Ayer
tarde tuvimos el privilegio de vernos con Salva, de Grazalema y su familia en
la fuente de las Batallas en pleno centro de Granada y compartir un café en
Plaza Bibrambla. Aparte de la hermosura de la tarde y de la grata conversación
con él y sus amigos, con quienes no nos veíamos desde mi viaje a Grazalema para
la presentación de su libro de poemas del que me encargó el prólogo, conocí a
su hija Violeta y me contó que andaba en estimulación precoz por ciertas dudas
en su desarrollo que pudieran estar provocadas por su nacimiento prematuro. Los
padres se veían razonablemente tranquilos si no fuera porque uno conoce
sobradamente que este tipo de procesiones suelen llevarse sobre todo por
dentro.
La
estimulación precoz lo mismo que la vacuna sobre determinadas enfermedades es
probablemente la mejor medicina que hemos inventado para promocionar la salud.
En general hay que decir que sus beneficios se encuentran bastante demostrados si bien no faltan
detractores que censuran la alegría con la que usamos de un tratamiento que puede ser beneficioso pero que es posible
que necesite una mayor y mejor selección del momento de aplicación y de las
personas a las que se les debe aplicar porque por más beneficiosa que se haya
demostrado, en ningún caso está exenta de peligros. Hace bien poco hemos tenido
algún episodio de tuberculosis que se creía superada ya y se ha demostrado que
se trataba de pequeños focos de población muy localizados contrarios a las
vacunas. Han tenido que ser aislados convenientemente y tratados con las
medidas adecuadas para que resolvieran el problema sin que el resto de la
población se viera en riesgo. El debate de si vacuna sí o vacuna no se ha visto
muy vivo socialmente y espero que todos hayamos aprendido a no poner en cuestión
los beneficios de la vacuna, pero también a ser más cuidadosos con una medida
que, aunque necesaria, debe ser aplicada con la prudencia y el rigor que merece
porque no está exenta de riesgos.
Violeta
se encuentra en este momento sometida a estimulación extraordinaria sobre su
desarrollo, según los técnicos de la zona porque manifiesta un cierto retraso
en su desarrollo lingüístico con relación a sus compañeros. En este momento
tiene 20 meses y los padres reciben la información de los educadores de la escuela
infantil a la que asiste de que ellos no tienen tan claro ese supuesto
desajuste y más bien son partidarios de dejar tranquila a Violeta y permitirle
que su evolución personal la vaya homologando en mayor medida con relación a
sus compañeros. El propio hecho de que las opiniones de los responsables no
sean unánimes dificultan los posibles beneficios del tratamiento en cuestión y,
desde luego, ensombrecen los beneficios de un sistema como el de estimulación
precoz que como planteamiento de normalización y de igualdad de oportunidades
no tiene discusión pero que en la práctica debe estar sometido a todas las
medidas preventivas convenientes porque ningún
recurso, por bueno que sea, es completamente inocuo.
En
ningún caso quiero que se pueda entender que pongo en cuestión el sentido y la
conveniencia de la estimulación precoz. De ninguna manera. La estimulación
precoz ha demostrado con creces su oportunidad y los beneficios a largo plazo
en la solución de cualquier tipo de problemas médicos o del desarrollo. Lo que
sí hago es un llamamiento al rigor en la aplicación de cualquier terapia, por
buena que sea porque en el fondo de cualquier tratamiento siempre se encuentra
alguna forma de marginación que los afectados deben asumir y que los señala y
los diferencia muchas veces para toda la vida, sobre todo en las sociedades más
pequeñas y más cerradas. Se trata, por tanto, de saber que no existe un recurso
completamente inofensivo y que necesita de mucho rigor para señalar a una
persona para que los beneficios que pueda tener su aplicación, ampliamente
demostrados tanto en las vacunas como en las estimulaciones precoces, no se
vean ensombrecidos por consecuencias inapropìadas que puedan ser imputables a
la ligereza de diagnósticos o de tratamientos.
