personas van a
poder usar y desplegar a lo largo del resto. Lo digo y de tantas veces como lo
he dicho durante todos los años de docencia se me queda un cierto regusto a
repetido pero no voy a dejar de hacerlo mientras mi convicción sea la que es y
mientras la sociedad no termine de enterarse de que no habrá dineros mejor
invertidos que aquellos que vayan destinados a facilitar y resolver las
dificultades que plantea el crecimiento durante los primeros años de la vida de
las personas. A la vez, por más que estas ideas se repitan siempre suenan a
nuevas como si colaborar a la maduración humana en los primeros años tuviera y
punto quijotesco, insólito y arriesgado.
Nos pasamos media vida aprendiendo a manifestarnos
ResponderEliminar-de, por y para lo que fuere-
La otra media vida, aprendiendo del resto. Que es como debiera ser
Besos
Pues la verdad es que sí. De todas formas apoyaré con gusto una plataforma en defensa de la infancia que se pretende crear. Y me quedó el encuentro con una niña..., uno de esos milagros que la vida nos ofrece seguramente sin merecerlo. Con eso me quedo. Un beso
EliminarAcabo de llegar desde Antequera, donde nos tocaba cuidar a mi suegra, así que hoy no he podido ir a dar mi salto en la plaza del Carmen.
ResponderEliminarNo obstante, con mis alumnos he preparado unas grandes esculturas que flanquearán a los oradores en el próximo acto previsto con el mismo fin: la presentación de la asociación en favor de las escuelas 0-6, acto sin fecha hasta que las instancias gubernamentales dejen de poner pegas a los estatutos.
Nos veremos entonces.
Me enteré casi por casualidad pero me alegro y a partir de ahora seguirá los avatares y me incorporaré al proyecto. Seguramente es lo que deberíamos haber hecho hace mucho tiempo, pero no es hora de lamentos. Antequera se está convirtiendo para mí como mi segunda tierra porque ahora me reúno con frecuencia en los locales de ADIPA, una enorme asociación para discapacitados psíquicos. Un abrazo
EliminarCiertamente los estilos de expresión se asimilan desde la infancia...
ResponderEliminarSaludos
Acá en Chile la educación pública, especialmente el prekinder y kinder, pese a buenos intentos, aún tiene mucho que mejorar. Y la premura de hacer cambios en la justa dirección -que no resultan- es porque se conoce que los niños pequeños son buenos o mediocres como ciudadanos mayores según hayan sido estos pocos años. Saludos.
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