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domingo, 13 de mayo de 2012
IMPACIENCIA
A poco que me descuide me veo contando chascarrillos de los muchos que uno almacena de su larga vida profesional. Primero porque han pasado aunque los recuerdos sean incapaces de reproducirlos tal como sucedieron, pero también porque cada día veo más claro que es de esas secuencias vivas de las que, quien lo desee, puede aprender mejor el trasfondo de enseñanza que la experiencia puede ofrecer aunque no siempre lo haga.
Pero no quiero dejarme llegar con facilidad de mis inclinaciones. Irán saliendo poco a poco, yo lo sé y prefiero dar un recorrido un poco más amplio a esta propuesta de COMO NIÑOS. Quiero dejar constancia aquí de lo que más me interesa y también de lo que menos, de manera que si alguien me sigue, ojalá que alguien lo haga, me gustaría que fueran muchos, pueda tener un abanico amplio de reflexiones que se han desarrollado en una labor docente de treinta años más o menos con pequeños en los primeros seis de la vida. Y por eso me quiero poner alguna disciplina para no dispersarme demasiado. Sé que este bulli bulli que me corre por dentro por llevar a quien me lea a lo que más gusto me da contar no es más que una inclinación común que más de una vez termina oscureciendo espacios más amplios de comunicación. De ahí mi esfuerzo permanente por contener, en lo posible, mi impaciencia.
Quiero, por el contrario, entretenerme todo lo que pueda con los temas de primera infancia, incluso a riesgo de que alguien me pueda considerar un poco pesado. Pero es que el asunto del desarrollo de los primeros años es de fundamental importancia y es posible quitarlo de en medio con poco más que decir que en los primeros años se producen experiencias que nos dejan marcas para toda nuestra vida. Y con esto, que no es mentira, podemos quedarnos tan frescos y eso me parece injusto. Pero se necesita tener el temple necesarios para ir deteniéndose en cada uno de los momentos trascendentes, desentrañarlos, ponerlos en valor y procurar ofrecer todo el abanico de contenidos que uno sea capaz de poner de manifiesto y que la impaciencia no se termine imponiendo y haciéndonos acortar un mensaje que es tan amplio como la vida.
Los pequeños no hablan con el mismo lenguaje que los adultos, es cierto. Pero utilizan una gran diversidad de lenguajes de los que las personas disponemos en todo momento, pero que los adultos nos vamos olvidando a lo largo del tiempo, sencillamente por la hegemonía de la palabra y por el desuso del resto o, más que por el desuso, por la falta de valoración del resto. Un gesto, por ejemplo, tiene una gran fuerza con un año de vida y es casi seguro que nadie se fija en él cuando tenemos cincuenta. Las mismas palabras que al principio son con frecuencia sólo sonidos, pues son capaces de llevarnos a verdaderos diálogos mientras que ya de mayores no percibimos signos de comunicación que no vayan presentados con las palabras convenidas. Tanta influencia sintética no hace sino empobrecernos como personas y empobrecer nuestras capacidades.
Recuerdo aquel refrán del VÍSTEME DESPACIO QUE TENGO PRISA. Creo que siempre es muy cierto, pero en educación desde luego lo es. La impaciencia nos hace pensar que necesitamos respuestas para todo y en todo momento cuando la verdad es que lo que de verdad necesitamos es poder desarrollarnos en el tiempo desplegando todas las capacidades que seamos capaces porque así nuestros aprendizajes los interiorizaremos más ricos y complejos como nuestras enseñanzas. NO POR MUCHO MADRUGAR AMANECE MÁS TEMPRANO tampoco está mal como propuesta útil para encarar la vida. Ahí las dejo ambas, por si sirven.
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Natural: No por mucho madrugar amanece más temprano. Por si acaso, añadamos esta otra de Perogrullo: "Dímelo hilando", aun a riesgo de ser impacientes.
ResponderEliminarHoy el sol sale a las 6:28
Carpe diem mientras luzca.
Abrazo
PRECIOSO!!! muchisimas gracias...hoy me he tomado un tiempito,para comentar...poco,pero bueno!
ResponderEliminarun abrazo,muchas gracias!
lidia-la escriba
blog actualizado,ven si quieres...
Un placer leerte, qué dificil aplicarte ;)
ResponderEliminarHola antonio.
ResponderEliminarA veces nosotros/as ya empezamos por stresar a los niños/as.
Y esto no es bueno.
Gracias por tus posts educativos.
Un abrazo y una sonrisa.
Feliz semana, Montserrat
Hola mi querido amigo, paso con brevedad
ResponderEliminarMi blog ha sido galardonado con el premio Diamante , osea BLOG DEL AÑO 2012 y deseo hacerle participar de nuestra alegría
Con ternura
Sor.Cecilia