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domingo, 27 de octubre de 2024

APRENDER TROPEZANDO


         En situaciones como la de  esta semana yo quisiera desaparecer del mapa, de lo pequeño que me siento. Íñigo Errejón había alcanzado un lugar en la escala social, suficiente como para convertirse en referente de la cultura de esta época. De pronto se nos ha manifestado como un hombre más, que no ha dado la talla en su relación con una mujer, Elisa, que lo ha denunciado por haber abusado de ella. Ahora tendrá que responder, si procede, a lo que el juez dictamine. Pero al margen de lo que diga la justicia, que, lo hará cuando llegue el momento, personalmente me duele más que Elisa manifieste en la denuncia su frustración por la lección que ha recibido de Íñigo, ante un encuentro que ella había aceptado con ilusión y hasta con expectativas. No me quiero detener en las  importantes consecuencias sociales que se derivan de la enorme lección de injusticia sufrida por Elisa. No quiero pensar en la lección para su futuro sobre los hombres y sobre la vida, que carga sobre sus espaldas. Inevitablemente pienso en el    caso Nevenka, que fue el primero que vivimos y del que parece que no hemos aprendido mucho a pesar de los más de 20 años pasados. Las lecciones sociales las viviremos todos, cada uno a su manera.



         Estamos embarcados en una enorme revolución cultural para lograr que tanto hombres como mujeres alcancemos la categoría de personas, que nos incluya a todos y, pese a los pasos significativos que se van dando, situaciones como la que comentamos nos dicen, sobre todo a los hombres, que nos queda mucho por aprender y que haremos bien en detenernos y mirar de frente lo que ha pasado y sus consecuencias. Sé que no van a faltar voces, de hecho ya se han hecho presentes, que se solidaricen con Íñigo y censuren a Elisa por haber denunciado. Me parece terrible, después del acoso sufrido, pero en este punto estamos y no donde nos creemos, cuando nos venimos arriba. Otros voceros ya suenan contra la izquierda, de la que participa Íñigo y yo mismo, como si estas injusticias fueran específicas de una opción política de la que ahora es posible sacar partido, aprovechando el momento de debilidad.



         Allá cada uno con su forma de proceder. Sólo recordar que la película que se acaba de estrenar sobre Nevenka no se ha podido rodar en Ponferrada, donde sucedieron los hechos que en ella se cuentan, porque su ayuntamiento, del PP, ha negado el permiso y se ha tenido que rodar en Zamora. Más nos vale a todos tomar buena nota del enorme reto de igualdad en el que estamos involucrados y dedicarnos a aprender, que buena falta nos hace. Se me ha ocurrido sacar de la prensa de estos días dos casos del mismo estilo para que nos demos cuenta de que en todas partes cuecen habas y, ante una injusticia como la que nos ocupa, aunque la justicia hable, si es que tiene que hablar, y cumpla con su papel, el resto de los mortales reflexionemos y saquemos cada uno las lecciones que podamos, porque el camino que hemos emprendido es largo y la empresa de aspirar a la igualdad para que todos nos convirtamos en personas, por una parte merece la pena y por otra, nos involucra a todos. Desgraciadamente, caeremos en situaciones parecidas a la que comentamos todas las veces que nuestras miserias permitan y tendremos que corregir el rumbo y pagar en cada caso los peajes que correspondan. La empresa nadie dijo que fuera fácil, sobre todo partiendo de donde partimos.



