El
pasado martes fue la explosión de la alegría, de la disgresión, de la sátira
más o menos mordaz, intentando cada uno mostrarse como no es y produciendo un
aluvión de ingenio, de color y de entrega a la causa del engaño “¡no me conoces!”, era el grito de
guerra en mi pueblo cuando era pequeño.
Se trataba, de ocultarse tras un disfraz por un rato y desde esa posición,
permitirse una serie de lujos que durante cualquier día no son tolerados, o no
de la misma forma. Ahora estamos con las consecuencias de algunos supuestos
excesos que algunos aludidos, este año los católicos, parece que no han sabido
encajar un dardo concreto dirigido a la virgen María. Es normal que alguien se
sienta especialmente concernido y se olvide de lo que significa el Carnaval o
crea que se han pasado.
En las
escuelas hemos procurado seguir el hilo de esta fiesta popular y generalizada.
Dependiendo de la afición y destreza de cada maestra se ha reunido a las
familias y se ha intentado elaborar con ellas una serie de disfraces picantes,
hirientes e ingeniosos. El tiempo pasa implacable y cada vez es más difícil
llegar al día de la fiesta y encontrar disfraces elaborados por los pequeños y
por sus familiares. Sé que este fenómeno no es específico nuestro sino que en
cierto modo es el signo de los tiempos en que termina imponiéndose la ley del
mínimo esfuerzo y te encuentras miles de disfraces baratos y al alcance a
cambio de que tú no eres quien elige el asunto tras el que te vas a esconder
sino que son los comercios los que, como en tantas cosas, imponen su ley. Se
intenta que no sea así, pero es una guerra desigual, casi perdida de antemano.
En las
reuniones con las familias, se diseñan los trajes que van a vestir los pequeños
y se elaboran una serie de cantos que ridiculizan los asuntos más polémicos que se
hayan vivido en el curso. Deben ser letras muy claras y sobre temas que todos
puedan identificar porque las críticas tienen todo el sentido sólo si los
presentes saben a qué se refiere cada puya. No faltan nunca personas
verdaderamente interesadas, aunque no sean tantas como uno quisiera, que
terminan por darle el tono adecuado a la fiesta. El día de marras es un poco el
desmadre. Pequeños y mayores nos disfrazamos desde por la mañana. Nos visitamos
unos grupos a otros y salimos a las calles adyacentes con nuestros cantos para
hacer partícipes a los vecino. La fiesta termina con una comilona de castañas,
de chocolate con churros y de gozo compartido. Las cancioncillas no es raro que
se sigan cantando los días siguientes hasta que poco a poco se diluyan en el
tiempo.
En Belén, tu última escuela, el carnaval siempre ha tenido un peso específico, muy por encima del que tiene en las otras tres escuelas de la Fundación Granada Educa.
ResponderEliminarEn Duende (tu escuela anterior, desde que la pusiste en marcha), la fiesta no llega a tanto. Invitamos a los niños a que vengan toda la semana disfrazados de lo que quieran, que es cuando proliferan esos disfraces de tienda de los que tú hablas. El día de la fiesta cada clase viene vestida de la actuación que han preparado. Según cada maestro, puede ser una chirigota, como las que tú describes, o la representación de una pequeña obra teatral.
A veces vuelvo a recurrir a las canciones de la comida que en su día publiqué en el libro de cocina; pues, aunque son tan viejas que las inventó Lola cuando estaba con mi hija Alba en Arlequín, para los niños siempre son actuales.
Es verdad que cada escuela ha tenido siempre su particularidad. No me parece mal que así sea para que las festividades no se conviertan en clichés que hay que asumir, tanto si se tiene gana como si no. Sobre las cxanciones que comentas, estoy de acuerdo de que si un día fueron hallazgos, cosa que a todos nos ha pasado alguna vez, no hay por qué prescindir de ellas. En todo caso, ojalá nos topemos con nuevos hallazgos y sigamos haciendo camino al andar. Un abrazo
EliminarTodo un conjunto de "problemas" para prepararlo...
ResponderEliminarSaludos
Gracias Don Antonio por este blog, para mi siempre serás Don Antonio, ese maestro que me cambió por dentro y gracias al cual aún sigo siendo maestro, ahora estoy en tu Duende, unos meses, intentando aprender lo que puedo, de los niños y los maestros, como Manuel, gracias por todo, leeré atento este blog, Javi, ese chico que hizo las prácticas con usted y siempre lo agradecerá
ResponderEliminarMe conmueven tus palabras, Javi. Desde mi retiro laboral como jubilado, ya ves, todavía me queda cuerda para hablar de los pequeños. Te invito de corazón a compartir comentarios como tengo el privilegio de compartir con Manuel. Esta profesión, yo creo que como cualquier otra, es estar aprendiendo cada día. Un abrazo, amigo
EliminarTe he leido con antecion
ResponderEliminarTradiciones que por aca no conocemos
Tal vez no se de asi porque estamos en verano y los niños estan de vacaciones
En general el carnaval es para mayores
Saludos
Don Antonio, hoy que hemos celebrado el día de la mujer, un poco de puntillas, te dejo este video, dale a subtitulos, con la esperanza de leer alguna reflexión tuya, de Manuel y todos y todas los que te leen, sobre este tema tan importante, espero os inspire a pensar y proponer cosas https://youtu.be/ElJxUVJ8blw
ResponderEliminarHe escuchado un par de comentarios pero son en inglés y no he entendido más que de qué iban. Eso me sirve para comentar sobre el día de ayer que lo que pasa con las mujeres no es un asunto de las mujeres solamente, sino de todos. El mundo, si quiere progresar no puede prescindir de la influencia de la mitad, que son las mujeres. Así nos va. Dichosos los que hemos podido vivir tan cerca de la otra mitad, que nos ha permitido una visión de la vida que la creo mucho más completa que si hubiéramos vivido entre machos solamente. Me gustan las personas, que son femenino pero que nos permite incluirnos a todos. Me encanta responderte a lo que sea y te mando un abrazo a tí y a quien te rodee
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