Cada
comienzo de curso se entabla un debate relativo a los libros de texto: que son
muy caros y que las familias han de hacer un enorme desembolso, que se renuevan
con demasiada frecuencia, lo que no permite aprovechar los de cursos anteriores
porque se han quedado obsoletos … Con estos dos argumentos fundamentalmente se
viene a concluir que conviene reciclar los libros de texto y crear una especie
de banco de libros en los centros para que todo el que pueda aprovecharse y
quiera los use y solo sea necesario comprar una pequeña parte de ellos o los
nuevos.
No
sé cómo acaba la historia porque a los pocos días de que el curso haya
comenzado, el tema desaparece de la palestra pública hasta el próximo curso.
Estoy seguro de que el tema no se ha resuelto. Sencillamente ha dejado de
interesar periodísticamente hablando y por eso deja de ser tema. Durante todos
los años que he militado pedagógicamente este tema no ha salido por la sencilla
razón de que en nuestro movimiento pedagógico no se usaban los libros de texto
como elementos imprescindibles. En ningún lugar de la legislación vigente hay
otro elemento imprescindible para dirigir el desarrollo de la temática escolar
que los maestros. Ellos son, por tanto, los responsables de poner o no libros
de texto que, a fin de cuentas, no son más que meros materiales a su servicio ,
con los que se puede contar o no en función de sus propios criterios, que son
los únicos válidos en última instancia
sobre los que recae la responsabilidad del desarrollo curricular.
Llega
un momento en que la costumbre de usar unos libros de texto para cada
disciplina hace que todo el mundo lo asuma como normal y se discuta su
conveniencia sólo por las dificultades económicas que plantean para las
familias y en ningún caso se promueve el que los maestros, sencillamente
prescindan de ellos cuando creen la más mínima dificultad o por cuestión de
principio. Se llega incluso a que, determinados poderes públicos hayan ofrecido
como ayuda a las familias el pago de los libros de texto a través de unos vales
que las familias presentan en las librerías y que, una vez servidos los libros
de texto que aparecen en dichos vales pueden presentarlos al cobro y constan
como ayuda a las familias cuando la única verdad es que a quienes ayudan es a
las editoriales que se encargan de ponerlos a la venta cada comienzo de
curso. No quiero minimizar la ayuda en
el sentido de que las editoriales también tienen derecho a vivir de su trabajo.
Lo que sí digo es que esa ayuda no es para las familias que se ven en la
obligación de hacerse cargo de unos gastos, los de los libros de texto, que no
son imprescindibles y que a la postre no vienen más que a sustituir en muchas ocasiones
la labor de los maestros.
En
otros tiempos hubiera plateado este tema con mucha más virulencia, posiblemente
producto de cierta arrogancia de juventud aunque producto siempre de la idea de
que cada cosa esté en su lugar y de que a la gente no se la termine engañando
valiéndonos de nuestra posición de poder. En otra época hubiera defendido
sencilla y llanamente que abajo los libros de texto y arriba los maestros
trabajando cada día. Hoy estoy dispuesto a tolerar que existan libros de texto
en las clases que ayuden a la labor de los maestros, siempre y cuando nadie
plantee que son elementos indispensables y que tienen que servir para que las
sufridas familias, como no tienen ya suficientes elementos que les complique
las vidas, vengan a funcionar como un eslabón más de esta larga cadena para
dificultar a su manera la llegada a fin de mes, que llega un momento en que se
convierte sencillamente en un imposible.
Hay muchas formas de que las familias se organicen para
surtir a sus hijos de algunos libros de texto que puedan ser necesarios pero
también los maestros deben asumir sus responsabilidades y facilitarles la vida
a las familias eliminando gastos que no son imprescindibles.
ResponderEliminarMuy buen artículo. Un tema muy delicado que siempre está ahí... como gran noticia de temporada que nunca se resuelve de forma satisfactoria...
Un cordial saludo
Mark de Zabaleta
P.S: El invierno de Vivaldi, muy apropiado !
09 Septiembre 2013, 06:08
Sin duda un tema con mucha polémica.
ResponderEliminarGracias por hacerte seguidor de mi blog,quería comentarte que no soy de Alfacar( vivo en él) y me casé con un familiar tuyo que falleció hace 13 años Mi marido se llamaba Ricardo.
Saludos y feliz semana
Hola Antonio querido !
ResponderEliminarYo sinceramente nunca he utilizado libros de textos, lo que se dice literalmente - tampoco he utilizado fichas ni nada de eso- los cuentos que les he contado a los niños han sido invento mío, a veces empezaba por el cuento y luego me disparaba y seguía con mi cuento especial, ellos se reían y se lo pasaban bien que eso es lo que importa y tambien aprendían por supuesto- con la música didáctica, canciones que enseñan los números y el abecedario eso si, les gustaba mucho -
A mi nieta le dan con cinco libros de texto hasta de inngles- para mi es una barbaridad, pero el profesor manda, o eso parece y el sistema pone la comodidad al alcance ni mas ni menos.
Estoy de acuerdo contigo, aunque como dice Mark es un tema delicado que siempre esta ahí.
Muchos besos, uno tras otro ( sin parar ) y un fuerte, fuerte abrazo a ver si aguantas con èl :))
Aurora
Ah, me olvidaba decirte que Vivaldi con sus estaciones me trae bellisimos recuerdos de una persona que ya no esta pero que siempre estara -Gracias !
ResponderEliminarmas besos
Aurora
Te aseguro que aguanto los abrazos divinamente, sobre todo los que me llegan de las señoras de La Coruña y se han dedicado a la docencia y tienen una hija y una nieta con las que se les cae la baba y encima me conmueven con los poemas que escriben. Aunque me muriera no me movería para no perderme ni na pizca de abrazo. Te devuelvo un beso simple de abuelo cebolleta
Eliminarlos libros de texto. Punto y aparte.
ResponderEliminarsolo ocasionan quebraderos de cabeza en lo concerniente a las etapas escolares primarias.
Justamente cuando TODAS y cada una de las decisiones son asumidas por adultos. Sean maestros, sean padres, sean madres, sean editoriales, sean negociantes... Un tema que origina polémicas, las más de las veces pura y sencilla puerilidad. ¿Qué pasa con los libros de texto, apuntes, notas, documentos, guías didácticas de Secundaria, Bachillerato, Universidad? ¿Nada se cuestiona? ¿no da para polémica?
Aquí, como siempre: 'quien más cincha, capador'
pero bueno el artículo
Bs
Hola Antonio.
ResponderEliminarY lo caros que son. Y muchas veces no se puedenpasar de un alumno a otro porque están escritos.
Yo que vivo estos problemas desde Cáritas, te diré que han recortado las becas para los libros.
Antes tenían ayuda.
A veces me indigno por que no es manera de arreglar el Pais, recortando en Cultura y Sanidad. Bueno me callo, porque tampoco voy poder solucionar nada.
Pues este año, mi nieta con 8 años, ya lleva el carrito lleno de libros que valen un pastón.
Te mando un abrazo, Montserrat.