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domingo, 12 de octubre de 2025

DÍA DE LA RAZA


         Me chirría sólo leer el título con esas palabras pero con esas que veis escritas mi generación aprendió a nombrar una fiesta que fue la de un  mundo nuevo. Pudo ser la de un feliz encuentro entre  culturas de los dos lados del Atlántico del que los de aquí y los de allí pudimos haber aprendido cantidades industriales y habernos hecho más grandes todos pero, la verdad, es que el Almirante alcanzó la primera isla, a la que llamó La Española, hoy República Dominicana y Haití, clavó su bandera en la playa, hincó su rodilla en el suelo y pronunció aquellas famosas palabras: “EN NOMBRE DE LOS REYES DE CASTILLA Y DE ARAGÓN, TOMO POSESIÓN DEL PARAISO TERRENAL”, y se quedó tan pancho. Con estas mimbres dio comienzo a lo que todavía llamamos EDAD MODERNA. Don Colón y sus secuaces se dedicaron, a partir de entonces, a rapiñar todo lo que pudieron, a evangelizar a aquellas gentes que salieron a recibirlos y a proclamar a bombo y platillo que habían descubierto un nuevo mundo. Todavía nadie ha explicado dónde estaba ese nuevo mundo y las gentes que lo habitaban antes de que ellos llegaran.



         Sí podemos precisar, por si alguien todavía no lo sabe, que el Almirante realizó cuatro viajes antes de morir por estas tierras, pero nunca supo dónde había llegado, hasta el punto que el nuevo mundo no se llamó Colombia en su honor, por haber sido quien lo descubrió primero. Se le adelantó el listillo de Américo Vespucio, tiempo después, para que aquellas tierras las conozcamos hoy como AMÉRICA. Su nivel de depredación no tuvo límites y por robar robaron hasta sus nombres. Siguiendo la lógica del más fuerte, el señor Trump está empeñado en que el golfo de Méjico se llame desde ahora golfo de América. Igual lo consigue, aunque no sea más que como consuelo por no haber logrado su tan ansiado Premio Nobel de la Paz, que se lo ha embolsado la venezolana María Corina Machado, quien ha llamado a Trump para felicitarlo y éste ha declarado que no ha querido pedírselo. Como se puede ver, hoy no están las cosas muy distintas a como estaban hace cinco siglos.



         Me da vergüenza no referirme a Gaza y a los rehenes Israelíes que todavía quedan secuestrados, que espero que sean devueltos por fin. Creo que quedan 47 pero, 27 de ellos ya son cadáveres y vivos, sólo 20. Parece que se ha logrado firmar una paz para los que quedan vivos y para todo lo que queda sin destruir de la franja. Tengo que alegrarme, a pesar de todo, de ver que no han muerto todos porque se les ve deambulando como si fueran hormigas, de acá para allá como pollos sin cabeza, a ver si encuentran un espacio en donde aposentar lo que les queda. Ahora con la firma plasmada espero que puedan comer por fin si es que no se han podrido los víveres que albergan los cientos de camiones que llevan no sé cuánto tiempo esperando que Israel autorice su entrada para repartir sus contenidos. Ya he escrito que me alegro, unos renglones más arriba, por decir algo. Porque alegrarme después de tanto muerto como ha quedado por los suelos y tanta destrucción, no deja de ser un sarcasmo.



         También podría ponerme a llorar pensando en lo que queda, una vez que se consolide el alto el fuego y el ejército de Israel termine por darse cuenta de que muchos de los que condenamos el atentado de Hamas no dejábamos de ver también sus atropellos en Cisjordania con los asentamientos ilegales que acosaban a los palestinos desde hace años y que no han parado ni un momento, a pesar de los miles de muertos que se ha cobrado la invasión que espero que, por fin, haya terminado con esta firma de la que me voy a alegrar una vez más, para que no se diga. Otra cosa muy distinta, una vez que todos los prisioneros de la franja vayan comiendo, es preguntarnos qué va a pasar con tanto destrozo y con los miles y miles de palestinos que deambulan sin saber dónde van  a dormir esta noche, sin ir más lejos. Pero no quiero desplegar toda la extensión de amargura que me queda dentro contemplando el panorama. 



