Acabamos
de volver a casa mi Elvira y yo. Voy con un poco de retraso en la edición de mi
página porque hoy Elvira terminaba su examen de B2 de inglés. De hecho el
inglés se está comportando como una asignatura al margen del curriculum. No ha
contado el hecho de que sus años de secundaria los haya hecho bilingües. Con
eso ha aprobado pero la idoneidad en inglés se la está dando estos exámenes en
verano y en colaboración con alguna universidad inglesa, lo que viene a indicar
que el nivel que alcanzan durante el curso no es suficientemente alto.
Y no
será porque no llevan años machacando el idioma. Quizá es que los niveles en
los que se mueven no son muy elevados y cuando han de rendir cuentas no se
puede esperar gran cosa de los contenidos trabajados. Se ha llegado a iniciar
el segundo idioma a los tres años, como si la amplitud y profundidad dependiera
de lo pronto que empiece a estudiarse. No es así. Cada cosa requiere su tiempo
y no por mucho madrugar amanece más temprano. Las familias que son bilingües
deben asumir su situación desde el principio y arrastrar con los dos idiomas a
sabiendas de que van a dominarlos más tarde. Pero cuando los dominen serán dos
y de manera natural. Pero los que no son bilingües siempre hemos pensado que habría
que esperar al menos hasta los cinco años, sencillamente para que el idioma materno
tenga arraigo suficiente. Sé que en este momento decir esto es nadar
contracorriente pero alguien tiene que poner un poco de cordura y equilibrio en
esta vorágine de velocidad para todo.
El
idioma materno necesita que sus raíces sean firmes para que el aprendizaje del
segundo idioma se vaya asumiendo en su lugar adecuado. Implantar el segundo
idioma de prisa y corriendo lo que puede significar es que el primer idioma se
tambalee y no de tiempo a que su aprendizaje solidifique. Insisto en que no
podemos mezclar los casos de bilingüismo en los que lo que hay que hacer es
asumirlo desde el primer momento y comportarse con toda la complejidad que la
situación tiene sin más. Las estructuras de la lengua materna conviene que se
asienten bien en la mente de los pequeños y vean la nueva lengua como lo que
es, una lengua distinta que se ha de asumir sobre los cimientos de la primera.
Parece que las estructuras de estudio se encuentran dispuestas para albergar la segunda lengua
pero la realidad lo que nos dice es que el resultado no es suficiente y hacen
falta esfuerzos suplementarios para lograr suficiente soltura en la comprensión
y el ejercicio de la segunda lengua. Tienen que complementarse con cursos de
distintas universidades para garantizar que los contenidos tengan más nivel que
el que alcanzan con el desarrollo de los cursos normales.
Siempre va a tener una influencia significativa el ambiente
en el que los pequeños se muevan y en ese sentido no puede ser lo mismo vivir
en un pueblo en donde cada palabra del segundo idioma significa un escalón a
subir, que encontrarse en un contexto urbano y con acceso a otras personas que dominen la segunda lengua, lo que permite
familiarizarse con su ejercicio y perder ese punto de miedo para arriesgarse a
hablar en la segunda lengua y asumir los primeros errores como dificultades
propias de algo que se empieza y que para dominarlo no hay otro remedio que
arriesgarse a su ejercicio a sabiendas de que su puesta en práctica llevará
consigo muchos errores de principio. Una lengua nueva es como un mundo en el
que hay que aprender a base de asumir riesgos. El hecho de adelantarse no es un
riesgo bien calculado, sino el de calibrar sus dificultades y disponer de un
buen fondo de idioma materno como defensa y garantía ante lo nuevo.
Lo has dicho muy bien, y con esto refundo la idea que entre sacó del tu extenso texto.
ResponderEliminar"MACHACAR EL IDIOMA"
No digo más.
Es cuestión de prioridades con los idiomas cuando estos no son y no llegan a ser nuestra lengua materna.
Besos
Es verdad que hay que machacarlos pero en el mejor momento posible porque luchar co¡'ntra corriente no da mucho fruto que digamos. Un beso
ResponderEliminarYo creo en la importancia de empezar a estudiarlos cuando se es niño, pues que creo que los niños son como esponjas y de una forma divertida todo entra mejor. De adultos ya estamos un poco más saturados y nuestro aprendizaje es mucho más lento.
ResponderEliminarYa te sigo y me quedo por aquí.
Chispibesitos