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domingo, 11 de septiembre de 2011

MIEDOS

Con desesperante frecuencia se nos oye hablar de la infancia como la época más feliz de nuestra vida. Los argumentos suelen estar referidos a que en ese tiempo no teníamos que preocuparnos por nada. Que todo nos venía dado y que siempre había alguien que se responsabilizaba de nosotros y estaba al tanto de nuestras necesidades. Algo así como que andábamos en el mar rubio, en que cualquier deseo se cumplía automáticamente. Nada mas lejos de la realidad.


Por supuesto que las personas responsables de nuestro cuidados seguramente se desvivirán por atendernos y hacer que nuestras necesidades se cubran de la mejor manera posible. Pero siempre hay que pensar que nosotros tenemos un hilo de comunicación con nuestros cuidadores que tiee unas claves que no siempre coinciden. Es más, casi nunca coinciden. Tenemos que estar en todo momento a expesas de que se jnos entienda la demanda concreta que estamos manifestando. Nadie puede pensar que un pequeño de un años es capaz de decir “necesito que se me rasque la espalda, exactamente en el homóplatro derecho en su parte superior”, y sin embargo, es posible que en un momento concreto puede ser esa la necesidad que precise.


Es cierto que, con el paso del tiempo, los niveles de comunicación con las personas de referencia aumentan y se perfeccionan a gran velocidad, pero siempre hay que contar con las interpretaciones y con las suposiciones, porque los niveles de comunicación son muy imprecisos. De aquí que sean los miedos los signos más significativos que motivan a los pequeños a demandar atenciones: a la soledad, a la oscuridad, al dolor, al hambre…. En realidad miedo a cualquier necesidad que el cuerpo manifieste. En un pricipio, como si dijéramos un brindis al sol. Yo grito demandando algo que no sé explicar y confío que quien esté cerca de mí me oiga y sepa qué es lo que estoy pidiendo en cada momento, lo que es casi tan arriesgado como esperar que te toque la lotería. Es un poco exagerado, pero en parte es así.


En la medida en que, con el paso del tiempo, muchas de esas demandas que el pequeño manifiesta se le van resolviendo y en la medida en que esas soluciones le van dando tranquilidad, los niveles de pánico se van moderando y hasta se convierten en otro tipo de reclamos más suave, más precisos y hasta diferencviados según la urgencia de las propias demandas, que empiezar a dejarse ver con distintos niveles de necesidad. En un principio es el llanto el emisor exiclusivo de todas las demandas. Con el tiempo el propio llanto se diversifica y se convierte en muchos llantos, con demandas distintas según los casos, a la vez que van apareciendo diversas formas de demandas que no son llantos y que van fortaleciendo la comunicación con los adultos y haciendo que los niveles de miedo que sientes los niños por cualquier contrariedad o necesidad que les aparece, se vayan armonizando y entren en un complejo entramado de comunicaciones entre pequeños y adultos. Pero para eso ha de pasar mucho tiempo y tnto mayores como pequeños, han de madurar en su conocimiento mutuo y en la confianza que cada uno deposita en el otro.
Al final toda se convierte en una forma de controlar y dosificar el miedo, que es el elemento más presente en un principio y que termina, si todo va bien, mas o menos controlado cuando los niveles de entendimiento se han establecido entre pequeños y mayores. Pero el miedo es el rey, no lo olvidemos.

4 comentarios:

  1. Hola mi amigo cuanto tiempo,
    despues de un largo viaje son de regreso a casa y es siempre maravilloso venir aqui visitar y apreciar la belleza de tu precioso rincon.Miles besitos artista.

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  2. Realmente es una interesante reflexión que nos permite valorar desde otra óptica ese llanto, incluso la modulación del mismo, en los primeros años...


    Saludos y que disfrutes del viaje por Noruega !
    Mark de Zabaleta

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  3. Los miedos siempre estarán ahí, según la educación que hayamos recibido, se bandea con ellos o no. Lo importante es que no lleguen a ser patológicos.

    Un abrazo
    Mercedes

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  4. Hola Antonio querido !

    Excelente post el que nos regalas hoy- El miedo- creo que todos los pequeños lo pasan en algún momento de su vida- miedo a lo desconocido, miedo al no se que- recuerdo un niño ( alumno ) que me decía : tengo miedo no se a que ( tenia 4 años ) pero si tu le demuestras al niño que puede confiar en ti, que no pasa nada ahí afuera :) que todo esta bien, poco a poco va ganando confianza en si mismo y se suelta a la vida- algunos antes, otros después- según el carácter de cada uno y su educación-
    A veces demasiada protección los hace miedosos a todo , otras todo lo contrario- pero si, el miedo existe, algunos lo superan ( superamos) y cogemos otros, así hasta desprendernos completamente de ellos.
    cuando somos adultos es màs fácil ( o debería serlo) pero cuando eres niño y pequeño que no puedes expresarte ( comunicarte como dices tu Antonio ) el miedo es tremendo- debemos hablar con nuestros hijos, nietos, alumnos para superarlo, y la mejor manera de hacerlo es que sientan confianza en nosotros, que nosotros seamos un apoyo para ellos, para perder poco a poco- el miedo-

    Un beso y un fuerte abrazo Antonio

    Aurora

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