Prefiero terminar aquí, dejando un ruego para ver, por fin, la última secuestrada de la flotilla en su casa y con su gente.  








domingo, 5 de octubre de 2025

OTROS FRUTOS DE OTOÑO

 


   


      Acerolas. Llamadacomúnmente acerolacerecitamanzanita o semeruco,  nombre que recibe su fruto, es una especie  que crece espontáneamente en América Central, las Antillas y en las zonas tropicales húmedas de Sudamérica. Es apreciado por sus frutos, que tienen un alto contenido de vitamina C.  Es redondo con un diámetro de entre 1 a 2 cm y 20 g de peso, de piel lisa, de color rojo o amarillo y, pese a su semejanza externa con la cereza del Viejo Mundo, en su interior presenta gajos y tres carozos apretados muy duros.  Es rica en vitamina Cvitamina B6vitamina B1vitamina Aflavonoides y minerales esenciales (hierrocalciofósforopotasiomagnesio). En la actualidad se cultiva en países tropicales y subtropicales como Australia, Cuba, Etiopía, Filipinas, India, Indonesia, Jamaica, Madagascar, Myanmar, Pakistán, Puerto Rico, Sri Lanka, Surinam, Tailandia y Vietnam.

      


 
Azofaifas.- En el hemisferio norte florece entre abril y agosto. Las flores son pequeñas, poco llamativas, pentámeras, verdosas y situadas en grupos de dos o tres a lo largo de las ramas. Produce inflorescencias cimosas, de dos a cinco sobre un pequeño pedúnculo común a la axila de las hojas. Flores axilares de color amarillo verdoso de 3 a 4 mm de diámetro

El fruto es el jujube, jínjol (jínjoles en plural), azufaifa o azofeifa, una drupa comestible con aspecto de oliva, de unos 2 o 3 cm de longitud, de forma  globosa, con una sola semilla. La piel del fruto es inicialmente de color verde claro y toma un color marrón rojizo cuando está maduro. Cuando está fresco, la pulpa es verde claro a amarillento pálido, de textura harinosa —parecida a la de la manzana— y dulzona. Existen variedades injertadas que producen frutos de 5 o 6 cm de longitud.

Se recolectan a finales de verano o principios de otoño. Son ricos en azúcares y mucílagos y con una importante cantidad de vitamina C por eso se han consumido por su valor nutritivo como una fruta, natural o desecada.

Es un árbol originario del sur y este de Asia (China) y es cultivada en otras partes del mundo de clima tropical o templado, incluido España, por su fruto comestible. También han proliferado algunos árboles en el noreste del estado de Coahuila y Durango, México.

        


Majoletas.- 
Es un árbol de hoja caduca, de 4 a 6 m de altura, con ramas espinosas, hojas lampiñas y aserradas, caducas, flores blancas, olorosas y en corimbo, y fruto comestible, de forma ovoide, revestido de piel tierna y rojiza que encierra una pulpa dulce y una única semilla, de ahí su nombre, apareciendo raras veces dos.

Pueden ser arbustos o pequeños árboles de 5 a 14 metros de altura, con una copa densa. La corteza es gruesa y parda con grietas verticales naranja. Los tallos más jóvenes tienen espinas romas, de uno a 1,5 cm de largo. Hojas de 2 a 4 cm de largo, obovadas y profundamente lobuladas, a veces casi hasta el centro, con los lóbulos abiertos en un amplio ángulo. El haz es verde oscuro y el envés es pálido.

Es abundante en toda la península ibérica y Baleares, escaseando en la zona meridional en la que se sitúa en montañas y vaguadas. Se puede encontrar en casi cualquier tipo de bosque, donde suele formar setos junto a otras especies espinosas (zarzas, rosales silvestres.

       


  Almecina.- Es un árbol caducifolio que puede llegar a medir de 20 a 25 m de altura. De tronco recto y corteza gris y lisa, semejante a la del ficus o el haya, sin estrías o hendiduras marcadas; posee una copa redonda y ancha. Sus hojas, de 5 a 15 cm de largo, son alternas, pecioladas y de forma ovo-lanceoladas y delicadamente aserradas, con dientes de punta más clara; el haz es de color verde oscuro algo pubescente y el envés, de color más claro con pilosidad en los nervios.
Las 
flores pentámeras son inconspicuas, pues no tienen pétalos y únicamente están formadas por 5 sépalos caducos (flor monoclamídea); son de color amarillo verdoso. El fruto, llamado almezaalmecina o latón, entre otros, es comestible y de sabor agradable parecido al dátil; es una drupa carnosa de alrededor de un centímetro de diámetro, casi negro por fuera y amarillo por dentro en su madurez, con un hueso del tamaño de un grano de pimienta. Crece solitario sobre largos pedúnculos en las axilas de las hojas.

        


Serva.- Sus frutos silvestres, en forma de pequeña pera se recogen a finales de verano, y para su consumo deben someterse a una sobremaduración en paja para poder ser comestibles.

Sus frutos son utilizados para hacer mermelada y algunas bebidas alcohólicas fermentadas, como el vodka.