         Podríamos ofrecer muchas más propuestas parecidas, pero he querido ofrecer las que ahora están circulando y podemos tener más cerca, para que aprendamos, que buena falta nos hace. Me cuesta tener que terminar porque se me agolpan otras crueldades que estaría bien ofrecer, pero tendrá que ser en  otro momento. También me sucede que ante la magnitud del problema me siento incapaz de ofrecer una actitud que pretende ser equilibrada pero a la vez centrarme en las víctimas, que son las que con más dureza pagan el pato de las miserias colectivas. Ojalá sirvan mis palabras para que reflexionemos y aprendamos. 




domingo, 20 de octubre de 2024

INMIGRACIÓN


         Hay muchas miserias a nuestro alrededor por las que deberíamos sentirnos avergonzados y que merecerían una profunda reflexión, con la finalidad de cambiar nuestra manera de encararlas. Me ha parecido hoy centrarme en la inmigración  porque nos afecta a todos en algún momento. Acabamos de conocer que la señora Meloni, presidenta del gobierno italiano acaba de recibir un varapalo de la justicia de su país porque cuando parecía que  había descubierto la pólvora y más de media Europa se las prometía felices por haber resuelto el problema de la inmigración, ese cortijo en medio de la nada que había comprado en Albania en el que pretendía recluir cientos de ilegales, se le ha venido abajo en cuanto han llegado los 16 primeros. Después de haberse gastado un dineral, la justicia le obliga a devolver a Italia a los 16 encerrados y no sabemos más porque acaba de suceder y sólo conocemos que la jaula de oro albanesa se acaba de quedar compuesta y sin novios, por el momento. Y 17 países europeos que pretendían seguirle los pasos, con la boca abierta, queda a la espera de una nueva genialidad que aleje a los pobres de África, que estorban en todos sitios.



         En España tenemos un problema particular con los africanitos menores, que también llegan, y encima solos,  y la ley no nos permite prescindir de ellos, sino que nos obliga a acogerlos y a cuidarlos. Como andamos tirándonos a la cabeza cualquier argumento posible entre izquierdas y derechas, lo que hacemos es abandonar a Canarias, que es quien los recibe, y que se las apañe como pueda. Si esto del abandono hasta nueva orden es dramático, las ideas de utilizar el aeropuerto  Don Quijote de Ciudad Real, para hacer algo parecido a lo de la señora Meloni en Albania, pero en España. A su presidente, Emiliano García Page, que siempre está a la que salta contra el gobierno de Sánchez, le ha faltado tiempo, esta vez con razón, para decir que nadie le ha consultado y que el proyecto es ilegal y no se puede hacer. La ministra se escabulle con la excusa de que era sólo una idea  entre muchas otras y que seguirán buscando propuestas.



         Tanto con los menores como con los mayores, más conocidos como ilegales, vamos manteniendo marginados a los que llegan en cayucos, que, aunque sean muy vistosos, son una acusada minoría que estorban a donde llegan. Con la invasión de Ucrania recibimos muchos más ucranianos y todo el mundo lo vio bien. Yo también. En el caso de España en concreto, se nos cuelan por el aire miles y miles de latinos y ya han creado ellos solitos todo un sector laboral de cuidados de mayores, de limpieza y de camareros y nadie protesta. Yo tampoco. Por lo que sí protesto es por la hipocresía  general que pretende discriminar entre unos y otros, cuando lo que los diferencia no es más que el color de su piel o su religión, pero en vez hablar con claridad, nos enrocamos en argumentos ficticios y tratamos de hacer lo blanco negro para despreciar a los que nos llegan de África y miramos para otro lado con los de Ucrania o Latino América.



         Imposible dejar de recordar a más de 500000 españoles que llegaron al sur de Francia al final de nuestra guerra civil y fueron recibidos en campos de concentración y con una hostilidad manifiesta. No así otros muchos miles de españoles que llegaron a América a buscarse la vida, huyendo de su situación miserable. Muchos de ellos se convirtieron en  indianos,  los menos,  cuando volvieron a sus lugares de origen con el bolsillo caliente. De Irlanda, por ejemplo, podríamos decir algo parecido. Hoy, la presencia de San Patricio, su patrón, es pública y notoria en Nueva York, por ejemplo. Así podríamos seguir hasta cansarnos para concluir que la inmigración y la emigración son fenómenos universales que fluctúan de un lugar a otro dependiendo  de las condiciones concretas que se producen en determinados lugares.  Todos las hemos vivido más o menos y necesitamos un poco de memoria para saber que hoy formamos pare del primer mundo pero que no siempre las cosas han sido así y que también fuimos algún día buscando quien nos acogiera. La historia está sujeta a muchos vaivenes y todos participamos de ellos en un momento o en otro.   



