Al
cabo de los años se mira atrás y es posible detectar en un momento la evolución
de las líneas maestras en educación. Por centrarse en nuestro grupo de trabajo,
que no tiene valor de representación pero puede ofrecer una coherencia interna, recuerdo
que en nuestro planteamiento de alimentación, por ejemplo, el vector principal
consistía en aumentar la ingesta de proteínas porque eso es lo que pensábamos
que faltaba en los pequeños. Estábamos en la segunda mitad de los setenta del
siglo pasado. Hoy me consta que nuestra preocupación fundamental se centra
sobre todo en el déficit importante de fibra y en esa dirección se enfocan
sobre todo los esfuerzos. Aumentar la ingesta de fruta y verduras. El país es muy
distinto al de entonces y necesita aprender a comer no más pero sí mejor.
Con el
aire libre, sobre todo en verano sucedía algo parecido. El tópico de que antes
nos criábamos en la calle lleva dentro una parte de verdad que no se puede
negar, pero también un cierto déficit de explicación porque hay que decir a la
vez que nadie disponía de una alternativa que no pasara por dejar a los
pequeños a su suerte y que solos aprendieran a buscarse la vida por sí mismos
durante los meses de verano. En los primeros ochenta nos atrevimos, por fin a
organizar las primeras colonias de verano y no hubo duda de que debían ser en
la playa porque en el sol, en el agua del mar y en la vida en grupo era donde
estaba la principal deficiencia que detectamos. La experiencia fue impactante
para los pequeños y para los mayores que juntos tuvimos que aprender en vivo y
en directo aquella manera de educación que era vida desde que amanecía el día
hasta el día siguiente. Que no se trataba de clases en las que se ofrecían una
serie de conocimientos sino que se trataba de la vida, una forma de vida que la
mayoría de niños y de nosotros fuimos descubriendo a base de experiencia.
Pronto
pasó aquella fiebre de paraíso veraniego ligado a la playa, a las olas del mar
y a las cremas protectoras para no achicharrarse y el sueño de apedrear perros
o de buscar nidos en las largas horas de ocio veraniego se transformó en
convivencias en Granjas Escuelas, fórmulas de vida de pueblo en contacto con
los elementos fundamentales del campo: vacas, gallinas, huerto, caballos,
perros y con los principales elementos de combinación de la vida: participar en
la elaboración de las comidas, sobre todo ensaladas, hacer jabón y aprender a
usarlo, yogur, queso…,descubrir el campo en sus distintas formas y vivir su
evolución con compañeros de la misma edad en un tipo de escuela que no busca
aprobar al final sino interiorizar la experiencia a base de vivirla lo que
significaba conocer aspectos de cada uno que podían parecerse a los que se
habían manifestado durante el curso o permitir que aparecieran otros bien
distintos. Fuimos aprendiendo que algo que dimos en llamar MEDIO AMBIENTE
existía, condicionaba nuestras vidas y a la vez se veía condicionado por
nuestro comportamiento.
Cuando
mi compañero Paco Olvera se atrevió a sacar un libro que se llamó LA
INVESTIGACIÓN DEL MEDIO EN LA ESCUELA, todos nos mirábamos un poco
desconcertados porque no terminábamos de entender qué era aquello del medio,
por qué no entero nos reíamos algunos escépticos sabiondos, sin poder entender
que sencillamente se nos estaba abriendo un nuevo mundo y un nuevo papel de las
personas que hasta entonces se habían comportado como dueños y señores del
mundo y de sus recursos y que a partir de entonces tendríamos que ir
aprendiendo dolorosamente que es limitado y que nuestra forma de vida beneficia
o perjudica en función de que nuestras costumbres sean unas u otras. ¿Te
acuerdas, Paco?
Me gusta el enlace que haces de la comida desde la proteína hasta la fibra, y del tiempo libre al medio ambiente. Y cómo no la referencia a Paco Olvera.
ResponderEliminarA mí los libros que más me gustaban de él (sin despreciar el que nombras, que es el más teórico) eran los dos B.T. de La charca y del Tráfico en Coín. Este curso todavía he tenido ocasión de referirme a ellos en una charla, cuando me refería a la necesidad de partir de lo cercano y hacer de la escuela un miembro activo de la comunidad.
Me despido hasta la vuelta de mis vacaciones marroquíes
Yo tuve el privilegio de estar con él en Coín para presentar el Trafico del pueblo y resultó memorable. La Charca era una charca de verdad que él tenía en su casa de Maracena y todo lo que cuenta, incluido el tritón, tuve ocasión de presenciarlo en vivo y en directo.Que te vaya bien por Marruecos y si mandas algo desde allí, ya le buscaremos sitio para que se le conozca. Un abrazo
EliminarToda una oda a la calidad de vida...
ResponderEliminarSaludos