Los
nombres que aparecen aquí son reales. Me interesa que así sea para que yo asuma
la responsabilidad de que estoy hablando de sucesos reales y de personas
concretas. Al mismo tiempo aspiro, lo he dicho otras veces, a que mis textos
tengan la credibilidad para quien se acerque a ellos de ser referencias ciertas
de la vida. Como mis hijos son mis críticos más implacables, cosa que agradezco para que no se me suban los humos,
me objetan que alguien de los referidos se pueda sentir molesto. Hasta ahora no
se me ha presentado ningún caso así pero si alguien me objetara preferiría
decir que cualquier referencia con la realidad es pura coincidencia para que no
se sintieran aludidos aunque el contenido creo que seguiría siendo el mismo. De ese modo es como puedo pensar que estos
trabajos y reflexiones tienen algún valor para mí.
Maika acaba de tener una hija que le ha cambiado la vida a
ella y a su familia. Todos los hijos lo hacen de alguna manera, pero la de
Maika ha surgido a este mundo para poner a prueba a sus padres, al mundo, a la
ciencia y seguro que también a ella misma y a la resistencia humana. Salió del
hospital después de advertirles a los padres que no contaran con ella porque no
tenía las condiciones mínimas compatibles con la vida y, desde que se encuentra
en casa, cada día es un poema, como un mundo ganado para la vida. Estoy seguro
que si en los primeros momentos la niña hubiera fallecido su familia hubiera
sufrido un enorme desgarro pero también estoy seguro que cada día que pasa, si
se produjera la muerte el desgarro sería más dramático porque ese ser que ha
llegado a este mundo con tantos problemas para la actual medicina se va dotando
de fuerzas para agarrarse a la vida que no le llegan precisamente de los
conocimientos médicos, que por supuesto que tiene los últimos avances a su
disposición, sino por el afecto que recibe y que hace que esa persona disponga
de argumentos para seguir viviendo.
Podríamos detallar los problemas por dar una idea de lo que hablo
pero quizá no aporte mucho al contenido de lo que quiero enfatizar que no está
relacionado con los avances de la medicina, bien conocidos por todos, aunque
depende mucho del lugar donde hayan nacido. Hace dos día veía cómo un soldado
rompía a llorar desconsolado cuando se vio con otra niña de un mes en los
brazos que acababa de sacar de los
escombros de Alepo después de uno de los interminables bombardeos. Estoy seguro
que cada contendiente en este cruel y larguísimo conflicto tendrá sus
argumentos para sostener sus posturas pero no puedo entender qué argumento
puede justificar una secuencia como esa. Podríamos poner más ejemplos de los
dramas que nos azotan hoy y que no se fundamentan más que en la injusticia y en
la crueldad. Quiero volver a la hija de Maika
centrándome en la aventura tan brutal que con ella ha entrado en esa
familia y por extensión en todos los que van a tener relación con ella cada día
de vida que cumple. Supongo que puede bastar como información el saber que los
médicos le han insistido a la familia que no cuenten con ella.
La vida es un milagro en cada caso. Algunos venimos diciendo
algo parecido desde hace muchos años y lo hacemos desligándolo de cualquier relación con las deidades que,
con todo el respeto a quien no piense como nosotros, no nos incumben. Pero si
cada ser humano es un milagro, que lo es por la cantidad de posibilidades que
tiene para frustrarse y aquí tenemos al planeta abarrotado de milagros, ahora
que tan de cerca me llega la problemática que aporta la hija de Maika, no se me
ocurre más que ratificar la afirmación y ser consciente de que cada día de vida
para esta niña es una aventura para todos, especialmente para los suyos.
En resumen meridiano: para vivir, pero mucho menos para la VIDA, no se precisa de argumento ninguno. Porque es de principio y es derecho inalienable.
ResponderEliminarFelicidad para la hija de Maika!!!
Felicidad no sé si va a tener porque habría que estar dentro de ella para poder decirlo, pero el apego de los suyos parece que cada día se hace más consistente y yo no termino de entender de dónde sacan las fuerzas pero la situación no deja de admirarme. Un beso
Eliminar¡Qué duro! Tal como lo cuentas creo que lo mejor que le puedo desear a esa familia es que las constantes vitales de la niña se apaguen pronto. Mi pareja trabajó muy poco tiempo en una unidad donde se concentraban varios "hijos de Malika", pero fue bastante como para saber el grado de sufrimiento que se genera en su entorno.
ResponderEliminarDesde fuera ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO CONTIGO, PERO EN LA CERCANÍA EL APEGO CIEGA Y SUS PERSONAS DE REFERENCIA SE ADHIEREN A CADA DÍA QUE ESTÁ CON ELLOS PARA INVENTAR UNA HISTORIA QUE LOS HAGA SEGUIR VIVIENDO, INCLUSO CUANDO LA CIENCIA NO APUESTA POR ESTA POSIBILIDAD. UN ABRAZO
EliminarRealmente interesante...y dramático.
ResponderEliminarUn cordial saludo
La vida es tan frágil que si lo pensáramos a cada instante seríamos incapaces de salir del rincón en el que nos cobijamos cada uno. Pero lo hacemos, obviamos el futuro y como inmortales nos atrevemos con todo, incluso a entregar el corazón a otros.
ResponderEliminarLa cruel paradoja de sentir la muerte rondando un bebé, nos destroza.
Un abrazo
Siguiendo la lógica de la fragilidad de la vida con la que comienzas el comentario, quizá termina imponiéndose la cultura del por si acaso para ir ganando la vida minuto a minuto. Un beso
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