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domingo, 10 de septiembre de 2023

TERREMOTO

 


Un fuerte terremoto de intensidad cercana a los 7 grados en la escala de Richter ha sacudido el sur de Marruecos, en la zona de Marrakech y alrededores. Por ahora, hace dos días que se produjo, ya se contabilizan más de 2000 muertos y un número similar de heridos. Vemos las imágenes de grandes cantidades de polvo de los desprendimientos de edificios que indican la importante fragilidad de las edificaciones para soportar una sacudida de este calibre. Granada, donde  resido, es zona sísmica y ha soportado sacudidas semejantes en tiempos pasados que yo no he conocido. En esta zona son relativamente frecuentes y sabemos muy bien el efecto que producen en las personas. Se llama pánico y es imposible de controlar porque nadie lo espera ni conoce su intensidad cuando se produce ni sabe el tiempo que va a durar la sacudida ni las réplicas siguientes. La última secuencia que sufrimos aquí fue hace un año o dos. Una secuencia de varios, que llaman enjambre y se repitió en varios días. Ninguno alcanzó los cinco grados de intensidad, que ya es mucho, pero no tiene nada que ver con uno de 7.                                                                  


 La primera reacción suele ser salir a la calle, sea la hora que sea, para encontrar un espacio diáfano en el que uno tenga la sensación de que nada te puede caer encima, que es el peligro inminente. Te sientes tan impotente ante semejante fuerza de la naturaleza que no sabes dónde guarecerte y lo que buscas es huir de semejante peligro que te sobrepasa por completo y consideras que sólo el espacio libre te puede defender. Con tanto como investigamos sabemos muy poco sobre terremotos pese a que amplias zonas del planeta: el cinturón de fuego del Pacífico que va desde la Patagonia hasta Alaska, es la de más alta sismicidad y con demasiada frecuencia nos deja muestras de su poder de destrucción como la zona de Japón y otras. Pero, como en este caso, nos podemos dar cuenta de que no hay espacio que se pueda encontrar a salvo de semejantes secuencias.                                                  


  No es solo que nadie se puede encontrar fuera de este peligro sino que sabemos que estos acontecimientos también discriminan entre ricos y pobres. Podemos recordar países como Haití o Nicaragua, que han sufrido grandes terremotos y las consecuencias en vidas humanas y en destrozos materiales ha sido muy altas porque sus construcciones no disponían de suficientes medidas de seguridad para defenderse, en la medida de lo posible, de semejantes desgracias. Este último de Marruecos, desde el momento que la prensa nos ha mostrado las grandes polvaredas de la cantidad de edificios que no han soportado las sacudidas, podemos suponer que la mortandad será alta porque los materiales no parece que dispongan de muchas medidas de defensa para afrontar una embestida semejante. Es cierto que países como Japón que tiene fama de alta calidad en sus edificaciones, ha dado muestras de soportar muchos terremotos, pero otros han producido muchos destrozos.                                                                                       


 Y es que no es solo la intensidad lo que cuenta, sino la duración, la réplicas y toda otra serie de características que contribuyen a agravar la siniestralidad de un acontecimiento ya de por sí altamente siniestro y ante el cual, nuestras posibilidades de defensa son bastante limitadas. Lo cual no quita que en el momento que veamos grandes polvaredas por el derrumbe de los edificios, podamos pensar con ciertas garantías que las posibilidades de defensa de los habitantes son muy limitadas porque las calidades de las edificaciones en las que estaban viviendo son incapaces de soportar sacudidas de un calibre semejante. Estaría bien que sabiendo hasta qué punto somos indefensos antes estos peligros naturales con tan alta capacidad destructiva, pudiéramos disponer de más fondos para investigar mayores y mejores formas de defendernos antes peligros tan desgraciados. Sé de sobra que nunca podremos alcanzar todas defensas necesarias, pero estoy seguro que determinados palacios de la zona de Marrakech han quedado en pie y esas diferencias hablan por sí solas.   



1 comentario:

  1. Escalofriante...
    Como las demás desgracias naturales y de guerras, pobreza e injusticias que hay por todo el mundo.
    Besos 😘

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