Entre
unas cosas y otras, resulta que lo que queda de este 2023 concluirá, desde el
principio hasta el final, bordado de
elecciones. Acaba de comenzar la campaña que nos ha de llevar a que
dentro de 15 días se celebren las primeras: municipales y autonómicas. Cuando
este primer proceso concluya, nos veremos abocados al siguiente, que nos
llevará a finalizar el año con la renovación del poder con las generales. El
año, por tanto, debe terminar con la renovación del poder en todos los ámbitos
previstos en la Constitución por un nuevo periodo de cuatro años, que son los
ciclos previstos en nuestro ordenamiento jurídico. Las mayorías de gobierno se
habrán renovado o se habrán formado nuevas, una vez que el ciclo termine. Si se
tienen en cuenta las expectativas, dentro de las que andamos revueltos, todo el
año habremos andado como zascandiles, para arriba y para abajo, con lo que
deberían presentar las distintas opciones de gobierno para que unos y otros
podamos optar entre las posibilidades ofertadas.
La
verdad de cualquier campaña electoral debería parecerse lo más posible a lo
explicado hasta el momento. La realidad, me temo, lo que dice no es eso sino
que vamos a invertir todo el año en demostrar, de cualquier manera, que quien
explique sus propuestas y logre demostrar que lleva la razón, tanto si es
verdad como si no lo es tanto, con tal de que, al final del cuento, los
mensajes mostrados hayan aparecido como los más cercanos a la verdad y el mayor
número de oyentes así lo haya interiorizado, el resultado final debe verse
reflejado en votos obtenidos por cada una de las opciones en litigio y su
número transformado en representantes elegidos. Por ser simple, este proceso
manifestado lleva, en síntesis, el fundamento de la convicción explicada y de
su conversión en número de votos y espacios de poder a su disposición como
consecuencia. Si unos y otros fueran limpios, los contenidos explicados en la
campaña deberían reflejar los distintos programas que se ofrecen a los
ciudadanos, quienes con su mejor conocimiento dispondrían de sus posibilidades
de elección, una vez valorados los distintos contenidos ofertados.
La
realidad concreta que ha ido viendo la luz a lo largo de la campaña, seguramente
no llega a tanto y lo que sucede es que cada opción estudia la mejor manera de
mostrar el contenido de sus propuestas para que la ciudadanía lo pueda ver del
modo más atractivo y logre que sea transformado en número de votos que puedan
alcanzar, una vez que se produzca el recuento, cuando se cierren las mesas
electorales y que los resultados de unos y de otros vean satisfechas o no las
aspiraciones de gobierno con las que iniciaron las campañas. Este juego de
convencimientos con que cada opción juega al comienzo tendrá que ser verificado
en sus recuentos finales. Otra cosa muy distinta puede ser la decencia o no de
los contenidos mostrados a la población sobre sus verdaderas intenciones, si
bien es cierto que quienes oyen durante la campaña los argumentos de unos y de
otros disponen de su criterio para discriminar sobre la coherencia o falsedad
con lo que ha ido informado.
Hay campañas más pacíficas y otras más agresivas, en función de lo que unos y otros consideran que se juegan en los resultados. Los que esto del voto, algunos lo descubrimos una vez colados en la década de los 30, ya deberíamos darnos por satisfechos por el hecho de disponer de la capacidad de votar. Es verdad que los deseos pueden tener unos límites u otros y cabe que, una vez alcanzada la capacidad de voto, sigamos deseando y no nos satisfagan muchos de los mensajes que escuchamos, en función de la distancia de sus contenidos con las realidades que nos cuentan. Me temo que ese perfeccionamiento entre lo escuchado y su distancia con la realidad que cuenta sea cercana o tenga poco que ver, va en el criterio de cada uno. Seguramente las distancias entre una cosa y otra, en esta ocasión, sean considerables, si la orientación nos la dicen los casi cuatro años tan agitados que hemos vivido desde 2019 en que comenzó la presente legislatura hasta cuando la demos por terminada, más o menos al final del presente año.
Antes de ir a votar
ResponderEliminarNo te olvides repasar
La fe de vida laboral
De los candidatos.
Que hay mucho listillo y listilla,
Tanto monta, monta tanto,
Que lo que andan buscando
Es un puesto de trabajo
Así es.
EliminarUna calamidad.
Gracias y felicidades, y amigo querido.
ResponderEliminarEstoy ha
, y mentiras, y corrupción, no faltas de respeto, ni ambiciones sucias, ni etc...
A ver qué nos depara... Si Todos con el estribillo de siempre. No **
Y yo dos huevos duros más *... Además de tirarse a la yugular del contrario. En
Harta hasta decir basta.
Aquí rezan hasta los ateos con la que está cayendo y lo que nos espera...
Besos y feliz domingo
sta la peineta de nuestros políticos
Muchos fallos con este teclado. Lo siento.
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