Volvemos
de nuevo a nuestro interior temático. Ya sabéis, la realidad en algunas
ocasiones nos arrolla y nos obliga a desviarnos del camino, cosa que nosotros
hacemos con mucho gusto porque nuestro camino no está trazado de antemano y
somos nosotros los que decidimos la amplitud de sus contenidos. Al final,
nuestras desviaciones tienen una influencia en nuestro tema central de primera
línea, con lo que nuestra desviación no es más que un meandro que a sirve para
enriquecer nuestro tema original en casi todas las ocasiones. También, por qué
no, aceptamos un margen a nuestro derecho a equivocarnos, cosa que estoy seguro
que pasará en alguna ocasión y que lo único que indica es que somos humanos y
que lo como una cuestión de principio. El error es una forma de aprendizaje.
Sé que
el tema de la intimidad lo hemos tocado en más de una ocasión, lo tocamos hoy y
estoy seguro que lo tendremos que seguir tocando en el futuro porque aunque hay
cosas positivas que ya se pueden ver en los medios de comunicación como esas
caras pixeladas cada vez que sale un menor, cabe pensar que con esfuerzo
sigamos ampliando sus espacios de intimidad para que puedan vivir sin presiones
de nadie ajeno a su mundo y crecer a su humor, conviviendo con otras personas
de su edad, acertando y equivocándose en sus decisiones, con la tranquilidad de
que su vida, en la mayor parte que podamos, sea suya y de los suyos. Este año
hemos visto como una serie de jovencitas, hijas de personajes populares
cumplían la mayoría de edad y la prensa del corazón les ha reservado todas sus
portadas para que en veinticuatro horas se rompiera su intimidad, esa que
habían tenido que respetar por obligación hasta el día antes. Como lobos
voraces a la caza y captura de carne fresca.
Pero
también con todo el dolor hay que confesar que cada día son más los pequeños
que vemos expuestos a la luz pública en las situaciones más diversas y de los
que, hasta el momento, no encontramos manera de pixelar ni rostro ni comportamientos
porque la responsabilidad recae en sus propios familiares y las leyes los
protegen. Pienso en todo tipo de profesionales de alto estandin que nos cuentan
con toda la tranquilidad del mundo cómo fueron sometidos a explotación desde
sus primeros años y algunos han llegado a las diferentes cimas que la sociedad
tiene preparadas en esa carrera sin fin del más difícil todavía que es el mundo
de la competición. Siempre recuerdo a Mozart y a su hermana, a la que casi
nadie se refiere cuando en realidad formaban pareja, que siendo niños eran
llevados por su padre Leopoldo de acá para allá, como monos de feria y
productos de exposición.
Al
final, por dramático que nos parezca, resulta que son sus familias los que los
someten a un ritmo de machaque, que los hace brillar, los pocos que lo logran,
al precio de haberse perdido su infancia, sus mimos infantiles y se convierten
en cajas de caudales para sus propias familias, que son los que suelen
administrar sus fortunas de las que ellos muchas veces no tienen ni conciencia.
Ahora también estamos conociendo con profundo escándalo, la cantidad de abusos
a los que han sido sometidos durante años por entrenadores que, con todos los
parabienes sociales, actuaron con total impunidad sobre los menores y, una vez
descubiertos los escándalos, las familias se apresuran a culpar a unos y a
otros, pero no se ha oído la más mínima crítica a sus propios comportamientos y
al error inicial de haber expuesto a sus hijos al arbitrio de extraños
demasiado pronto. En mi pueblo se decía
no por mucho madrugar amanece más temprano.
Todas las exposiciones de las que hablas son desgraciadamente ciertas, pero hay otras, que quizás pasan más desapercibidas, porque no hay ánimo de lucro por medio. Me estoy refiriendo a la cantidad de fotos de pequeños y menores que aparecen en las redes unas veces subidas por ellos mismos de forma insensata y otras por sus propios padres o familiares. ¿Son necesarias?.
ResponderEliminarAsí planteado, podemos ir un poco más allá, o más bien más acá, y debatir si son necesarias todas las fotos de niños que aparecen en esta misma página.
EliminarYo no lo tengo claro, pero mis hijas sí me piden que ni siquiera guarde en la nube las fotos de mis nietos; mucho menos que las publique.
Es verdad que, apurando, seguramente tendríamos que eliminar probablemente las que hay aquí incluso. Yo me he quedado en la diferencia entre quien se lucra o no con el empeño.Me quedo con que hay pequeños que son explotados para que alguien se lucre conn ellos, pero es verdad que la duda se puede llevar más lejos incluso. Un abrazo a cada uno.
EliminarMuy bien enfocado ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta