Seguidores

domingo, 5 de mayo de 2013

RELACIONES



         La vida humana no vale lo mismo según donde nazcas. Sé que es muy cruel decir esto pero estoy convencido que corresponde a la realidad y pienso que es importante ser conscientes de que las cosas son así para no vivir en el limbo. Por eso interesa aclarar que cuando hablamos de relaciones entre padres e hijos, que es de lo que vamos a tratar, lo estamos haciendo aquí, en el primer mundo, en los primeros años del siglo XXI y en un contexto de crisis después de haber vivido unos años en los que nos hemos creído poco menos que los reyes del universo.

         Como primer punto nos vamos  referimos al hijo nacido y respetamos la decisión de la madre, dueña indiscutible de su cuerpo y responsable de aceptar el hijo concebido o no. Vaya, por tanto, ese punto de partida, que es el nuestro, para saber de qué hablamos, sobre todo en un tiempo, en este país de España, en el que después de tener en vigor una ley según la cual cada madre podía decidir si aceptaba al hijo concebido o no durante las primeras semanas de gestación, en este momento se vuelve a cuestionar y se pretende dotar al embrión o al feto de los mismos derechos que la persona nacida, con lo cual, la autoridad sobre el cumplimiento del embarazo deja de estar en la madre y pasa a las costumbres familiares, a las creencias religiosas o a las circunstancias políticas del momento, cosa con la que no estamos de acuerdo. Quede por tanto claro que partimos de una relación inicial con los hijos de aceptación libre del concebido por parte de la pareja, sobre todo de la madre. Esa es la primera relación entre padres e hijos que aceptamos como buena o como la mejor.

         Una vez nacido el hijo debe disponer, según nuestro criterio inicial, de la condición de deseado lo que le depara una crianza concreta que lo distingue de cualquier otro venido al mundo por alguna imposición interna o externa de los padres, sobre todo de la madre, que marcaría todo el proceso de desarrollo y lo diferenciaría claramente de nuestro recién nacido. Nuestro pequeño ha llegado a una familia que lo espera y que lo acepta, lo que indica que, aparte de las condiciones materiales en las que tenga que crecer, que ya de por sí le van a condicionar una vivienda y una forma de vida, su desenvolvimiento afectivo no va a enfrentarse a situaciones de rechazo profundas. Nuestro recién nacido se va a enfrentar a la vida con importantes apoyos del mundo que lo rodea. Esto no tiene por qué ser garantía suficiente para un crecimiento gozoso, pero desde luego me parece un requisito indispensable con el que todos los pequeños debieran disfrutar como punto de partida. Cualquier problema de aceptación inicial con el que tenga que arrastrar el recién nacido lo va a convertir por este mismo hecho, en una persona que va a vivir en un medio hostil, que no lo acepta y que va a tener que cargar, aparte de con las dificultades de cualquier tipo, con la de no ser querido, que le pesará todos los días de su vida.

         Por globalizar diremos que el mejor contexto para el crecimiento de un pequeño, respetando otros criterios, es el de poder crecer con otros niños en un ambiente de lo que entendemos como escuela en la que pueda gozar de una serie de atenciones materiales básicas: comida, limpieza, relaciones con iguales, descanso y vigilancia por un adulto responsable. Esta serie de atenciones mínimas pueden suponer un importante punto de partida para todos. Naturalmente que esto no significa en ninguna medida que cada uno después, en su desarrollo personal, no disponga de posibilidades individuales que mejoren o dificulten su vida, pero sí que es posible pensar que la civilización ha servido para algo y que nos puede haber permitido a todos unos mínimos aceptables para afrontar un crecimiento no exento de dificultades que habrá que ir superando poco a poco y que, a pesar de la base común,  nos va a hacer personas distintas con niveles de realización personal también muy diversos.   

8 comentarios:

  1. Menudo temita traes a la palestra, Antonio: Leyes, hijos, criterios y decisiones.
    Al final, si no media otro sentido que el común, se impondrán los dictados de siempre: Los de la jerarquía, me da igual de la iglesia que de la sumisa derecha imperante.
    Y tienes toda la razón, que no es lo mismo ni comparable nacer en uno u otro sitio. Ni por espacio geográfico ni por por rango social ni por discriminación económica. Como tampoco es lo mismo cuestionarse la ley y el aborto según sea la clase 'protegida': altas esferas, bajas esferas.
    Tremendo, tremendo, tremendo.
    Relaciones interpersonales
    Abrazo inmenso

