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domingo, 22 de enero de 2012

DÍA A DÍA

La vacaciones de Navidad, con todo el aparataje de regalos que siempre llevan aparejados, han sido tiempo más que suficiente como para que los menores se desquicien y se sientan fuera de la estructura escolar y de lo que significa una cierta ordenación de vida. Una vez pasadas, es la hora de volver al concierto de vida que significa levantarse a una hora, volver al cole y disponer de una vida ordenada que lleva aparejado la relación con los iguales y variedad de estímulos para poner los aprendizajes a funcionar.


No entraré en si las vacaciones son necesarias o no para no abrir todos los frentes de golpe. Por hoy vamos a asumirlas sin más y a darlas por supuestas. Lo que no me cabe mucha duda es el desorden de vida que llevan consigo sobre la hora de levantarse, sobre las comidas y el resto de los horarios del día, sobre las actividades sorpresivas y puede que hasta desordenadas en las que cada día puede ser una acción distinta. Pero por fin de nuevo ha vuelto la normalidad y el ordenamiento de vida que supone la escuela. Se plantea un trimestre, este segundo, bastante largo y sin apenas fiestas, aparte de los fines de semana lo cual significa un tiempo prometedor y constructivo.


Unas veces le hemos llamado rutinas, otras de cualquier otra forma. Hoy preferimos referirnos a este tiempo ordenado como de vida escolar para afirmar los beneficios de un orden de vida que significa tener que asumir un horario, unas actividades y unas relaciones en periodos distintos con personas distintas. No hay otro tiempo en el que la vida de los menores se encuentre mejor encuadrada y con más riqueza de medios, de experiencias y de personas con las que relacionarse. Me parece importante centrarnos hoy en esta riqueza porque muchas veces lo que tenemos demasiado cerca no lo valoramos suficientemente y quizá convenga subrayarlo para que se destaque.


Es verdad que se trata de una opción como otra cualquiera. Sé que hay personas que consideran que la vida casi en solitario merece más la pena y que hasta la misma Escuela puede ser sustituída por enseñanzas mucho más individuales y en casa. Con todos los respetos, esa no es la mía y reivindico la grandeza de la relación de unos menores con sus iguales para aprender juntos y para iterrelacionarse y compartir toda la problemástica que el crecimiento y el aprendizaje lleva aparejado. Singnifica, además, como colectivo, una enorme inversión en medios y en personas que se han impuesto socialmente después de una larga lucha por implantar un tiempo de enseñanza obligatoria para todos. En España son 10 años, entre los seis y los dieciseis, si bien la estructura escolar garantiza un puesto escolar, aunque no obligatorio, desde los tres años.
Tiempo habrá de entrar en los contenidos y en la forma de aprender que la estructura escolar ofrece a los pequeños y de sus posibilidades de mejora, cosa que siempre es posible y muchas veces hasta conveniente, pero hoy sólo me interesa destacar esta forma de vida como una riqueza social de primer orden que todos debiéramos defender y cuidar porque significa un logro largamente buscado y alcanzado por fin. Estoy seguro que un trimestre como el que acaba de comenzar es una palanca de largo alcance que nadie debiera dejar pasar y que todos, por el contrario, debiéramos valorar como una enorme riqueza colectiva al servicio de nuestros pequeños. No hay que dejarse engañar por coyunturas que llaman a la desesperación como aquellas de qué más da si luego nadie va a encontrar un empleo, que se oye bastante en estos últimos años.

2 comentarios:

  1. Una pauta ordenada de actividades en la niñez es la base de su forma de comportamiento futura...

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  2. La clave del éxito en los comportamientos llegados a la edad adulta es gran medida está en las pautas que se establecen desde la tierna edad.
    Salvedades de circunstancia, tiempo, lugar y medio ambiental
    Besos, Antonio.
    (Hoy, mal , malo, desastroso día))

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