La semana
pasada esbozamos someramente la estructura de trabajo que llevamos
materializando desde hace 35 años, con sus evoluciones correspondientes como es
lógico, a medida que evoluciona el mundo que nos rodea. Yo insistí en una
suerte de recibimiento informal al que le apliqué unos 30 minutos de tiempo por
decir algo porque con los pequeños las secuencias de tiempo se convierten en
poco más que indicaciones que luego tienen que pasar el filtro de la realidad
concreta. Unas veces es posible seguir las indicaciones propuestas, otras se
alargan más porque el contenido se aprecia provechoso y otras en cambio hay que
cortar antes de tiempo porque uno percibe que la conversación no da más de sí.
Se
ocupa un espacio de la clase en el que tengan cabida todos en forma de corro.
De hecho el reclamo es precisamente. “Vamos al corro”. Hay quien lo hace con
los pequeños sentados en sus sillas. A mí siempre me ha gustado más en el
suelo. Si hoy lo hiciera seguiría utilizando el suelo. Con los de menos de tres
años se comienza partiendo la fruta que corresponda , se pela y se reparte para
que todos la prueben mientras se va introduciendo el tema del día o se recoge
algún asunto que se haya hecho presente mientras comentaban entre ellos. Aquí
es otra forma de lenguaje el que tenemos que usar. Aquí no cabe que cada uno
diga lo que quiera y cuando quiera. Hay un orden de tema y es sobre ese tema
sobre el que hay que hablar aunque siempre cabe integrar otro, pero sobre todo,
para hablar hay que esperar turno, levantar la mano y cuando le toque a cada
uno, decir con brevedad lo que cada uno tenga que decir porque todos tenemos
derecho a hablar y tenemos que permitirlo. Sobre la duración de la asamblea
podemos decir lo mismo. Para orientarnos, media hora, pero sólo como
indicación. El propio desarrollo del tema que estemos tratando nos va a
establecer mejor que ninguna otra cosa el tiempo que vamos a permanecer.
El
tema del día lo puede introducir la persona responsable y lo normal es que así
sea pero también cabe que cualquier miembro del grupo sea el que lo plantee
porque lo ha escuchado en su casa, porque lo dijo la tele o sencillamente
porque se trate de un asunto que le interese especialmente y se sienta motivado
hasta el punto que decida contarlo a sus compañeros y esperar, una vez
terminado el planteamiento, por dónde transcurren las intervenciones y, en
función de ellas, comprender que el asunto interesa, y en ese caso dedicarle el
tiempo que necesite o, por el contrario, los comentarios tienden a dispersarse,
lo que indica que el tema no interesa demasiado y hay que ofrecer alternativas
en el momento para que el grupo se sienta interesado y la persona que ha sacado
el tema no interprete que se le desprecia. En la asamblea cabe todo por
principio: desde una propuesta ingeniosa y nueva que luego nos permita trabajar
algún asunto hasta tener que enjuiciar
algún comportamiento inadecuado que haya de ser debatido y sobre el que haya
que tomar las medidas que sean precisas si es que algún miembro se ha salido de
madre.
Los
primeros que tenemos que creernos lo que hacemos somos las personas
responsables. Si nuestro comportamiento ofrece credibilidad a los pequeños, ellos
entran perfectamente en situación y se la creen sin dudar. Pero si ellos
perciben alguna señal de que nosotros no somos convincentes, nuestra labor se
vendrá abajo como un castillo de naipes. Podríamos decir que la asamblea se
convierte en el tronco de la jornada porque en ella en donde se tratan los
asuntos sobre los que versa todo el trabajo del día. Es el momento también en
el que todos estamos presentes y los asuntos que se traten tendremos que
asumirlos todos porque luego, cuando sea necesario tendremos que hacer
referencia a que cualquier tema que se haya tratado en la asamblea debe ser
puesto en práctica si así se acordó que se hiciera o hay que exigir a
cualquiera que se comporte de una manera determinada precisamente porque así se
dispuso.
lo propio o apropiado de la denominación asamblea para esas conversaciones de grupo en torno a un espacio y con un tema sobre el que hablar ya viene practicándose desde las experiencias Montesori y posteriormente en la totalidad, digo bien, totalidad , de las escuelas infantiles de cualquier tipo o estructura: La Pública, efectivamente aunque no exclusivamente, pionera, y la Concertada.
ResponderEliminarEl éxito de tal actividad, pues así y no de otro modo habrá de considerarse, es manifiesto. Y a los resultados provechosos hay que remitirse.
Toda la comunidad escolar lo gana. Los niños, los maestros y los padres. Luego, usufructuaria, la propia sociedad.
Sé que es verdad lo que dices, Pilar y, francamente, me alegro mucho que podamos corroborarlo porque a fin de cuentas, significa la estela de la Escuela Activa, de enorme importancia y de gran trascendencia. Un beso
EliminarRecuerdo, Antonio, que me pasaste en la vieja cooperativa Arlequín del Camino de San Antonio (donde tú hacías la asamblea con hoguera en el patio) un folio, con la inconfundible tinta malva de la membrillera freinetiana, donde habíais escrito las razones de porqué se hacía la asamblea. Desde ese momento se incorporó a mi quehacer diario, hasta el punto de que tengo un hermoso callo en el dedo corazón, de todas las asambleas que voy transcribiendo a la vez que los niños van tomando la palabra.
ResponderEliminarQué hermosura los recuerdos, Manuel. Cómo me alegro de que vayan pasando los años y ahora seas tú, sin duda, el que seguro que vas ofreciendo a otras personas tu testimonio personal y laboral. Creo que es lo hermoso que la vida nos ofrece que podamos haber sido semilla para alguien y que ahora esos alguienes sean la nueva semilla para otros que llegan. Son los ciclos de la vida que se cumplen como los otoños, las primaveras. No sabes cómo te agradezco estas colaboraciones. Un abrazo
EliminarCiertamente una gran base para la formación del individuo...
ResponderEliminarSaludos
P.S.: gran Rachmaninov
Me ha gustado tu entrada. Ya desde niños es bueno a prender a saber que hay que tener un turno para hablar y escuchar y el maestro moderar la reunión y dejar que todos se expliquen.
ResponderEliminarGracias
Un abrazo
Gracias por tus palabras, Antonio, de corazón las agradezco.
ResponderEliminarSor.Cecilia
Una profesión preciosa la tuya, de las que dejan una huella imborrable. Me ha encantado el primer post que leo tuyo. ¡No será el último! Y la música, complemento bellísimo. Un abrazo.
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