domingo, 13 de octubre de 2024

LECTOR


         Hubo un tiempo en que se me identificaba por las calles de Granada por ser un hombre a un libro pegado porque casi siempre iba paseando y leyendo. Tengo conciencia de haber dejado de estudiar definitivamente en primero de Magisterio, que fue el curso más fácil de la carrera. Llegué a perder la imprescindible beca porque terminé con tres suspensos en junio. Ese verano me fui de emigrante a Barcelona, con intención de quedarme allí, pero la vida me tenía reservado otro camino. En septiembre volví para intentar recuperar los suspensos pendientes y aprobé una de las tres sin haber estudiado ni gota durante el verano. Con dos se podía pasar de curso y pude hacerlo porque me ofrecieron un trabajillo en el internado que me permitía costearme los estudios en adelante. No volví a Barcelona hasta muchos años después y por razones muy distintas. Sigue siendo Barcelona uno de los lugares en los podría vivir con gusto, pero me instalé definitivamente en Granada y aquí quisiera terminar mi vida leyendo.



         He ejercido mi profesión de maestro durante más de 40 años con mucho gusto,  porque de alguna manera tenía que buscarme la vida. Lo que siempre he querido hacer, ha sido leer y es lo que he hecho con  más gusto. Agradezco a la  vida haber vivido de la educación, sobre todo la segunda parte de mi vida laboral, dedicado a la educación de los menores de 6 años, pero con todos los respetos, siempre he buscado los huecos que mi trabajo me ha permitido, para ejercer mi verdadera profesión, que ha sido, es y ya será hasta el final de mis días, la de lector. En mi infancia no hubo miseria, pero sí una extrema pobreza. No conocí más libro que uno que debía llamarse ERMO, o algo así y que me lo aprendí de memoria. Antes de saber leer de verdad recuerdo pasar sus páginas leyendo sin conciencia de las letras sino con las imágenes de cada página, que me permitían hilar su contenido y verbalizarlo. A partir de entonces… silencio hasta los 15 años, por lo menos, que me topé con Maxence van der Meersch y con él empezó mi aventura.



         A partir de mi jubilación, 2010, se me abrió el mundo en  toda su dimensión y, desde entonces, no he hecho otra cosa que leer y así seguirá siendo hasta que la vida me lo permita. Todos los libros que leo me parecen pocos y creo que no busco aprender ni nada. Lo que me parece que busco es ir inflando, a través de la lectura, el globo de mi conocimiento, no tanto para saber, sino para sentir cada proceso que la vida me descubre mientras leo y que hace que ese globo se vaya haciendo más grande  y disponer una reserva de palabras, de sentimientos y de sensaciones que me permitan profundizar mejor en los intríngulis que ignoramos y que significan un reto permanente para nuestra ignorancia. No se trata de satisfacer la curiosidad para conocer más, porque la lectura no me aporta nada relacionado con el espacio, sino con la profundidad de lo que voy enfrentando. No se trata de aprender más, sino mejor.



         Nunca me he atrevido a penetrar hasta el lugar desde el que siento la verdadera dimensión de mi interés personal, que hoy por primera vez me atrevo a penetrar. Estoy seguro que no será la última que me plante aquí, aunque no sé muy bien para qué. Si me da la vida tiempo, sé que una serie indefinida de libros, sobre todo de ficción se irán  incorporando a ese globo interior del que he hablado, a través del cual iré accediendo, con toda la dicha de que soy capaz, a niveles más completos de las entrañas de las relaciones humanas, a oquedades más profundas de los sentimientos y a procesos más complejos para desentrañar los interrogantes que la vida nos plantea. No hay dardo más fuerte y más preciso para penetrar los sufrimientos, las dudas y los gozos en los que nos desenvolvemos que las palabras y la lectura no es sino una océano de palabras entre las que podemos nadar si queremos. Tengo conciencia de que este no es más que un primer paso de otros que espero y deseo que puedan venir detrás, a través de los cuales, la comunicabilidad que pretendí desde el primer día por este medio, se vaya haciendo presente en forma de palabras. Por fin.         



