Cada
época del año va unida inevitablemente a unas particularidades que se ligan a
la vez con lo que la estructura escolar promueve. En este tiempo en el que las
vacaciones, larguísimas vacaciones por cierto,
ya se vislumbran a la vuelta de la esquina, las familias tienen que
volverse micas para ver qué hacen con sus hijos durante los casi tres meses en
los que la escuela no quiere saber nada de ellos. Supongo que en semanas
venideras tendremos ocasión de detenernos en otros capítulos, pero hoy quiero tocar el del segundo idioma,
casi el inglés en exclusiva, que se va imponiendo casi con carácter general.
Quiero
sacar de la batalla del segundo idioma a
aquellos pequeños que en su casa tienen a uno de sus progenitores que
habla un idioma distinto el del contexto social en el que se desenvuelve. En
estos casos no hay duda, esos pequeños han de criarse desde el principio con
dos lenguas simultáneas. Una la de su casa y otra la que usa el contexto
social. La experiencia que conozco dice que tardan más en soltarse a hablar
pero que, llegado el momento, asumen las dos lenguas como propias y aquí paz y
allí gloria. Tuve la experiencia de la inglesa Dolores que intentando ayudar a
su hija Keity, le hablaba en castellano. Vino a consultarme porque su hija se
reía de ella y le corregía continuamente lo que hablaba, sencillamente porque
Keity sabía castellano mucho mejor que su madre. Después de mucho diálogo Dolores terminó hablando en su propia lengua
a su hija y comprobó que la mejor ayuda que le podía ofrecer era hacer que
asumiera los dos idiomas, castellano e inglés como propios porque esa era la
realidad que le había tocado vivir.
Quizá,
aparte de la variedad de formas de bilingüismo sobre las que acabamos de
pronunciarnos, lo que puede crear una cierta polémica es en qué momento y de
qué manera introducir el segundo idioma, o tercero en el caso de que ya se sea
bilingüe. La realidad que conocemos es que la escuela lo tiene en sus planes ya
desde los tres años. Los planes son proporcionar a los pequeños experiencias de
segundo idioma empezando por canciones o juegos elementales. Hasta donde
conozco la estructura escolar española no logra introducir la segunda lengua
con la extensión y con la intensidad suficiente como para hacer que los alumnos
salgan dominando el segundo idioma. Estoy convencido de que la causa no es otra
que la de que los maestros en general no dominan esa segunda lengua y nos
encontramos que más de uno y más de mil tienes que responsabilizarse de enseñar
un segundo idioma que ellos no conocen. Quiero suponer que este problema es
coyuntural y que en un momento determinado el cuerpo de profesores habrá
superado esta deficiencia y estará en condiciones de ofrecer a los alumnos una
propuesta de segundo idioma cohesionada y solvente.
En general
hay que pensar que el primer requisito para entrar con garantías en el segundo
idioma es el de dominar el materno, tanto si es uno solo como si se es
bilingüe, que para nuestros efectos tanto da. Este primer requisito no parece
que esté resuelto antes de los cinco años, lo que quiere decir que toda la
furia porque cada vez más pequeños comiencen a enfrentarse con la segunda
lengua lo que consigue sobre todo en crear confusión y alargar el tiempo que
los pequeños necesitan para discriminar bien cuál es su lengua materna y cual
la que tienen que aprender. El conocimiento solvente de su lengua materna hace
que los pequeños dispongan de un tronco lingüístico solvente y firme en el que
apoyarse y usar como referente durante toda su vida. No por mucho madrugar
amanece más temprano. En esto de los idiomas sucede lo mismo, por ejemplo, que
con la lectura y escritura. No es más eficaz torturar a los pequeños desde los
tres o cuatro años con su aprendizaje cuando hacia los cinco o seis,
sencillamente cuando sus cerebros se encuentran suficientemente maduros, van
asumiendo la lectura y la escritura como un proceso natural. La segunda lengua
no necesita prisa tampoco, sino solvencia en sus maestros y el tiempo
necesario.
La gran capacidad de los niños para hablar en diferentes idiomas es un importante activo a destacar....
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
Lo de introducir el inglés en la escuela ha sido algo que nos ha venido impuesto, pero que a mí sigue sin gustarme,
ResponderEliminarUna cosa es trabajar los diferentes idiomas presentes en el grupo, aprendiendo a saludar en diferentes idiomas, o los números, alguna canción, viendo cómo un mismo libro aparece en diferentes idiomas, invitando a las familias a que vengan a contarnos o a cantarnos alguna de sus tradiciones...;todo lo cual no deja de ser un aprendizaje significativo en cuanto se refiere a los idiomas de los propios compañeros (hace una semana hablábamos de las chinas, por ejemplo). Mientras que otra cosa es aplicar una enseñanza sistemática, con una especialista ajena al proyecto educativo del centro y con un objetivo de puro conocimiento. Nuestro intento de vincular la enseñanza del inglés a un momento clave de la vida cotidiana como es la comida, no deja de ser un parche.
Ya sabes, amigo Manuel, que la administración entiende poco de barcos y mucho menos de matices, que son imprescindibles para el trabajo con pequeños. Recuerda que en su día, casi de la noche a la mañana pasó de tener en sus centros niños de 3 a 6 años a, por decreto, tenerlos de 0 a 3 y nos volvimos locos para montar unos cursos para que su personal tuviera alguna idea del material humano con que se iba a encontrar. No quiero pensar qué pasaría en otros lugares donde tuvieron que realizar el cambio a pelo y sin ningún colchón, aunque fuera débil. Pues con el idioma, lo mismo. Hay que dar inglés y hay que dar inglés. Así nos va. Un abrazo
Eliminarque el inglés se haya establecido casi como única propuesta universal no es sino decisión que la sociedad poco a poco a lo largo de casi cincuenta años ha impuesto. Y contra esa realidad poca casi nula la capacidad de reacción que nos queda. Sobre todo a estas alturas de ECUMENISMO, nos guste o nos dé cien patadas.
ResponderEliminarLa lengua materna, sea cual sea, si es materna, ya está todo dicho: por definición será la prioritaria y la más fácil de aprender.por transmisión directa de padres madres a hijos.
Un abrazo
Como siempre tu artículo enseña cada vez. Sé de una experiencia vivida me parece que en Inglaterra: Una familia tuvo que aceptar a una asesora del hogar latina sin conocer el inglés -o nana, como de les llama por acá- para cuidar a sus hijos. ¿Resultará? Es lo que los papás se preguntaban ansiosos. Después de un tiempo la nana subió de unas 30 palabras a 300. ¿Y los chicos? Seguían hablando su idioma con sus padres y el colegio, y con la colaboradora un fluido idioma español sin confusiones.
ResponderEliminarPor estos lares la segunda lengua es el gallego y la tercera el ingles :)
ResponderEliminarAunque digan lo contrario así es y así ha sido desde que yo lo conozco ( 30 años)
Esta bien que aprender otro idioma, pero sin sin obligatorio, opcional eso debería ser- como dice Antonio ya tendrán tiempo de aprender cuando sea el momento-
Tus artículos son didácticos y con ellos siempre se aprende y uno se quedan pensando y sintiendo también desde luego- Ya sabes que yo soy muy emocional :O
Te envio un fuerte, fuerte abrazo lleno de calor y un beso mas caluroso aun.
Aurora