Hay
costumbres y rutinas en la escuela que no solo nos llenan de gozo sino que
invitan a que nuestro cuerpo se integre con ellas y reviva con ellas. No es en todos los
casos ni mucho menos pero no nos cuesta ningún esfuerzo recordar rutinas que tal
vez deberíamos olvidar: filas, insistencia en el orden y en los silencios… y,
sin embargo, ésta que quiero traer hoy a vuestra consideración, no sólo me
parece gozosa sino digna de que figurara en cualquier programación como un
valor neto y, por tanto, recomendable sin paliativos.
No sé
en otros lugares, pero en Granada donde vivo es como para volverse loco si se
sale a la calle y se llenan los ojos de lirios, de almendros, de jaramagos
ofreciéndonos bofetadas de color y de olor o los árboles con las nuevas hojillas
que pugnan por ver la luz y nos van poblando los paisajes de verde. Tal vez son
las primeras sensaciones del nacimiento de un nuevo ciclo vital y nos
impresionan más que todos los que van a venir después. Tal vez también por eso
me fijo en ellas y decido traerlas aquí para comentarlas como lo verdaderamente
nuevo del paisaje de cada día. Y lo hago para animar a que se saque a los
pequeños a la calle y se pasee con ellos por estos espacios para que esos
valores de la naturaleza, colores, formas, olores, sensaciones de vida les
entren por el cuerpo y les inunden. Para que ellos puedan compartir en alguna
medida la transformación vegetal que experimenta el espacio en el que se
desenvuelven. Dentro de sí mismo están viviendo el cambio de estación sin duda
y no faltan manifestaciones que lo demuestran cada día, pero creo que es
importante que se unan al cambio general de la vida a su alrededor.
Quiero
precisar un poco más porque se me ha ocurrido este tema al recordar algunos grupos que he visto estos días por la
calle y me han animado a reflexionar. He tenido la sensación de que estos
grupos estaban en la calle de prestado por la velocidad con la que andaban.
Daba la sensación de que iban con el tiempo justo a cualquier sitio al que se
dirigieran o por la preocupación en las personas responsables que los llevaban
de que no fuera a ocurrirle nada malo a ninguno. He querido por tanto
comentarlo, sencillamente para quitar tensión al hecho de sacar un grupo de
menores a la calle y hacer que la calle en sí misma se convierta en un
objetivo. Que aprendan a gozar del hecho mismo de salir a dar un paseo sin más
ambiciones metodológicas porque el paseo en sí ya las lleva incluidas. Que se
pueda invertir un tiempo de vida en común para comentar todo lo que la calle
ofrece y rara vez hay tiempo para pararse un poco y comentarlo y permitir que
todo un conjunto de sensaciones que la calle manifiesta nos llenen por dentro y
nos hagan sentirnos partícipes del impresionante espectáculo que se está
produciendo a nuestro lado mientras nosotros tenemos que andar preocupados de
si estamos llegando un poco tarde a cualquier sitio al que hayamos decidido
dirigirnos .
No
quiero que hoy mi discurso suene a crítica de las visitas que se programan a
determinados lugares de la ciudad destacados por unos valores concretos que
también interesa que los niños conozcan. No quiero plantear ninguna opción
alternativa a las iniciativas que se tienen y que la mayoría me parecen
loables. Lo que digo es que, al margen de los contenidos que buscamos en muchas
salidas es importante que valoremos la salida en sí como un objetivo
perfectamente válido para pasear por los espacios urbanos, por los jardines,
por las calles que ya tienen un impresionante atractivo de por sí y que les
invitan continuamente al diálogo a los pequeños, a la comunicación, al
conocimientos de cosas, formas, colores, olores y sensaciones específicas que
no encuentran ni en las clases ni en sus casas y que pueden darle el valor
añadido de compartirlas con sus compañeros. Si en eso hemos empleado una
mañana, creo que está muy bien empleada.
No creo que se de ese dialogo alque mencionas.