    ResponderEliminar
  2. Que bien lo expones amigo mio, con sensibilidad, sutilmente pero claramente- Te felicito amigo !!!!
    No es lo mismo nacer en el Congo ( por poner un ejemplo ) que en España ( por poner otro ejemplo ) no es lo mismo nacer rico que nacer pobre, pobre, pobre - no es lo mismo nacer amado que nacer no deseado-
    Pero asi es, asi es en mucho sitios en todos los sitios del mundo abra alguien deseado y no deseado-
    Las relaciones entre padres ( digase madre ) y sus hijos es promordial, un hijo amado ya nace rico, aunque los medios sean escasos, un hijo no deseado nace pobre ( aunque bien acomodado ) emocionalmente, por lo tanto aunque tenga exito material no lo tendra personal, de satisfacion en lal vida- uno es feliz cuando esta pleno interiormente, entonces lo tiene todo, y estar pleno es sentir completo con tu familia, sentirse amado y amar-
    Ufff!!!! me has puesto los pelos de punto con este tema- Como dice Pilar menudo temida :)

    Besos de cariño profundo e intenso.

    Aurora

    ResponderEliminar
  3. Muy de acuerdo, Antonio, y creo que Aurora da en el clavo al expresar que un niño nace rico si es amado, pero amado de verdad, no solo un lindo muñeco para jugar y darle todos los caprichos con tal de que no llore. Pueden ser los padres pobres pero enseñarle a vivir y a afrontar la vida con una serie de valores que son lo más importante.
    Muy interesante -bueno, como todas las tuyas- esta entrada.
    Un beso! Y además, con sabor a campanillas moradas, que está el campo lleno de ellas este año.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad que la vida depende de muchas variables. Qué lujo de comentaristas tengo. Con esta compañía uno no tiene más remedio que crecer cada día y hacerse cada día un poco más humilde y más sabio

      Eliminar
  4. En 1979 tú y yo participamos en la redacción de un manifiesto de la coordinadora de escuelas infantiles de Granada donde, entre otras cosas, hablábamos del derecho del niño a no nacer si no era deseado.

    Durante muchos años, el cuestionario inicial que usábamos para hablar con los padres, en su primer contacto con el maestro de su niño, tenía entre sus preguntas la triple opción de si el niño era deseado, aceptado o rechazado.

    Afortunadamente la legislación y la costumbre ha hecho que ya no haya que reclamar cosas tan obvias, y que esa pregunta deje de tener sentido. Hemos llegado a un momento en la sociedad española que se tienen los hijos que se quieren tener.

    Tambores no tan lejanos suenan a rebato, para volver a situaciones donde la decisión de tener un hijo deje de estar en manos de su madre. Y no queda más remedio que volver a argumentar lo que ya parecía socialmente tan asumido.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad que algunas veces parece como si la Historia, o se repitiera o no andara. En este momento con el tema de la interrupción o no del embarazo, así pareced. Desde el momento en que para alguien sea lo mismo de importante un embrión, o feto o un ser nacido, ya tenemos el lío. Todo se convierte en una sarta de asesinatos sin cuento y todo el mundo se considera con autoridad para opinar y para imponer. Los que partimos de que son las mujeres con su cuerpo, embarazado o no, las que tienen derecho a decidir en última instancia, no entendemos este girigay, sobre todo cuando la Ley es la primera que contempla que sólo el ser nacido es el que está sijeto a dedrechos y a obligaciones. Parece que este debate no tiene fin. Un abrazo

      Eliminar
  5. Yo creo que se debe pensar muy cuidadosamente antes de hacer los niños as veces no es suficiente darles amor no teniendo nada mas que ofrecerles... Por otro lado están los que ofrecen todas las comodidades materiales y nada de amor hoy en día es siempre muy difícil crear los filhos... y que Dios nos ayude a encontrar un equilibrio.Besitos mi amigo me encanta tus entradas.

    ResponderEliminar
  6. Estimado Antonio
    Lo que dices acerca del aprecio por la vida es muy cierto, aunque parezca algo inhumano.
    Respecto a los derechos del feto es una cuestión extremadamente controversial, sobre todo en personas que han olvidado que alguna vez fueron jóvenes.
    Me explico: si en este momento tuviera 17 años, estuviera preñada y mis padres fuesen a echarme de la casa por esa situación, estoy segura que votaría para que se aprobara el aborto. Todo depende del momento, del cristal con que veamos la situación y de la memoria que tengamos.
    Desafortunadamente las religiones para lo único que han servido ha sido para explotar a muchos y dividir (con el perdón de los religiosos que están en su derecho).
    El planteamiento que haces de la aceptación temprana que deberían tener los críos me parece fundamental para que tengan un desarrollo normal dentro de un ambiente de paz y de ternura.
    Resumiendo tu escrito diríase que cada ser humano nace “marcado”. Muchísimo más aquellos que desafortunadamente viven en la miseria.
    Deseo que pases un maravilloso fin de semana

    ResponderEliminar