Entre las perversiones más notables que se producen en la educación de los pequeños, con frecuencia se encuentra la de que aprendan a leer cuanto antes. Las causas suelen estar relacionadas con la demostración de su nivel de inteligencia, “cuanto más inteligentes son antes empiezan a leer”, o sencillamente una carrera de competición simple y llanamente, “mi hija empezó a leer antes que Juanito, su vecino, que es de su misma edad”.
Pero todos solemos cometer el mismo error cuando pensamos en la idea de lectura. Cuando hablamos de lectura estamos pensando en lectura de letras y de renglones y solemos referirnos a ella siendo así que la lectura es mucho más amplia y que en casi todos los casos empieza mucho antes de que los niños lean letras y palabras. Cuando un niño de dos años se mira en el espejo dice que ese que hay al otro lado es él y no es cierto. Es su imagen que coincide en rasgos con la suya pero que no deja de ser un reflejo de él. Es una forma de lectura que, inexplicablemente no solemos explotar, no sé por qué. Si pones delante de una niña pequeña una foto de su padre dirá: “Es papá”. No es verdad. Ella está leyendo en un trozo de papel e interpretando que la imagen que aparece de su padre es su padre. Está, por tanto, leyendo y no sé por qué tampoco lo explotamos demasiado.
Lo que entendemos normalmente por lectura suele ser una etapa muy avanzada de la interpretación de signos que son capaces de realizar los niños entre los cinco y los seis años normalmente, pero que en realidad comenzó mucho antes, casi podríamos decir que por sí sólos y casi siempre sin ninguna dirección por parte de sus familias ni de sus escuelas. Ya sé que estoy hablando en genérico y que globalizo con idea de simplificar. En ningún caso de desmerecer los encomiables esfuerzos que se realizan desde muy pronto. Pero no los destaco porque me parecen demasiado minoritarios.
La lectura comienza desde muy pronto, pongamos desde un año por decir algo, en el momento en que un niño es capaz de descifrar una imagen y ponerle un nombre. Una representación real de una manzana en un papel no es una manzana pero el niño dirá que es una manzana porque está leyendo, está abstrayendo la idea del objeto manzana y dando ese nombre a su imagen plana. Esta podría ser la primera fase de lectura que no solemos darle demasiado valor en las familias y en las escuelas y lo tiene. Los miles de símbolos que hay en la calle los niños los están leyendo a cada momento y llegan a interpretarlos muchos de ellos sin que los adultos intervengamos: flechas indicadoras, pasos de peatones, luces de espere y de pase, anuncios de productos…
Se hace casi imposible que un niñio de ciudad en este tiempo no sepa leer y sin embargo nosotros, estamos empeñados solamente en lo que podríamos denominar la última fase de la lectura, la que se refiere a interpretar el símbolo arbitrario, que sería la letra, sin haberle dado la importancia debida a todo ese cúmulo de pasos intermedios que han ido leyéndo casi desde el principio de la vida y por los que los niños han tenido que pasar con muy poca asesoría por parte de los adultos, casi buscándose la vida por ellos mismos. Por eso quisiera dejar una idea aquí para que pudiera ser seguida por los adultos que lo deseen. En vez de preocuparnos tanto por enseñar a los niños, observémosles más. A lo mejor tenemos mucho que aprender de ellos.
Y así surgió la maravilla del Código de Hammurabi.
ResponderEliminarLos jeroglíficos
Los ideogramas, los logogramas y el Morse.
Y andan por ahí sueltas muchas lenguas sin tradición escrita.
Pero a lo que estamos en Occidente: ¡A leer y leer, que se erradique el analfabetismo! ¡Que mi vecinito no le gane a mi Juanito!
Oportunas tus reflexiones, padre educador.
Bs abrazos
buena información. Ahora entiendo muchas cosas y situaciones de futuros niños prodigios, orgullo de padres que me son muy cercanos, que quedaron en proyectos de.
ResponderEliminarun abrazo
Mi querido Antonio ! cuanta verdad !!! y que bien dicho ! yo soy de las que pienso igual que tu, exactamente igual- se le suele dar mas importancia a cuando el niño escribe en una libreta su nombre que cuando en realidad se mira al espejo y dice ( como dice tu ) este soy yo, o esta soy yo !
ResponderEliminarNunca forzar al niño a escribir ( desgraciadamente sucede en muchas escuelas ) y venga, tiene que poner su nombre, y el niño pone lo que le apetece y dibuja lo que le apetece en ese momento, no es un robot. Tanto debemos aprender de los niños ( como dices tu Antonio querido )
Yo disfruto con los niños, me zambullo en ellos, y me dejo enseñar, se aprende tanto !!!!! es algo que no termina nunca, cada niño es un libro nuevo por abrir, un libro que no esta escrito físicamente, pero si lo esta interiormente.
Gracias Antonio por tus comentarios tan lindos y cariñosos, muchas gracias.
Un fuerte, fuerte abrazo y un lindo beso con afecto.
Aurora
Nunca había pensado que leer no es sólo unir letras para formar palabras. Qué interesante resulta. Me recuerda a lo de "ala-libro-ala", aprender las letras ayudándose con los dibujos.
ResponderEliminarGracias por tu último comentario en mi blog, me haces sentir que no es tan mala tanta inseguridad (aunque todo el exceso nunca sea bueno).
Mil besazos, Antonio.
Buen post muy informativo sobre un tena aapasionante conmo es la lectura y el mundo de los niños un mundo maravilloso y enriquecerdor.Para mi aprender a leer fue descubrir un mundo mágico de letras con sonido que me ilustraban mi saber.
ResponderEliminarUn abrazo de MA desde El blog de MA tu blog amigo de letras e imágenes.
te sigo leyendo tienes muchos blogs
ResponderEliminarMe gusta tu filosofia sera porque es igusl a la mia
Bueno yo tengo ya ves dos blogs
ResponderEliminarUn abrazo desde Miami
Muy interesante lo que nos has dejado en esta entrada.
ResponderEliminarEfectivamente, antes de llegar al signo (una abstracción superior) el niño abstrae la idea del objeto. Y sí, es una manera de leer. Dejemos a los niños que tengan su proceso: de lo concreto a los abstracto.
Un abrazo.
Mercedes.
Hola, Antonio.
ResponderEliminarLlego hasta aquí desde LDA y me ha encantado, gracias por contactar.
Sobre el post de más arriba, perdona que discrepe, sé que en el fondo es cierto, sólo en el fondo pues considero -mi experiencia es poca, únicamente personal, de madre y abuela y así lo indica- que dominar la lectura es como andar, nadie discute que el bebé tenga que andar y aunque la mayoría de las criaturas lo consiguen dentro de unos parámetros, la independencia que da el poder hacerlo, es tanta o más cuando se gtrata de la lectura.
Te envío un cordial saludo.
Hola, Antonio.
ResponderEliminarAunque también te dejaré El Libro de Arena una nota, amigo mío, vengo a tu blog a darte mis más efusivas gracias por "presentarme" la novela de Rafael Chirbes, "Crematorio".
Empecé a leerla y he descubierto que, al igual que sucede con "El Criticón", abriéndo cualquier página se disfruta de una completa imagen; la palabra escrita, de un autor del que desconocía todo, posee la fuerza suficiente para ello. Vuelvo a decírtelo, te estoy muy agradecida por mostrármelo.
Recibe un cordial saludo.