No
faltan razones para seguir ahondando en
las consecuencias de la guerra y del odio en quienes lo están sufriendo en
primera persona, sobre todo en los niños que son el objeto de nuestro trabajo y
el foco de atención desde el que pretendemos proyectar una cierta forma de ver
el mundo y la evolución de la vida. Pero también queremos que nuestros ojos se
proyecten con el abanico más amplio posible y seamos capaces de superar esa
implacable disyuntiva de buenos y de malos en la que tan fácil es caer en estos
momentos. No. La vida no está dividida en buenos y malos por más que nos lleven
a esa creencia los acontecimientos que nos entran por los ojos cada día.
No
ya en el terreno de la crueldad sino simplemente en el de la desdicha en el que
se han movido siempre los pobres de este mundo nos encontramos con que el otro
día, entre el cenagal de pateras de juguete
que trasladaron a este lado del Estrecho a unas mil y pico personas,
apareció una niña de poco menos de un años a la que una cooperante le llamó
Princesa como apelativo cariñoso y con ese nombre se hubiera quedado de no ser
porque hoy hemos sabido que sus padres existen, que se quedaron en el lado de
allá sin poder embarcar, que ella se llama Fátima y que en este momento vive con una familia de
acogida que la atenderá y la cuidará, nadie sabe hasta cuándo, por decisión de
la Junta de Andalucía. Lo lógico sería que sus padres pudieran reunirse con
ella aquí en cumplimiento de la intención de alcanzar las costas europeas que
la hizo ponerla en unos brazos probablemente amigos para que, al menos ella
provisionalmente, lo lograra. También podría suceder que Fátima volviera de
nuevo a donde se han quedado sus padres pero seguro que eso ni siquiera se
contempla porque todos sabemos que ese no es el sentido de la historia y que lo
que sucede con estas personas es que quieren venir aquí y no lo contrario.
Se
dice muchas veces y parece que no queremos oírlo. De los inmigrantes que llegan
ilegalmente a Europa, las fronteras de Ceuta o Melilla no son más que la punta
del iceberg si lo comparamos con los que llegan a Italia, tan Europa como
nosotros. Por sintetizar diremos que lo que para nosotros son cientos, para
Italia son miles y que los problemas de falta de medios de contención y de
capacidad de acogida, en Italia es un problema bastantes veces mayor que el
nuestro. Pero de cualquier modo que queramos mirar el fenómeno migratorio hacia
Europa no sé cómo somos tan obstinados que nos empeñamos en que el drama está
en la frontera sur cuando la verdad de los números lo que dice es bien distinto
y todos lo sabemos. La verdadera entrada de inmigrantes está en los aeropuertos
por donde llegan miles y miles de personas con todos sus papeles en regla pero
en calidad de turistas. Una vez que han entrado, sencillamente pasan los tres
meses de rigor y ya no vuelven a sus países sino que se quedan buscando trabajo
en Europa, que para ellos es la tierra de promisión. Y este es el gran problema
sin negar un ápice del dramático espectáculo de la arribada a las costas del
sur.
Fátima
tendrá garantizada aquí su estancia y su atención, estoy seguro que sus padres
lo saben de sobra, porque los pobres saben lo que les conviene como todo el
mundo, hasta que cumpla los 18 años, toda una vida para poder labrarse un
futuro que, al parecer, en sus países de origen se encuentra sólo al alcance de
unos pocos. Muchas fátimas y omares
encontramos en los vientres cargados de muchas madres que logran alcanzar la
costa con el mismo objetivo porque en cuanto los niños nacen a este lado del
estrecho, las prebendas que hoy ya está disfrutando Fátima las van a poder
tener en cuanto nazcan por derecho y
junto a sus madres para más inri. Es el mejor viaje que pueden soñar aunque los
que vienen en el vientre no lo sepan.
Perfectamente tratado....
ResponderEliminarLa Comunidad se acaba... seguiremos en este foro!
Un cordial saludo
el mundo de los sobrantes está cada vez más poblado de fátimas josueses y Mohamed.
ResponderEliminartodo terminará cuando el OCTAVO día de la Creación concluya y de las costillas de los pobres arranquen alegres cofradías de ricos que poblarán la faz de la Tierra. Pero para entonces ya será demasiado tarde.
'Nadie hablará de nadie cuando todos estemos muertos.
NO HAY SOLUCIÓN porque no interesa la haya. Y eso lo sabe cualquiera que esté hasta la hartura de escuchar sermones y de ver malvivir que es morir a los pobres desheredados del planeta.
Nada más .
Ni en Ítaca hallaremos la felicidad
abrazos
Cierto, muy cierto y cruel también. Pero es así- Hay muchas Fatimas y Mohamed como dice Pilar por ahí adelante que tienen sus padres la emperanza de encontrar en Europa lo que no encuentran en su tierra- al menos se mueven, luchan no se quedan esperando un no se que, que los lleve a la muerte sin remedio, al hambre a la desdicha de no tener ni siquiera un futuro que mirar.
ResponderEliminarEsta niña seguramente encontrara lo que sus papàs esperan y ojalá ellos se encuentren un día.
Dios aprieta pero no ahoga, no es así ?
Besos amigo del alma, y mucho sentimiento para ti.
Aurora
Hola Antonio cuanto tempo sin pasar por tu rincon.....es todo tan triste la violencia cada vez màs presente en la vida de las personas....y pensar que la vida puede ser tan maravillosa ...Te mando un abrazo mi amigo con la amistad y el afecto que el mundo carece.
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