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domingo, 17 de enero de 2016

PROTAGONISMO


         Casi hasta antes de ayer los pequeños han vivido en exclusiva junto a las faldas de sus madres y apenas les ha llegado información del mundo exterior. Todavía vemos  a pequeños empaquetados como regalos sin que apenas se les vea otra parte del cuerpo que no sea la cara. Eso en los países africanos o en los orientales. A nuestro alrededor están pasando y cruzando a cada momento paquetes como pequeñas momias que debidamente ancladas en sus carritos, muchas veces con plásticos deformadores  por encima para guarecerlos de la lluvia o del frío, nos miran con caras inexpresivas como si el espacio por el que pasan y cruzan no fuera con ellos. Esos mismos paquetitos, una vez que llegan a su casa, se convierten en los príncipes de los que toda su familia anda mendigándoles una gracia, un gesto, un sonido que suele convertirse en maravilla y que puede ser celebrado como un hallazgo excepcional.

         Desgraciadamente, entre encorsetamientos y sobrecarga de alabanzas, los pequeños van creciendo en un mundo que los ignora como personas y que, al mismo tiempo, está dispuesto a reírles la gracia por cualquier minucia sin mérito alguno. No dudo que esta manera de estar los pequeños en el mundo sea eficaz para los adultos que han de cuidarlos pero desde luego, para ellos no. Y es que el mundo está para todos y para cada uno de nosotros y en cada momento espera y necesita nuestra intervención, nuestro sello personal, ese que hace que podamos sentirnos todos incluidos en el proyecto común que conocemos como humanidad. Es cierto que el aprendizaje de los primeros tiempos de la vida es perceptivo pero eso no significa que nadie se tenga que sentir al margen. Los pequeños pueden y deben interiorizar las sensaciones básicas: frío, calor, luz, sombra, penumbra, viento, humedad…, sensaciones que para ellos son verdaderos tratados de conocimiento en los primeros meses y grandes lagunas si no los perciben. Hace falta un gran esfuerzo de los adultos cercanos que son los que les deben facilitar estas primeras vivencias con la seguridad adecuada.

         La ciencia ha dicho reiteradas veces que hacia los cinco años de la vida hemos desarrollado más o menos el 70 por cientos de nuestras capacidades, lo que quiere decir que, o nos damos prisa en dotar a los pequeños de la mayor parte de sus capacidades de aprendizaje o, sencillamente, cuando queramos acordar, habremos llegado tarde. Y no es nada del otro mundo lo que se necesita. Son cosas tan sencillas como que entendamos que la vida la tenemos que vivir cada uno en primera persona y que no es posible vivir por delegación. La tierra o el agua serán elementos muy sencillos pero tiene que ser cada uno el que experimente con sus propias manos su textura y el resto de sus propiedades. No hay otra posibilidad de conocimiento. Digo el agua como un ejemplo pero cualquier incógnita de la vida está sometida al mismo proceso. Reconozco que muchas veces desespera a dios y a su madre pero hasta el momento no hay máquina capaz de sustituir a la experiencia personal para producir el deseo de aprender.

         Es que toda la evolución que la humanidad ha experimentado a lo largo de su historia se ha de repetir en cada persona para lograr su educación. Podemos explicar mil veces las propiedades del agua, pero hasta que una persona no meta sus manos en ella no sabrá qué es el agua. Y lo mismo con cualquiera de los miles de aprendizajes que necesitamos. No hace falta que nadie se agobie suponiendo que se trata de una carga demasiado pesada. Nadie nos ha pedido permiso para traernos al mundo. Somos hijos de los deseos de otros y han de ser esos otros los que asuman la responsabilidad de sacarnos adelante, sencillamente permitiéndonos intervenir en primera persona en todos los procesos que la vida tiene guardados para su conocimiento. Hay tiempo para todo si se quiere. Lo que no se puede es pretender vivir con hijos lo mismo que cuando no habían nacido. Cada persona que nace necesita disponer de un espacio y de un tiempo específico y particular para su propio desarrollo y tiene derecho a que sus personas de referencia se lo faciliten.   


