En
diciembre de 1979 nos reunimos en el Auditorio Manuel de Falla de Granada 813
personas del sector de los más pequeños y definimos que, a partir de entonces
se llamaría Educación Infantil y abarcaría entre los 0 y los 8 años, si bien cedíamos
de los 6 y los 8 a la Escuela porque formaba parte del tramo obligatorio.
Abarcaría dos tramos de desarrollo fundamentales. Entre los 0 y los 3 todo el
desarrollo físico o muscular y entre los 3 y los 8 lo que se llamaba y se sigue
llamando el proceso de simbolización. En los primeros años de los socialistas
en el poder, en el Palacio de Montjuic de Barcelona se consumó la separación en
dos ciclos distintos: uno ligado a Asuntos Sociales y Salud hasta los 3 y a
partir de los 3 años, que desde entonces quedó incorporado a Educación, si bien
hasta los 6 años no tendría carácter obligatorio. Algunos nos opusimos entonces
y nos seguimos oponiendo hoy, pero la fuerza del poder es muy poderosa y
quedamos en minoría.
Todo
esto viene a cuento de que en mis paseos diarios tengo ocasión de ver cómo un grupo de menores de 3 años goza de
recreo en un parque público con vegetación, sin ningún trozo de tierra y
acotados por una fila de plásticos de quita y pon sin más atractivo que sus
propios cuerpos, los asientos de mármol y las hojas de aligustre que hacen de
pequeña barrera natural. Podría haber ilustrado la explicación con testimonio
gráfico pero no he querido ensañarme ni con los profesionales ni con los pequeños
mismos. Baste con decir que es en Granada y que sé que no es sólo en Granada
desgraciadamente. Y es que desde el origen de la división del ciclo 0 - 8 en
dos sectores se vio claramente cómo el poder
pretendía desgsprenderse del ciclo 0 a 3 como educativo y dejarlo en el limbo
de lo social y sanitario, lo que iba a suponer sin duda, como de hecho supone,
menos exigencias de calidad en los servicios que se prestan, menos titulación
para las personas que imparten el servicio, FP2, y por tanto sueldos más bajos
ya mediados los ochenta.
Educación
se quedó con los alumnos a partir de los 3 años que, en pocos años quedaron
incorporados a la Escuela con carácter general si bien entre los 3 y los 6 sin
carácter obligatorio, con lo que muchas de las propuestas que defendíamos de
organizar técnicamente un tramo desligado del ritmo académico y más cercano
metodológicamente al proceso evolutivo, fundamentado en el juego
principalmente, se quedó en el tintero y hubimos de ser testigos de, en vez de
retrasar toda la estructura de escuela hasta los seis años o los ocho si era
posible, que eran nuestras pretensiones, cómo la estructura escolar absorbía a
los pequeños desde los tres años y los introducía, en nuestra opinión mucho
antes de tiempo, en unas metodologías demasiado alejadas de su desarrollo
evolutivo y de lo que la ciencia proponía como adecuado para esta edad. La
estructura escolar no protestó demasiado porque se encontró en aquel momento
con todo un sector profesional, el de Educación Infantil, que hasta entonces no
tenía que dio cobijo a muchos profesionales que se iban quedando sin puestos
por el descenso de natalidad y preferían renunciar a algunos principios, aunque
en muchos casos los compartieran, antes
que ver sus puestos de trabajo suprimidos.
No en
el Sur, en donde el descenso de natalidad no se notó tanto pero en el Norte, en
el País Vasco sobre todo, se llegaron a escolarizar, y se escolarizan hoy, a
muchos pequeños de menos de tres años en la Escuela Pública, con el
consiguiente cambio de estilo de vida de los pequeños obligados a adaptarse a metodologías
alejadas de sus necesidades. Y en ello estamos. Podríamos hablar de fracaso en
cierto sentido en cuanto a los contenidos educativos y no sería mentira, aunque también hay que valorar la
generalización de la escuela a partir de los tres años y el adiós educativo a
los más pequeños, creo que el mayor pecado. Queda, por tanto, mucho trabajo por
delante.
Tendrías que ver, Antonio, las caras de asombro que pone la gente cuando les hablo de la reivindicación del 0-8 y del congreso de los MRPs que dio las claves para la reforma de Maravall. Yo también pienso que se ha hecho mal y eso que entonces no disponíamos de los datos de PISA que vienen a darnos la razón: los mejores resultados lo obtienen los países que dejan a los niños disfrutar de su infancia hasta los siete años.
ResponderEliminarSabes perfectamente lo mismo que yo que esos resultado ya los sabíamos también hace tiempo y los hemos comentado por activa y por pasiva a todo el que no ha querido oirnos. Que son otros los argumentos de quienes no han querido tenerlos en cuenta, de tipo social o económico o corporativos o sabe dios. De todas formas me siento tranquilo y creo que se ha hecho lo que se ha podido y hasta donde se ha podido que era nuestra obligación. Por mi parte, otros que sigan silo encuentran oportuno. Yo seguiré escribiendo aquí hasta que me canse. Un abrazo
EliminarLo has expuesto perfectamente claro...algo no hacemos bien....
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
Mucho no entiendo de este tema,pero si sé que hoy los niños cada vez son menos infantiles y mucho tiene que ver el espacio donde juegan.Casi todo está asfaltado.
ResponderEliminarDisculpa, no puedo decirte gran cosa más.
Un abrazo
habrá que forzar la máquina, rebobinar y ajustar los engranajes y , si ello no bastase, volver a empezar.
ResponderEliminarharto complicado y no menos harto difícil.
A lo mejor el consejo de sabios acaba imponiendo sus criterios.
un abrazo
Vamos hacia atrás, ¿seremos capaces de recuperar algo y hacerlo mejor para que no dependa de la voluntad de unos y otros?
ResponderEliminarUn saludo
Antonio, he encontrado este vídeo y me gustaría conocer tu opinión.
ResponderEliminarhttp://youtu.be/zTigF9M1kjk
Ricardo Alfaro
Estudiante de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid, emprendedor y percusionista. Ha estado involucrado en la creación de varios proyectos y start-ups, tales como Breathing Roofs, Soft Pools, Asidethinkers Group y Kekal Events. Actualmente es CEO de Innventio, empresa que creó movido por su pasión por la enseñanza, dándole la oportunidad ayudar a los jóvenes a encontrar su camino en la vida. Su convicción por salir fuera de su zona de confort, le han llevado a trabajar como ingeniero en Brasil, Israel y Alemania, y próximamente lo hará en la India.
Gracias
Un abrazo
Sor.Cecilia