Ya sé
que hay minucias que no haría falta ni mencionar, pero puesto que me siento en
mi casa no me resisto a comentar que la semana pasada, de vuelta de mi viaje a
Bogotá tenía preparado mi texto para editarlo el domingo por la tarde, como
siempre, cuando comprobé que no tenía internet en ese momento. Me volví loco
llamando a Movistar y, por más que lo intenté no pude disponer de línea hasta
el lunes por la tarde para mi desesperación, entre otras cosas porque el texto
aludía a momentos que no admitían retraso.
Una
vez resueltas las incidencias técnicas y vuelto a la normalidad me siento a
continuar con nuestro tema de fondo y a 40º grados o más no se me ocurre otro asunto
que centrarnos en el agua, elemento indispensable, que debería ser universal y
que desgraciadamente todavía no lo es aunque sí en lo que se conoce como primer
mundo y relativamente barato y al alcance de casi todos. Hace mucho tiempo,
cuando mis hijos mayores estaban en la universidad recuerdo que les insistía en
que había dos temas de futuro que según mi criterio sobresalían sobre los
demás: la potabilidad del agua y el reciclaje de las basuras. Entonces, hace
unos 20 años, lo veíamos claro aunque la deriva profesional de ninguno de los
dos guarda relación con ellos. Hoy el paso del tiempo está poniendo en
evidencia cada día más que ambos asuntos están consiguiendo un puesto más
preponderante cada día y puede que en no mucho tiempo los veamos pasar a
primera línea de las actividades industriales, por delante incluso de la
producción de materias que todavía consideramos básicas.
Para
los niños, sobre todo en estos veranos tórridos que soportamos, la presencia
del agua debe ser de primera necesidad. En primer lugar para beber en cualquier momento. No hace falta
ingerir cantidades grandes. Es más, mucho mejor si lo que les ofrecemos son
pequeños buchitos, casi bocanadas frecuentes que vayan manteniendo un nivel de
hidratación suficiente en el cuerpo. Es importante destacarlo porque muchas
veces los niños se ponen a jugar y se concentran tanto en el juego que se
olvidan de casi todo lo demás, entre otras cosas de beber. Tampoco hay que
tener demasiada preocupación porque hay muchas formas de ingerir líquido
indispensable: helados, caldos, purés, zumos, batidos… que tienen una alta
proporción de agua, pero los sorbos de agua pura siguen siendo los consuelos
principales para el cuerpo sudoroso que gasta y gasta líquido y hace que el
cuerpo dé señales de su falta sin que tenga que ser pidiendo agua precisamente.
A veces vemos a los pequeños irritables, agresivos, inquietos, ansiosos,
impertinentes incluso y, aunque no nos lo digan, lo que nos están reclamando
son bocanadas de líquido, mejor si es agua, porque el cuerpo necesita unos
remanentes que con el calor excesivo se consumen con mucha facilidad. Habría
que llevar en todo momento alguna botella, biberón o cualquier otro artilugio
que nos permitiera ofrecer agua con frecuencia y llamar la atención de los
pequeños para que cuenten con ella como una amiga inseparable.
Pero
no es sólo beber. Beber es lo primero sin duda, pero vale también usarla para
refrescar el cuerpo. Bañarse en el mar, en la piscina, en los chorros que se
hacen presentes en los parques públicos que permiten a los pequeños corretear
por encima de ellos y recibir de improviso el chorro que sale del suelo y que
los mantiene hidratados exteriormente a la vez que les sirve como motivo de
juego. De cualquier modo el agua debería estar siempre al alcance de los niños,
sobre todo en estos días tórridos en los que se hace imprescindible. Es verdad
que las ropas que lleven puesta se van a mojar con seguridad pero las familias
deberían disponer de un orden de prioridades de modo que, o bien fueran
suficientemente ligeros de ropa o casi sin ninguna, sobre todo si se sabe que
van a contactar con el agua pero es que, aunque así no fuera, conviene tener un
poco de manga ancha y valorar en cada momento lo que es primero y el agua
siempre debería ser primero, sobre todo en estos días tan calurosos.
