Las personas llegamos a este mundo con una carga genética que nos va a determinar de por vida. Lo que sucede es que la cantidad de esa carga genética no sabemos cuantificarla. Sí sabemos que también llegamos con un montón de posibilidades de aprendizaje y esas las vamos a desarrollar a lo largo de los años. Aquí sí que podemos intervenir y podemos hacer que los conocimientos que vamos a adquirir vayan en una dirección o en otra. Nuestro comportamiento va a estar siempre mezclado por lo genético y por lo aprendido pero, hasta el momento, somos incapaces de deslindar qué parte de nosotros es una u otra, casi en ningún caso. Por eso la Educación es fundamental.
Tenemos necesidad de aprenderlo todo para sobrevivir y lo hacemos. Si no es de una manera es de otra, pero los aprendizajes se van incorporando a nosotros der manera inexorable en función de nuestras necesidades de cada momento. Si hay una persona junto a nosotros que se interesa porque esos aprendizajes estén seleccionados, cuidados, cargados de afecto, puesd el aprendizaje será así. Pero si no nuestro aprendizaje de trodas formas se va a producir, sólo que con otras características: desde el abandono, sin modelos previos, a la desesperada…, sabe dios. Pero la vida no se para. Es como un tren que llega religiosamente a su hora a cada parada. Si allí hay un viajero, tiene la posibilidad de montarse, como si hay veinte. Pero si no hay ninguno, el tren de todas formas se va a parar y va a reanudar la marcha del mismo modo.
Pararse un poco en el significado de las influencias que van llegando a los menores en los distintos momentos del desarrollo tiene valor porque los responsables de su crianda tienen que saber que el tiempo llega inexorablemente y no espera a nadie. No son los menores los encargados de demandar las atenciones precisas a cada momento del desarrollo sino que ha de ser los mayores los encargados de ofrecer las respuestas concretas y adecuadas a cada demanda cuando esta se produce. Si en el momento preciso la respuesta no está presente se queda atrás y a otra cosa, mariposa.
Explicar el proceso de cómo se han de producir los aprendizajes con est precisión y hasta con esta urgencia no quiere, en ningún caso, producir el más mínimo punto de angustia pero sí la idea de que ser responsables de un menor significa estar alerta a las demandas que se manifiestan en los distintos momentos de la vida para tener la respuesta que cubra esas demandas. Somos los seres cercanos los que tenemos que responder porque los menores son eso, menores y lo que saber es coger los aprendizajes en el momento quer los necesitan, tanto si son los que hemos seleccionado para ellos con cuidado como los primeros que le lleguen a sus mentes en el caso de que no tengamos una respuesta pensada para ellos en el momento necesario. Es verdad que el mundo en muy grande y las estaciones que el tren de la vida ofrece son muchas y muy variadas, pero siendo conscientes en todo momento de que no hay nadfie que nos avise de en qué momento tenemos que ofrecer a los menores unas determinadas informaciones o vivencias, sino que somos nosotros los que tenemos que deterctar la necesidad y establecer el momento en el que se ha de producir nuestra oferta, tanto si es el más apropiado como si no.
En esas estamos, pese a que el tren de que hablas pasa a toda velocidad y casi ni tiempo material da de cargar las maletas, subir y acomodarse en el compartimento.
ResponderEliminar¡Este tren, este tren!
Se me incorporó genéticamente y los aprendizajes no han conseguido doblegarlo.
Buena lección práctica expones
Abrazos
Es un excelente artículo sobre la verdadera cimentación del nivel educativo, cultural, humano,social...de ese niño !
ResponderEliminarMark de Zabaleta
Es cierto que venimos con cierta carga genética, pero nunca he pensado que sea absolutamente determinante. Según donde y como se den los aprendizajes se pueden superar o acortar ciertos "límites" y por supuesto favorecer o no las facultades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mercedes.
Cuántas veces habré leído eso de que un niño no nace con el libro de instrucciones debajo del brazo (obviemos lo del pan)... pero leyéndote me encuentro con todos y cada uno de los capítulos que debería contener ese librito.
ResponderEliminarHace unos días en una clase, hablábamos del lenguaje oral, su iniciación y el comportamiento... Mimético, buceador de la carga genética y progresivo...
Eres toda una experiencia de sencillez y sabiduría, Antonio.
Besos y mi afecto.