Como
Granada es una ciudad de grandes contrastes, la semana anterior, a pesar de
estar en la mitad de Marzo, parecía que tocábamos con la punta de los dedos temperaturas veraniegas. Rondábamos los 30
grados. Y es verdad que el refrán dice que
cuando marzo mayea, mayo marcea pero para Mayo todavía queda lo suyo y ahora
se podía disfrutar casi de manga corta. Las calles de Granada casi siempre
están abarrotadas de gente y, con gratas
temperaturas con más razón. El centro con el sempiterno turismo que no nos
abandona pero las calles de los barrios con largas colas de escolares midiendo
cada palmo de solerías y de tiendas mientras se iban contando mil historias, la
mayoría inventadas.
Insisto
en los contrastes de Granada y esta semana se nos han confirmado plenamente. No
sólo hemos tenido, y hoy seguimos, lluvias intermitentes, chaparrones a fin de
cuentas sin mucha intensidad que,unidas al vientecillo inclemente y frío, nos
han vuelto a recluir en los espacios interiores hasta el punto que ha llegado
la Fiesta de la Primavera que el año pasado convocó a más de 20.000 jóvenes en
el botellódromo a festejar con borracheras su llegada, este año ha concentrado
apenas a 8000 que, aunque siguen siendo muchos, la inclemencia meteorológica ha
logrado lo que no logra la policía por
más que intenta desconcentrar tanto desmán etílico como logra organizarse cada
año. Pues lo mismo que ha pasado con ha sucedido con los más pequeños, que se
han visto obligados a recluirse de nuevo en sus aulas y esperar temperaturas
más gratas para perderse por las calles. Una lástima, pero es lo que hay.
Reiteradamente
hemos insistido aquí en los beneficios de la escuela en la calle, de que el
aire, el sol y la vida real sea la que en determinadas ocasiones se convierta
en maestra complementaria y aporte el acervo cultural que guarda y que está
disponible en todo momento para todo aquel que se acerque a sus puertas. Una
farmacia, un supermercado, un viaje en autobús, una pescadería, un
concesionario de coches…., cualquier tienda es materia más que suficiente para
propiciar in situ o una vez que se vuelva a la clase, una conversación para el
momento y toda una retahíla de actividades derivadas de la primera impresión.
La vida es la mejor maestra si sabemos aprovechar sus espacios y sus tiempos
para que nos permita enseñarnos. En nuestra experiencia educativa hemos llegado
a tener que contenernos en las salidas porque entendíamos que los pequeños
llegaban a perder el norte y a no saber dónde estaba su escuela, cosa que
tampoco es buena, la verdad.
Hoy
somos capaces de decir con claridad que los pequeños deben asumir que la escuela
es su espacio físico propio al que cada día acceden y en el que trabajan en
grupo y aprenden unos de otros. Y esto les debe quedar meridianamente claro,
sencillamente porque es en la clase donde pasan la mayor parte del tiempo. Esa
es su seguridad y su orientación. Lo que pasa es que, así como el valor del
aula debe quedarles claro, también tienen que saber que la propia aula tiene
sus limitaciones y el mundo es muy grande y permite conocer muchos mundos
dentro del mismo mundo de cada día. Salvo excepciones yo venía reservando los
viernes para todo tipo de ampliaciones del aprendizaje, algunas dentro también
de las cuatro paredes como películas de dibujos maravillosas de las que se
puede disponer con facilidad y las salidas, sobre todo las salidas. El juego de
los equilibrios siempre es deseable y no es fácil porque en cada momento de
nuestras vidas el viento sopla en una dirección y tiene sus razones para
hacerlo. La furia de las salidas se nos metió en el cuerpo como reacción a una
escuela inmovilista, que más parecía un convento de clausura que un centro educativo.
Pero también vimos que lo contrario era pasarnos. Creo que en este momento se
encuentra bastante equilibrado el tema, si bien es verdad que se está
imponiendo una ola de defensa de la superseguridad que hace que los maestros se piensen dos
veces cada salida para evitar riesgos reales o ficticios que molesten a las
familias.
lo que la imaginación no da, la primavera lo suple: desbarajuste de lluvias, que nunca caen mal, por más que , igualmente, nunca llueva a gusto de todos. Y mayor revoltijo de calores vs fríos o viceversa. Es así en todo. En todo que no se rija por leyes taxativas como es los modos , ¡ y modismos!, de distribuir espacios y tiempos en la escuela. Cada quien, como mejor le complazca. Según el ideario de Centro y/o de trabajadores de los proyectos educativos.
ResponderEliminarabrazos
No quiero olvidarme de lo que pasó anoche con las elecciones y puede que deba acompañarte en el gozo de ver y asumir el resultado. Y lo hago con mucho gusto. Un beso
EliminarRecuerdo a una madre alemana indignada porque la lluvia nos había hecho aplazar una salida. Sin embargo yo no me veo por la calle con la incomodidad de los paraguas, que van tropezando con todo y con todos y que les impiden ver más allá de sus pies; entrar mojados en los sitios y sobre todo dar entrada a enojosos resfriados. Por no salir con la lluvia, ni siquiera salimos al patio. No me parece compensado el beneficio del aire libre con tener que dedicar un tiempo a cambiar, lavar y secar niños. Afortunadamente, también en esto, no estamos en Alemania y son muchos los días en que podemos salir a disfrutar del aire y al acabar el curso podemos decir que la calle ha sido una parte sustancial de nuestro quehacer educativo.
ResponderEliminarSe que en este asunto, como seguramente en otros muchos, hemos avanzado y encontrado una fórmula más equilibrada. Reconozco que aquella primera furia de aire, de sol y de calloe era más producto de la ley del péndulo que de una actitud equilibrada. Lo que pasa es que la vida funciona un poco así y hay reacciones que han de cumplirse, a sabiendas de que el tiempo tendrá que equilibrarlas. También tienen su emoción y puede que hasta sean producto también de una edad de los protagonistas. No podemos negar que éramos jóvenes entonces, factos que no justifica pero sí explica aquellos posibles excesos. Un abrazo
EliminarCiertamente el tiempo está loco.... y no ayuda mucho a nivel de los niños en el patio !
ResponderEliminarSaludos
Como casi en todo el sentido común o el equilibrio deberían marcar las opciones, pero de ambos andamos escasos, o dicho de otro modo andamos como el tiempo, medio locos
ResponderEliminarUn saludo
Antonio
ResponderEliminarTe dejo estos sentires:
Busquemos algo positivo en cada día.
Incluso si algunos días tenemos que buscar más arduamente que otros.
Buena Semana !!!!!
Cariños