En las
dos semanas anteriores tengo la sensación de haber recogido zonas de la
infancia que parecía que se iban a quedar atrás o desatendidas. Y es que los
tres primeros años de la vida parece como si fueran de segunda o que tuvieran
menos interés. De hecho, hasta desde el punto de vista administrativo los
profesionales idóneos para acompañar estas edades, lejos de disponer de la
mejor preparación posible como creo que deberían ser, un módulo de FP es todo
lo que necesitan legalmente para acompañar a un grupo. Hemos llegado sólo hasta
aquí por el momento. No me parece suficiente pero no tenemos otra cosa.
Profundizar
en la educación perceptiva ,propia del primer año de la vida, nos llevaría
semanas y semanas. Lo hemos repetido y tendremos que seguirlo haciendo porque
nunca como en este tiempo estaremos tan cerca de las claves de la educación.
Nunca como en este tiempo será necesario personas sólidas y maduras que ejerzan
su profesión junto a los pequeños porque va a ser la forma de ser de estas
personas las que van a dejar su huella profunda en los pequeños. Es el propio
cerebro el que se está configurando a través del proceso de mielinización, de
modo que esos primeros esquemas de comportamiento se graban hasta físicamente
formando las arrugas cerebrales que van a durar toda la vida. Son como los
trazos de la historia personal de cada uno los que se marcan ahora en el
cerebro. Cuando nacemos, las curvas cerebrales son casi planas y es en los
primeros años de la vida cuando se convierten en ese laberinto de curvas con
que conocemos ese órgano rector de la vida. Me quedo tranquilo de haberlo dicho
y de seguirlo haciendo con insistencia aunque sé que nunca será suficiente.
En la
fase siguiente que hemos llamado muscular por darle una idea diferenciada,
aunque no podemos olvidar que todas las fases de la vida están impregnadas de
facetas de influencia por más que definamos una como hegemónica. Entre uno y
tres años es el músculo el que tiene que nacer y dominar el cuerpo y extenderse
por los distintos órganos que nos configuran como personas. El nacimiento del
músculo es también una etapa de riesgo físico significativo y precisa más que
otras la cercanía y el cuidado de los adultos hasta que esa explosión física a
la que los pequeños están sometidos vaya adquiriendo un cierto control y una
cierta conciencia de los límites, de lo que se puede y de lo que no en cada
reto. Por eso cuando despotricamos contra los carritos no es por capricho sino
porque es en esta época sobre todo cuando las familias, aunque deban disponer
de un carrito para muchas funciones, no deben olvidar que es el momento por
excelencia para que los pequeños ejerciten más que nunca sus capacidades
musculares. Seguramente la vida ofrece posibilidades para todo, pero conviene
insistir que es ahora sobre todo cuando
los pequeños necesitan el ejercicio físico para llegar a los tres años más o
menos, con todas las facultades
perfectamente desarrolladas y con su musculación armonizada.
En
esas condiciones es cuando llegamos a esa otra revolución personal, la del
proceso de simbolización, que va a llevarnos de los tres a los ocho con el
enorme reto de interiorizar lo que conocemos con el nombre de sentido de
realidad. Entre la percepción, el desarrollo muscular y la conquista del
sentido de realidad podemos estar disponiendo de, al menos un 70% de las
capacidades de las personas y todo ese arsenal educativo se concentra en los
ocho primeros años de vida. Eso es lo que justifica nuestra insistencia. Por
mucho que se prolongue nuestra vida siempre dispondremos de un espacio para que
el aprendizaje penetre en nosotros. No es solo una frase aquello de que siempre estamos aprendiendo, pero no se
nos puede olvidar ni un momento que el grueso de nuestra personalidad siempre
está vivo en nuestra infancia y es allí donde podremos encontrarlo cada vez que
lo necesitemos. León el Africano dijo como resumen de su vida: mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión
en El Cairo, mi angustia en Fez y en Granada vive aun mi inocencia.
Me ha parecido "redonda" tu exposición de hoy, además de la perspicaz exposición, derrochas pasión en tus comentarios y sapiencia, que no es poca.
ResponderEliminarSaludos,
Me gustó mucho tu blog,te sigo y enlazo asi no pierdo lo que escribas,saludos uruguayos
ResponderEliminarLa frase de León el Africano es todo un legado....
ResponderEliminarSaludos
En estos tiempos del todo vale con la infancia que nos está arrasando, no es extraño ver a niños de cinco y hasta de seis años venir en carrito a la escuela. También es posible verlos venir en bicicleta desde los tres años, aunque lo más frecuente es que lo hagan de pasajeros.
ResponderEliminarTodo va dentro de una corriente donde es el niño el que toma las decisiones; así que no me sorprende encontrar entre las instrucciones que me dan las familias, cuando me llevo a sus hijos de cuatro años de colonias, relativas a las dificultades que pueden tener porque todavía toman el pecho y duermen en la cama de los padres (¡ni siquiera en el dormitorio, en la misma cama!).
Es verdad, querido amigo, que se ha evolucionado pero en una dirección, al menos discutible. Creo que hay una zona enorme ligada a la seguridad y al ámbito de la salud que es casi tirana con las personas, de modo que casi todo es justificable en aras de la salud y de la seguridad y creo que es pasarse y mucho intentar que de la vida desaparezca la noción de aventura, uno de sus alicientes fundamentales. Un abrazo.
Eliminar¡AGranada, alors, a vivir la Inocencia!
ResponderEliminarTodo lo que evoluciona, si es que efectivamente evoluciona, será susceptible de mejora.
Solo no mejora aquello que no evoluciona y por tanto acaba desapareciendo en su estancamiento.
Besos
No puedo terminar de leer la frase de marras sin que me afecte a la garganta, supongo que porque soy un forofo granadinista como sabes, pero también porque objetivamente no puedo olvidar lo que significaron 1230 años de persecución sistemática de un pueblo que, como colofón en 1609 a tánta injusticia, tubo que terminar yéndose de España, su tierra, por ley. Hoy lo tendríamos que llamar limpieza étnica y sus responsables tendrían que comparecer en el Tribunal Internacional de La Haya. Tanto dolor no me hace inmune sino que lo llevo cosido a mi pellejo. Un beso
EliminarHay una errata. Son 120 años
EliminarInteresante entrada, Antonio, me quedo viendo las anteriores, me gustó tu blog.
ResponderEliminarUn beso.