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domingo, 6 de mayo de 2012
SOLUCIONES
Quiero pensar que ahora que no tengo el grupo de niños correspondiente entre manos cada día, la tareas de evocar sobre lo vivido y de mirar cada secuencia sin la premura del momento, hace que pueda extraer lecciones. Es posible que fantasee con los recuerdos. Puede ser inevitable y a lo mejor es hasta conveniente, pero igual la sabiduría tiene un punto de ensueño.
Alba y Fernando están jugando en el patio de la Escuela.
– Tú eres el padre y yo la madre, ¿vale?.
Cristian, que es más fuerte o más agresivo que los dos se mete en medio porque quiere jugar con ellos.
–No, el padre soy yo.
Alba y Fernando ser miran y se dan cuenta de que no van a poder librarse de Cristian que es su amigo pero con el que en este momento no quieren jugar porque quieren estar ellos solos.
- Vale, -dice Alba a Cristian. -Tú eres el padre y Fernando es el
perro .
Fernando se pone a cuatro patas y Alba se va con el perro a darse un paseo, bien lejos de Cristian que ve que se queda sin poder jugar con ellos pero a la vez no puede entablar conflicto porque han aceptado sus condiciones. Se queda sólo mientras ve a Fernando y a Alba que, una vez que se han retirado suficiente, se dedican a jugar entre ellos, que era lo que querían.
Esta secuencia tiene unos treinta y cinco años de vida pero yo nunca la he podido olvidar porque me parece completamente aleccionadora de lo que es la vida y el juego de fuerzas al que estamos sometidos. Yo no sé lo que invento de la historia. Sí sé que siempre la he recordado así y esta es mi moraleja, que quiero compartir con vosotros.
Cuando las circunstancias de la vida lo permiten cada uno de nosotros tiene capacidad para lograr un punto de satisfacción suficiente como para sentirse agradecido a la vida y a la vez un grado de frustración para seguir intentando que las cosas sucedan un poco mejor para sus intereses, con lo que la necesidad de progresar o de construir una realidad más favorable siempre está presente. Cristian consigue ser el padre pero no consigue su voluntad de jugar con Fernando y con Alba. Fernando consigue jugar con Alba, que es lo que quiere, pero no consigue ser el padre, que también lo quiere. Alba juega con Fernando, pero como perro y no como padre, que es lo que ella buscaba. De manera que entre los tres constituyen una realidad pasable, en la que pueden sentirse gratificados, pero a la vez con un grado de insatisfacción que les impulsa modificarla para lograr mayores cotas de satisfacción.
Esta secuencia, desarrollada completamente por los tres protagonistas también me ha llevado siempre a establecer otra lección de la vida. -¿Qué pasaría si dejáramos a los niños que vivieran como quisieran?, se ha dicho tantas veces casi como paradigma del desmadre y del desorden. Mi respuesta después de haber sido tantas veces observador de secuencias como la que he expuesto hoy, ha sido y sigue siendo: - Pues es posible que lo que pasara fuera que nos pudiéramos entender y que fuéramos capaces de articular una vida en la que cupiéramos todos en una parte y en otra todos tuviéramos la necesidad de seguir perfeccionando nuestro nivel de realización personal porque cada vivencia nos deja un cierto poso de insatisfacción que nos impulsa a seguir queriendo de la vida más y mejor.
No sé si sueño cuando recuerdo pero me gusta pensar lo que pienso y las vivencias que motivaron mi criterio me las llevaré a la tumba como gozosas y aleccionadoras.
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Hola querido Antonio !
ResponderEliminarComo me ha gustado esta entrada, la he leído con verdadero gozo, es maravillosa y sencilla, simple, cierta, es la historia de unos niños que representan la vida en su sencillez y sin complicaciones de ningún tipo, ellos lo resuelven simplemente.
Me ha pasado a mi también muchas veces, he visto como los niños, mis niños juegan y resuelven cosas en las cuales los adultos nos complicamos la vida- los niños muchas veces ( o casi siempre ) ponen un orden natural a las cosas, sintiendo y haciendo lo que sienten que es lo verdadero.
Yo juego muchas veces con mi nieta a las chicas ( a ella le encanta ) y me dice, tu eres la chica mayor pero yo mando :)) y cuando yo le digo y por que no mandamos las dos, me dice, vale ! primero yo y después tu. Ves? sin complicaciones, sin mas que la simpleza y la naturalidad.
Otras veces ella hace de gato y su amigos de otros animales distintos y todos conviven felices y se dan cariño, en un momento determinado uno de ellos quiere ser persona y no pasa nada, se dedica a cuidar a los animalitos :) no se, te cuento esto y seria infinito las historias que tengo algunas parecidas a las tuyas , ya sabes que contigo siempre me excedo :) es que tu no eres para menos eres generoso escribiendo y natural como la vida misma, por eso me encantas Antonio ! Te felicito por el post - Muchos besos y un fuerte, fuerte abrazo-
Un gran artículo que confirma la gran perspicacia de los niños para "arreglar" las cosas diplomáticamente...
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
Esta y otras a millares como tal es la historia interminable de la que todos por fortuna hemos sido protagonistas en en buena parte de nuestras vidas.
ResponderEliminarLa consecuencia, si quieres, la 'solución-lección', nos la ponen en bandeja cada día los chavaletes, que no encuentran inconveniente en asumir cualquier papel. Hacer de caballico, de padre, de madre o simplemente, de carro.
La Infancia, como otras, divino tesoro.
Maja maja la historia.
Abrazos cientos
Buenas noches Antonio.
ResponderEliminarQue gracioso al final la niña escogió al del papel de perrito.
Santa inocencia.
Gracias por compartir esta vivencia.
Un abrazo, Montserrat
Es una bonita historia la que nos cuentas, pero pienso que los niños reproducen lo que "maman", y dependiendo de ello, sus soluciones pueden ser mejor o pero resueltas. Dejarlo todo en sus manos... no se...
ResponderEliminarEscucharles... eso sí.
Un abrazo.
Mercedes.
Últimamente estoy muy atareada con el fin de curso, pero te prometo que seguiré leyendo tus interesantes entradas.
ResponderEliminarOtro abrazo.
Mercedes.