sábado, 5 de octubre de 2024

MIGUEL HERNÁNDEZ

 


 


El Gobierno anulará este mes de octubre los sumarios judiciales abiertos por la dictadura contra Miguel Hernández

  • El Ejecutivo atiende así la petición de la familia y zanja la polémica con el PP que ha votado mociones para reparar la memoria del poeta en contra en Orihuela y a favor en la Diputación de Alicante.

 

El Gobierno reparará este mes de octubre la memoria del poeta Miguel Hernández y anulará los sumarios judiciales abiertos por la dictadura franquista contra él, en aplicación de la ley de memoria democrática,

 


Esta declaración incluirá la nulidad de los sumarios judiciales contra Miguel Hernández, que luchó activamente durante la guerra civil en defensa del gobierno de la II República y fue condenado a muerte tras la contienda, pena que le fue conmutada por otra de 30 años de prisión.

El poeta murió a los 31 años por una tuberculosis aguda que no llegaron a tratarle en la prisión de Alicante.



La ley de memoria democrática declara el carácter ilegal y nulo de todas las condenas y sanciones producidas por razones políticas, ideológicas, de conciencia o creencia religiosa durante la guerra civil y la dictadura franquista, y da derecho también a obtener una declaración de reconocimiento y reparación personal.



Recientemente el pleno del Ayuntamiento de Orihuela, localidad natal de Miguel Hernández, rechazó con los votos de PP y Vox una iniciativa del PSOE que pedía anular los sumarios contra el poeta, mientras que Sumar ha presentado una iniciativa para debatir y votar esta petición en el Congreso de los Diputados. La Diputación de Alicante y otras instituciones gobernadas por el PP sí que han votado a favor de anular los sumarios judiciales.

 

TRE MAGISTRALES SONETOS DE SU OBRRA “EL RAYO QUE NO CESA”

 

 

Umbrío por la pena, casi bruno,

porque la pena tizna cuando estalla,

 donde yo no me hallo no se halla

 hombre más apenado que ninguno.

 

 Sobre la pena duermo solo y uno,

 pena es mi paz y pena mi batalla,

 perro que ni me deja ni se calla,

 siempre a su dueño fiel, pero importuno.

 

 Cardos y penas llevo por corona,

 cardos y penas siembran sus leopardos

 y no me dejan bueno hueso alguno.

 

 No podrá con la pena mi persona

 rodeada de penas y cardos:

 ¡cuánto penar para morirse uno!

 

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Fuera menos penado si no fuera

 nardo tu tez para mi vista, nardo,

 cardo tu piel para mi tacto, cardo,

tuera tu voz para mi oído, tuera.

 

Tuera es tu voz para mi oído, tuera,

y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,

 y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo

miera, mi voz para la tuya miera.

 

Zarza es tu mano si la tiento, zarza,

ola tu cuerpo si la alcanzo, ola,

 cerca una vez pero un millar no cerca.

 

Garza es mi pena, esbelta y triste garza,

 sola como un suspiro y un ay, sola,

terca en su error y en su desgracia terca.

 

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Te me mueres de casta y de sencilla:

estoy convicto, amor, estoy confeso

de que, raptor intrépido de un beso,

 yo te libé la flor de la mejilla.

 

Yo te libé la flor de la mejilla,

 y desde aquella gloria, aquel suceso,

 tu mejilla, de escrúpulo y de peso,

se te cae deshojada y amarilla.

 

El fantasma del beso delincuente

 el pómulo te tiene perseguido,

cada vez más patente, negro y grande.

 

 Y sin dormir estás, celosamente,

vigilando mi boca ¡con qué cuido!

 para que no se vicie y se desmande.