ResponderEliminarLospadresde hoy estan inmersos en una sociedad de consumo que losmentaliza ylos hace pocosensibles a la naturaleza en si.
haymuchos que prfieren ir a un shopping que a la rambla,plaza o parque
Y a los que vez en estos ultimos lugares parecen que gozan ellos del momento dejando que los niños hagan lo que quieren.
No es una critica es una realidad
Claro que tambien hay sus excepciones y que son muchas, de ahi que vemos niños felices y jovenes prometedores.
Esas excepciones son lo que permiten a los mayores soñar con un mundo mas equitativo.
Saludos
Pd escuchando la musica mientras escribo parecen brotar las hojas y florecillas felices al mundo.
Aparte de compartir tus elucubraciones sobre las salidas para apreciar el entorno, coincido contigo en que con demasiada frecuencia "movemos" a los pequeños a la misma velocidad con que afrontamos nosotros las tareas, quizás sin darnos cuenta que además de tener otros tiempos, incluso sus piernas son más cortas, y su curiosidad bastante más larga, algo en lo que coincido contigo, quizás no sabemos acompasarnos a sus ritmos.
ResponderEliminarLa sensibilidad a la hora de acompañar a nuestros alumnos por la calle nos la debe marcar Kavafis, recordándonos que lo importante es el camino, no Itaca; y Machado, con todos sus caminos que se van haciendo y atajando.
ResponderEliminarLas flores, los bichos, los dibujos y letras de las tapas de registro, los cuadros urbanos del Niño de las Pinturas, las formas de las veletas, el saludo al barrendero, la conversación con el guitarrero que nos saluda desde la puerta de su taller, los perros que nos ladran queriendo acompañarnos, la casa de un familiar...Sí, al final llegamos a la Alhambra, y sobre eso seguiremos trabajando; pero esos recorridos urbanos van tejiendo un mapa emocional que sustenta los hitos culturales que le vamos engarzando.
Con estas reflexiones que pones algunas veces, como esta por ejemplo, tengo la sensación de que estamos contando la misma historia desde cabezas y desde manos distintas. Me gratifica creer, no sé si será verdad pero creerlo de vez en cuando es todo un paso, que podamos estar escribiendo y texto coral en el que cada uno aporta su punto de vista. Imagino que será más rico para cualquiera que se hacerque y conozca cada una de las esquinas que lo configuran. Ánimo, amigo y un abrazo
EliminarMuy importante. Que los niños sepan valorar la naturaleza y disfrutar de ella...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta
No sé si los niños disfrutan paseando por la ciudad a ritmo atlético, creo que esta recreación les pertenece a los padres y no a los maestros, de forma que los niños se sientan más libres y puedan ver aquello que quieran saber y los padres puedan entender a sus hijos.
ResponderEliminarDe niña también hice excursiones y paseos con el colegio, pero no disfrutaba porque los maestros estaban tan pendientes de todos los niños que me sentía un número e íbamos a todas partes corriendo.
Este es complicado Antonio.
Gracias
Un abrazo
Sor.Cecilia
Permíteme que te conteste por aquí ya que tu bolg se encuentra de vacaciones estos días. Te agradezco tus reflexiones y estoy de acuerdo ewn quee las familias tienen y deben aportar paseos gratos y frecuentes a los pequeños y a ellos mismos. Desgraciadamente no parece la realidad y por eso pido que también la escuela se implique y haga que los pequeños disfruten de la calle. Un beso
EliminarSi,creo que es una parte de este medio moderno que apruebo el de que las lejanias en kms se acortan.
ResponderEliminarAcercando sentires y viviencias de diferentes partes de nuestro planeta tierra
Claro que hay que tener una mente abierta a diferentes sentires acordes a los lugares donde se vive
No siempre es asi, y.....es una lastima.
Creo que las personas somos en menor o mayor gradotodas iguales pero no superiores ,porque la vida a algunas le dio otras posibilidades o lugares de origen.
Saludos y buena semana,de acuerdo a como cada cuallaquiera vivir!!!!