*parecería obviedad. No lo es en absoluto.¡Agua, agua agua agua agüica fresca y no solo para los peques, que también, sino para estos pobres de las edades cuartas y quintas, terceras y segundas a quienes la deshidratación igualmente acecha!
ResponderEliminarAfortunadamente, casi el 100% de los niños que se ven acompañados por sus padres y/o cuidadores va provisto , ¡y previsto!, de sus botellitas, recipientes , biberones especiales. Otra cosa es que haya todavía personas desconocedoras de la necesidad y aplicación de estas u otras medidas contra los estragos del calor..
¡Agua, por favor!
besos
Un tema clave....
ResponderEliminarUna música muy ad hoc !
Saludos
Te recuerdo explicando la necesidad de que los maestros pongamos al alcance de los niños los cuatro elementos clásicos: la tierra, el agua, el aire y el fuego, y cómo esos elementos estaban presentes en tu día a día escolar, que discurría más tiempo al aire libre que en el aula, ya hiciera frío o calor. Si la hoguera recibía a los niños por la mañana, el agua en forma de manguera, regaderas, cubos, barreños, mesas de agua o piscinas tenían su lugar en algún momento del día o del año. También era tiempo en que nuestras escuelas abrían todo el verano, por lo que las dos casas habilitadas para escuela mantuvieron sus piscinas originales hasta hace muy pocos años. Sin embargo ninguna de las dos escuelas que diseñamos se hicieron con piscina, aunque una de ellas mantuvo dos albercas de la servidumbre de paso de la acequia Aynadamar, que nos prohibieron usar cuando ya sólo podíamos llenarlas con agua del grifo. Y es que después de todo, estamos descubriendo que el agua no sólo moja, sino que es un bien escaso.
ResponderEliminarSí, Manuel. Concretamente con el agua tengo una anécdota que nunca he contado y que ahora con este intercambio contigo se me suelta la lengua. Cuando urbanizaron el Paseo del Salón y el Paseo de la Bomba yo estaba en buena posición con el Ayuntamiento y fui consultado sobre el tipo de fuentes que mejor convenían y mi idea fue la de chorrito pero a la bajada permitir que el agua saliera al exterior de modo que los niños pudieran tocarla y que entre fuente y fuente hubiera un canalillo que todavía está visible para que los pequeños pudieran jugar con el agua. El resultado ya sabes lo que es. Los políticos se ve que están sometidos a muchas presiones y tienen que calibrar sus riesgos. Un abrazo
EliminarHola Antonio:
ResponderEliminarCaramba que Post más refrescante.
Recuerdo que cuando mis hijos eran pequeños, en los jardines cuando bajaban a jugar, hacian guerra de globos llenos de agua o daban pistoletazos con sus pintolas de plástico llenas de agua y a mi me mojaban y yo a veces me enfadaba,bueno sólo un poquito, entonces no iban con el wasap todo el santo día.
Una delicia el leerte, que suerte tus hj@s tenerte como papi.
Un abrazo, uy parece que me salpica la pantalla, ja, ja...Montserrat
Hola, un artículo importante y un elemento que nos mantiene con vida; el agua y aunque en esta Bogotá no nos azota ese verano fuerte, si nos azota la ansiedad y el stres día a día. Y hablo de esto porque al parecer muy a menudo la sed es confundida con un estado de hambre que solo pasaría con unos sorbos de agua. Ahora es más frecuente ver a niños, jóvenes y adultos con su botilo de agua estemos a 8 ó a 23 grados, la cultura es esa y se promueve mucho más que antes. Por la salud de todos, A tomar agua¡
ResponderEliminarPero tanto aquí como ahí, querida Ivonne, hoy por hoy podemos disponer de una botella que nos facilite el líquido elemento. Es más una cuestión de cultura que otra cosa el usarlo o no. Mi preocupación se centra en los millones de personas que todavía no tienen acceso a un bien tan elemental y que debería estar al alcance de cualquiera y no ver esas caminatas interminables para conseguir agua sin garantías de potabilidad y que se convierte por causa de la injusticia en el reparto de la riqueza del mundo, en un bien preciado y sólo al alcance de los ricos. Un beso
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