Lo de
menos es que se llame Isabella Barrett, que tenga 6 años y que lleve ya dos
ganando todos los concursos de belleza a los que su madre Susanna, su principal
asesora y la que vela por sus repletas cuentas bancarias, la presenta. Podría también
llamarse Alana ´Honey Boo Boo´, Eden
Wood, Arancha, Stefy o sencillamente Mari Pepa o Wolfgang Amadeus Mozart, haber
nacido en Estados Unidos, en Alemania, en España o en Pernanbuco. Todo eso es
secundario y no afecta al contenido de lo que pretendemos decir.
Lo que
de veras importa es que tanto ayer como hoy hay niños que, por razón de su
belleza o por su excepcional destreza en el manejo de una raqueta o de un
instrumento musical, sus familias más cercanas, normalmente sus padres, se
deciden a explotar comercialmente
haciendo de ellos verdaderos monstruos
de feria tipo la mujer barbuda o el hombre elefante y exhibiéndolos aquí
y allá para morbo y deleite de todo tipo
de concursos, suprimiéndoles para siempre su infancia. En el caso de nuestro último
fenómeno, Isabella Barrett, de la que nos han dado cuenta los periódicos esta
misma semana, su madre y manager Susanna se llega a preguntar si todo ese jolgorio lo estará montando en
beneficio de su hija o en el de ella misma. Parece que lo resuelve de un
plumazo y acalla su conciencia con el argumento de que la niña se lo pasa muy
bien. En el caso de Mozart recuerdo que ya de mayor se lamentaba amargamente
que cuando era un niño comía en la misma mesa que emperadores, príncipes y papas
mientras que a sus treinta años, cuando verdaderamente era el músico más grande
de todos los tiempos, tenía que comer en las cocinas con los criados.
También
en el caso de Issabella, esta niña americana que en estos momentos relumbra más
que el sol, su madre Susanna argumenta como consuelo que en la cuenta corriente
dispone ya de reservas económicas para asegurarse la solución de sus
necesidades futuras de por vida. Y todo esto aparece en crónicas amarillas en
las que uno al leerlas no puede interpretar con claridad si lo que hace el
cronista es valorar la gesta del menor y su madre o pone en evidencia un caso
sangrante de explotación infantil que los poderes públicos deberían atajar de
raíz para proteger la dignidad de la infancia y para hacer que las familias
desistan de las tentaciones de hacer de sus pequeños fuentes de explotación en
su propio beneficio a cambio de suprimirles para siempre su infancia, objetos
de comercio con los que traficar, situación por cierto que no aparece para nada
en el reportaje que nos ha servido de fundamento para este alegato en defensa
de la infancia.
Siempre
me he preguntado si hubiera sido mejor que tanto Mozart como su hermana, que lo
acompañaba siempre y de la que se habla muy poco, hubieran crecido siendo niños
normales y corrientes aunque el mundo hubiera prescindido del genio de Wolfgang
Amadeus antes que poder contar con su genio y saber que siempre fue un hombre
resentido e insatisfecho, incapaz de
encajar su evolución personal. En el caso de Issabella no quiero pensar lo que
tendrá que vivir cuando no sea capaz de ganar los concursos de belleza, cosa que sucederá en cualquier
momento. Desde luego sí tengo claro que ninguno de estos fenómenos forma parte
de la lista de niños explotados laboralmente de los reportajes que periódicamente
se nos muestran con la intención de que
este mundo mejore suprimiendo el trabajo de los niños. Diré para finalizar que
hace unos años salió un anuncio de Iberia con ciento ochenta bebés que
dibujaban con sus cuerpos la estampa de un avión. A esos bebés los llevaron
encantadas sus madres y para hacer el anuncio tuvieron que pegarlos al suelo
con los pañales durante el tiempo que duró la grabación porque de otra forma no
hubiera sido posible.
Socorro,
por favor. Un poco de conciencia y de respeto por la vida y, en este caso, por
la infancia.
Hola , es increhible, pero cierto!
ResponderEliminarObservamos como en el escaparate de la vida, sea aqui o alla, los seres humanos siempre son dominados por la ambicion y la avaricia, hasta el punto de olvidar a sus propios hijos e imponer sus planes y propositos muy por encima de los valores morales , el amor y la dignidad de sus propios hijos. Gran escrito, te felicito! Siempre es un placer leerte y ser sacudida por el poder de tus palabras muy bien pensadas y producidas por tu gran sentido y sensibilidad! saludos , Rose Marie
Una buena parte de nuestras particulares vidas consisten sencillamente en usurpar, manipular, explotar y malversar las vidas de los otros.
ResponderEliminarSea cual sea la motivación de los usurpadores (padres, managers, lugartenientes, representantes, espíritus de la mediocridad, algunos, con suerte, escapan de las garras del león que los apabulló y consiguen POR MÉRITOS PROPIOS traspasar tierras y cielos gracias a que la Naturaleza los concibió geniales. De estos, los genios, pocos, poquitos.
A la mayoría, que ni son ni falta hace sean genios, los engulle la cloaca del olvido, que es la celebridad sin pies ni cabeza. La otra mayoría vulgar que los encumbra.
Andando con la denuncia, Antonio.
Entre Mozart y esta niña se me ocurren un millón de diferencias, pero desde luego sus padres parecen cortados por el mismo patrón deforme.
ResponderEliminarUn saludo
ResponderEliminarHola Antonio me da mucha pena que conviertan a estas niñas, vistiéndolas de mayor para exibirlas.
Las niñas deben de ser niñas y no monos de feria para exibirlas, además es muy peligroso..
Yo misma me arrepiento de haberme cardado el pelo cuando sólo tenía 12 años y querer parecer mayor.
En cuanto a Mozart, tenía entendido que sufría un retraso, el síndrome de Wiliams, que poseen un don especial para la música, pero tienen dificultades para otros apredizajes, dicen que no sabía abrocharse ni el cordón de los zapatos.No sé hasta que punto es esto cierto.
Un abrazo, Montserrat
¡Ah!, añado que la música es preciosa, Mozart fue un gran músico.
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