En el
transcurrir de la vida no para de ofrecernos objetivos que se nos ponen delante
y nos entretienen en el esfuerzo más o menos intermitente de lograr metas que
nos proponemos. Anoche, a las doce de la noche se produjo el encendido de miles
y miles de bombillas para inaugurar la Feria de Abril de Sevilla. Contemplando
aquel fasto, que va a durar hasta el próximo sábado, echaba la vista atrás un
par de semanas y todo lo que anoche era jolgorio y esplendor, por mor de la
abundante lluvia que nos ha regado generosamente este año, se convertía en un
drama inconsolable que anuló “la madrugá” de la Semana Santa, momento cumbre de
escenificación religiosa y profana del ritual que se ha establecido.
Seguramente muchas personas de las que aquella noche lloraban inconsolables por
no poder lucirse por las calles junto a toda la parafernalia correspondiente,
participarán, anoche y toda esta semana, aderezados con los trajes al uso y con
toda la parafernalia correspondiente, manifestando el culmen de la alegría y el
gozo sin fin dentro las 1000 casetas instaladas para tal efecto.
Los
datos hablan de que un millón de personas pasarán por el ferial y se moverán
unos mil millones de euros a lo largo de los ocho días de Feria. Imposible
dejar de recordar aquella pena sin fin de hace unos días frente a este regocijo
desenfrenado en un plazo de tiempo tan exiguo. Parece que los participantes,
más que personas con pensamiento propio, sean muñequitos que se mueven en un
sentido o en otro y alcanzan la desesperación o el desenfreno en tiempo record.
Hace muchos años, mi amigo Paco mandó un coche a recogerme a RNE para pasar una
noche en su caseta, que yo desconocía y, cuando ese mismo coche me devolvió a
las 6 de la mañana a la puerta de mi casa, saqué la conclusión nítida de que
Santo Tomás, una y no más. A lo largo de mi vida, que ya no es corta, he huido
de bullicios y, cuando he claudicado, como en este caso, para cumplir con mi
amigo, la experiencia me ha confirmado que será difícil que se me pueda
encontrar allá donde se aglomere una muchedumbre.
Seguramente
estará bien que estemos todo tipo de personas, con visiones de la vida y sus
aconteceres diversos. Eso implica riqueza y diversidad. Un ilustre sevillano,
Antonio Machado, que terminó muerto en Colliure (Francia), ya dejó dicho lo
conveniente que resulta hacer camino al andar y dejar las estelas de nuestros
pasos en los mares infinitos, a sabiendas de que no volveremos a pisar de nuevo
lo que han sido las señales que hemos pisado por primera vez. Lo último que
quisiera es que sonara a menosprecio mi actitud frente a otras manifestaciones
posibles. Lo único que pretendo es valorar el camino frente a ningún destino y
defender la diversidad de actitudes como elementos de riqueza frente a la
intención de que todos hagamos lo mismo en un momento determinado. Sí preciso
que, en mi caso concreto, mi espacio elegido será alejado de las aglomeraciones y puede estar cerca de
cualquier piedra del camino en la que reposar y darle vueltas a las cosas.
Sé que podría haber centrado esta reflexión sobre otros temas, no me parece menor ni mucho menos el ataque de Irán en respuesta a la destrucción, por parte de Israel, de la embajada del Líbano, con la consiguiente muerte de varios militares iraníes, entre ellos un general. Irán prometió respuesta y parece que la está cumpliendo. El señor Netanyahu, primer ministro de Israel ya había avisado que devolvería el golpe a quien se atreviera a atacarle. Se ve que no ve las cada vez más numerosas manifestaciones de su pueblo reclamando que se dedique a conseguir que vuelvan de una vez los 130 rehenes que todavía tiene Hamás en su poder y que cumpla el derecho internacional con los civiles palestinos y permita que llegue la ayuda humanitaria para evitar la hambruna por falta de alimentos en vez de bombardear a los cooperantes que pretendían llevar comida a la población palestina hambrienta. He preferido reflexionar sobre nosotros y nuestras cosas por si somos capaces de limpiar nuestra casa antes de mirar la de nuestros vecinos.
Sobre vuestras fiestas... Qué quieres que te diga?
ResponderEliminarNada que opinar. Mis respetos, porque nunca las he vivido...
En cuanto a la escalada de violencia, no creo que a nadie le sorprenda. Mucho han tardado, la verdad.
Ayer y hoy, he estado pensando sobre todo ello.
A Israel, su gobierno, entiéndase bien, ya no le queda nada desde hace tiempo del rédito victimista del Holocausto. Han perdido todo ese respeto y mucho más. Una pena por todo el pueblo inocente.
Las verdaderas víctimas de cualquier país, son sus víctima civiles. Y lo que nos queda por ver y sufrir.
Los supervivientes, especialmente los hijos ... seguirán llevando en sus ADNs, todo el horror y violencia sufrida.
Por ende, el maldito OJO POR OJO...
Y TODOS Ciegos.
Estamos rodeados de... Todo eso.
Hasta los ateos, rezan
Besos, amigo mío.
Feliz domingo.