16 comentarios:

  1. Querido Antonio !
    Como siempre que te leo, me siento enamorada de tus palabras, siempre precisas, claras como el agua y llenas de una gran sensibilidad y conocimiento-
    Yo opino igual que tu - el agua esta para disfrutarla, para mojarte para saltar en ella si te apetece, y eso deben vivirlo los niños pequeños, la tierra esta para tocarla, ensuciarse con ella, y así todo en la naturaleza i en el quehacer diario- Mis nietas disfrutan como enanas preparando un postre ponniendose pringadas con el harina y los huevos, pero yo disfruto mas con ellas- juegan con el agua y si se mojan llegan se cambian, decirte que tuve la suerte de tener unos padres que también me permitían jugar con la naturaleza y con los comestibles, nunca lo olvidare y siempre les estaré agradecida-
    En fin, que los años primeros son los importantes en la vida y estos diran y marcaran el paso a paso de cada uno de nosotros-
    Te mando un gran abrazo, un fuertitismo beso de esos de rechupete y gracias por estar ahí siempre. :)

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    1. Creo, querida Aurora, que eres una persona privilegiada por haberte criado con esos mimbres. Habrás tenido problemas como todo el mundo, y los tendrás pero tu confianza en la vida significa que estás mejor dotada para afrontarlos. Un beso

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  2. Ciertamente claro y directo...conoces el tema muy bien !

    Saludos

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  3. Me ha gustado mucho tu entrada, es bueno que quienes sabéis de una materia la deis a conocer, sobre todo cuando el tema es tan sensible e importante como la educación de un niño.
    Saludos

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    1. Te agradezco tus palabras y te invito a que sigamos intercambiando comentarios para segu8ir aprendiendo. Un beso

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  4. Qué difícil es acertar en las decisiones con respecto a los hijos, siempre encontraremos a alguien capaz de "demostrar" nuestro error.
    Pero no queda otra que lanzarse a la aventura buscando el equilibrio entre el cuidado y la libertad.
    Un abrazo

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    1. Seguramente no acertamos nunca pero en el empeño creo que está nuestro mérito si es que tenemos algún mérito. Un beso

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  5. a los hijos se los conoce porque son hijos.
    A los padres, por la misma razón
    Y en el término medio caben muy poquitas opciones más.
    A los hijos se los quiere y cuida
    A los padres y abuelos, por idéntica razón.
    Y para esto , y poco más, da de sí el escenario, por mejor empeño que pongamos.
    Totalmente de acuerdo con Pilar V

    besos

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    1. Muchas veces incluso podemos cambiar los papeles en una misma persona y ser hijo y padre al mismo tiempo de modo que se le exija responsabilidad y se le aporte cariño porque para afrontar muchas situaciones hace fa
      lta un poco de cada cosa. Un nbeso

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  6. Manuel Ángel Puentes17 de enero de 2016, 23:23

    ¡Qué difícil es explicar a los adultos que mi programación a principio de cursos está llena de incógnitas, de deseos, de dudas, de probabilidades... y que son los niños con sus motivaciones, con sus deseos, con sus necesidades... los que van dotando de contenido el día a día de la escuela!
    Al final, siempre es más importante la memoria del curso que la programación del mismo, porque en la programación sólo intervenimos los maestros, y en la memoria estamos todo el grupo: los niños, sus familias y los profesionales, tanto los de la escuela como los externos.

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    1. Porque las familias tienen que entender que la programación lo que marca es la dirección por donde tú quieres caminar con el grupo pero ser después el devenir cotidiano el que definitivamente establecerá la huella que habrá de quedar marcada. Un abrazo

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  7. Te doy la razón Antonio, veo que muchos padres quieren proteger tanto a sus hijos que les privan el derecho de ir descubriendo las sensaciones naturales que nos da la vida. A mi me encantaba embadurnarme pero me costaba una paliza por ello.Experiencia que nunca olvidaré, ni la una ni la otra.
    Gracias
    Cecilia

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    1. Pues siento mucho lo de las palizas que lo que conseguían es que unas experiencias gratificantes se gravaran en tu cerebro como actos censurables. Un beso

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  8. Nunca los grabé en mis sentimientos, más bien les resulté repondona y tan libre como soy hoy.
    Nunca me he encorsetado en nada, soy tal cual me ves.
    Gracias por tu comentario.
    Un abrazo
    Cecilia

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  9. Tu si que sabes amigo, aunque parece que los padres muchas veces han leído otro manual de educación, ó tal vez ninguno.
    Como será que visto desde Benidorm, que es como de visita, cada vez se ven mas hoteles "solo adultos" y por otro lado otros con excesos de "cosas para niños", y estorbo para adultos.
    En fin, que yo, como soy de pueblo estoy mas contigo amigo.

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  10. Excelentes trabajos, Antonio. No sólo por haber dedicado tu vida laboral a este aspecto de los primeros años de aprendizaje sino por la profundidad y realismo de tus aportaciones.

    Tengo dos nietas, 12 y 5 años. Y reconozco lo que planteas con conocimiento de causa.

    Un abrazo.

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