Salva
cierra nuestros encuentros con una maravilla de queso Payoyo de su zona que en
mi casa degustamos combinado con el dulce sabor de la amistad. A tu salud,
amigo.
El debate sobre la atención temprana como terapia no cesa, moviéndose entre la dificultad para determinar parámetros de "normalidad" en el desarrollo y el altísimo coste que supone.
ResponderEliminarCarezco de formación para hacer un buen análisis pero tengo la sensación de que tras la indicación hay cierto interés de algunas áreas profesionales en busca de un territorio propio que se apoyan en el comprensible miedo a que nuestros hijos les suceda algo malo, sobre todo teniendo en cuenta lo tarde y los pocos hijos que nos atrevemos a tener y lo novedoso de procesos en los que salen muy pronto del ambiente familiar.
Ante la duda, ¿quien no sometería a su peque a tratamiento, sobre todo cuando poco se explica sobre si puede tener efectos no queridos?
Un abrazo y gracias por la reflexión
Sí, Pilar. Seguramente cada uno de los recursos que hoy tenemos a mano sean buenos y todo consista en encontrar una dosificación adecuada y aceptable y eso sea un equilibrio inestable, siempre sometido a crítica. Un beso
EliminarYo estoy con las compañeras de Grazalema: la mejor estimulación precoz la da la escuela infantil. Incluso es habitual que los tratamientos que dan en las unidades de salud mental incluyan la recomendación de escolarizar a los niños desde edad temprana, por los estímulos que reciben de los iguales y de los profesionales de las escuelas infantiles. Muy claras han de estar las cosas para que yo apoye terapias que supongan sacar al niño de sus contextos de vida para meterlo en la asepsia de un centro de rehabilitación, sea hospitalario o de gabinete de reeducación.
ResponderEliminarY el queso de las cabras payoyas, exquisito en todas sus variantes.
DOY FE, QUERIDO, DE LA EXCELENCIA DEL QUESO DE LAS CABRAS PAYOYAS Y MIS HIJOS, POR LA PRÁCTICA, LO RATIFICAN.
EliminarCOMPARTO LOS CRITERIOS CONTIGO Y DE HECHO, NUESTRO COMPORTAMIENTO A LO LARGO DE LOS AÑOS HA FUNCIONADO EN ESA DIRECCIÓN. hOY NO RENUNCIARÍA A REFUERZOS PUNTUALES COMPLEMENTARIOS POR SI CUPIERA CON ELLOS ALGUNA MANERA DE COMPENSAR POSIBLES DÉFICITS CONSTATADOS. lO QUE PASA ES QUE ESTAS COSAS SON TAN SUTILES Y SUS CONSECUENCIAS TAN IMPORTANTES A LARGO PLAZO QUE CREO QUE TODAS LAS PRECAUCIONES SON POCAS ANTES QUE DEJAR A UN PEQUEÑO SEÑALADO ANTE SUS COMPAÑEROS. uN ABRAZO
Es un tema realmente interesante, y muy desconocido...
ResponderEliminarSaludos
Hola Antonio.Yo no puede opinar mucho.
ResponderEliminarTe cuento que cuando nació mi hijo mayor me decían que no lo espabilara demasiado que no era bueno.Al segundo ya lo espabilé más y el tercero era muy vivo y a los cuatro meses ya gateaba.En cuanto a las vacunas, cuando yo era pequeña empezaron las de la polio, a mi nunca me la pusieron y no la cogí y algunos que se la pusieron la cogieron, setrá porque era al principio. A mis hijos si que los han vacunado de todo incluso del sarampión.
En fin, es un placer leerte porque siempre aprendo y aunque tengamos ideas diferentes no pasa nada porque hay mucho respeto entre nosotros.
Un abrazo desde Valencia, Montserrat
Yo también estoy muy satisfecho porque intercambiemos comentarios. Lo de que tengamos ideas diferentes lo que me parece es una riqueza, no una limitación. Un beso
Eliminar