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domingo, 25 de mayo de 2014

CHINAS
         La prensa nos lo ha recordado esta semana. Desde 1996 han empezado a proliferar como flores orientales niñas chinas por España. En este momento las que un día vinieron desde tan lejos para llenar de gozo y de ilusión muchos hogares españoles y a ofrecer una razón de vida a muchas familias que se sentían frustradas porque la naturaleza no les permitía tener hijos, hoy son jóvenes que han superado la mayoría de edad, ciudadanas españolas de pleno derecho y son conscientes de que sus raíces biológicas no están aquí sino muy lejos, en China. Ellas son producto de una ley de Hijo Único que, siendo una buena ley que busca el crecimiento moderado de la población, ha traído como consecuencia su abandono en orfanatos porque sus familias preferían hijos para garantizar mejor la vejez de sus padres. En muchos casos ni siquiera se han podido adoptar porque directamente se las hacía desaparecer quitándoles la vida.

         Son entre 20.000 y 30.000 y están diseminadas por toda la geografía española. Hace pocos meses hemos conocido el asesinato de una de ellas en Galicia, al parecer por sus propios padres españoles. Sé que no son las únicas que comparten su vida con nosotros porque, por ejemplo, mi amiga Chane se trajo a Laxmi de Nepal o mi amiga Enca se trajo a su hijo Nacho de México y tántos otros. Las familias han hecho un enorme esfuerzo económico y de tiempo para lograr que estas niñas formen parte hoy de nuestra sociedad. La consecuencia primera y que quiero destacar sobre todo es que hoy somos mucho más ciudadanos del mundo que antes y eso nos hace más ricos personalmente a todos. En el caso de nuestras niñas chinas, además, ya se han dado cuenta en su pais de origen del alcance de su error y la experiencia se ha cerrado, sencillamente porque, a pesar de la enorme cantidad de población que alberga, estaba creciendo una generación descompensada con abundancia de varones y un importante déficit de hembras.

         Antes de terminar mi vida profesional he tenido el privilegio, uno más de tantos como he gozado, de albergar en mi grupo alguna de ellas. Por ellas mismas y por sus familias conozco de primera mano las interioridades de esta experiencia. La primera es la maravilla de llamarse María Chan o Paloma Wey. La segunda es la de saber que  han sido queridas y deseadas aquí en España tanto o más que si hubieran sido naturales por tanto se sienten acogidas y cuidadas en los hogares que las albergan. Tercero que en cuanto su evolución lo ha permitido todas han sido informadas de la verdad de su nacimiento, de su pais de procedencia, se las ha puesto en contacto con otras en su misma situación para que no se sientan bichos raros,  que conozcan su cultura ancestral y que crezcan sabiendo que son hijas del amor y que este pais en el que viven es tan suyo como del que más. Supongo que ahora que ya son mayores muchas de ellas  en el ejercicio de su libertad algunas, las que puedan y quieran, viajarán hasta su lugar de origen y puede que conozcan sus pueblos natales o sus familias biológicas. Si esto sucede, cosa de la que no tengo más que suposiciones, tendrán ocasión de sentirse ellas también ciudadanas del mundo, de un mundo que no conoce fronteras y que gracias a esa superación de las fronteras nacieron en un lugar y viven en otro.

         Cuando nuestro nivel de aislamiento era tan alto, pienso en los años cincuenta por ejemplo, cualquier cosa nos resultaba novedosa, extraña y nos hacía recelar y desconfiar. Hoy, que hemos tenido que convivir con las suecas en un momento en que nuestras mujeres llevaban velo por la cabeza, que tenemos miles de conciudadanas cuyos ojos son orientales a pesar de llamarse como nosotros y de hablar nuestra lengua, que nos cruzamos por la calle con ciudadanos negros que han cruzado paises para llegar al nuestro pensando que era el paraiso o que encontramos por la calle miles de rumanos , tan europeos como nosotros, transportando chatarra, tenemos la opción de sentirnos todos  más personas porque tenemos menos límites para conocernos y para ser ciudadanos del mundo.  


6 comentarios:

  1. Hola antonio.
    Es cierto. Por donde vivo también hay personas con chinitas adoptadas.
    Es una pena que en su Pais se discrimine así al sexo femenino.
    Recibe un abrazo desde Valencia, Montserrat

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  2. Tener una niña china en nuestra clase nos ha abierto todo un abanico de posibilidades de conocer otra lengua, otra cultura, otra alimentación, pasear por los mapas, establecer diferencias con otras personas asiáticas... y al final la niña se va a otra escuela, pero a mí me queda el interés por seguir descubriendo esa cultura en su rica literatura y su sugerente filmografía. ¿Quién ha aprendido de quién?

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    1. Lo que comentas significa estar abierto a la vida y no ver cada novedad como un peligro ni con recelo sino como una oportunidad de aprender y de conocer. Al final en estas cosas, cómo tú dices no sabemos bien quién enseña y quien aprende. Yo creo que podemos aprender todos de todos y que define el resultado. Ojalá encuentres una nueva china que echarte al grupo. Un abrazo

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  3. Has sabido tratar este tema de una manera muy realista. La globalización hay que saber aceptarla...

    Saludos

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  4. el mundo es más nuestro que nunca.
    como nunca, cada vez el mundo escapa de nuestras manos.
    aquí no hay más frontera que la que la madre pobreza ha querido trazar. Desgraciadamente, toda una vida trazando y destrazando fronteras absurdas.
    (tengo seis estupendos sobrinos de allende China, todos fruto del amor inconmensurable!! para ellos, la única razón de se, ya, españoles!!)
    fuerte abrazo

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  5. Querido Antonio !
    Como siempre querido amigo, sabes tratar los temas con delicadeza y sencillez- me encanta esa palabra-
    Que hermoso es encontrarse de pronto con chinos, rumanos, mexicanos, argentinos, rusos, etc, todos viviendo en un país como el nuestro, donde no existen ni deberían existir el racismo ni las fronteras-
    Yo vivo muy de cerca el tema de las chiítas o chinitos- los padres de los padrinos de mis nietas tienen a su cargo niños chinos- dos niños y una niña Noa - el mayor ya tiene 9 años y la chiquita 3 - están con Pilar desde meses de edad y la verdad son sus padres aunque no biológicos- vienen a nuestra casa, a casa de otros familiares y son recibidos como de la familia, participan en todo y son amados como uno mas- sus padres biológicos trabajan día y noche, y Chixan y Xijuan y Noa viven prácticamente con Pilar y Arturo y el resto de la familia-
    Te cuento esta historia porque es hermosa y es real, a la niña china- Noa- nació en España, y la madrina de mi nieta le puso ese nombre, le gustaba y su madre le pareció bien-
    Han ido alguna vez a China para no olvidar sus raíces, pero los niños aman España y no quieren irse de aquí - van al colegio, tienen amigos españoles y son felices-
    Y nosotros los aceptamos y queremos porque así debe ser, somos ciudadanos del mundo, todos entramos en el y todos deberíamos querernos por igual.
    En fin, como siempre Antonio, me voy por las ramas, pero ya sabes es mi estilo, soy así amigo- Me ha gustado leerte ( sabes de sobra que me gusta hacerlo ) ha sido hermoso lo que publicas y un verdadero placer estar aquí para decírtelo.
    Muchos besos de todos los países y de diferentes formas pero todos sentidos y con amor del bueno :)
    Aurora

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