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domingo, 18 de julio de 2010

VIVIR - II





Pero cómo dejarme llevar por espejismos, por hermosos que sean,
cómo no darme cuenta de los días que pasan,
de la huella del tiempo clavada en cada poro de mi cuerpo,
de que el río persiste, pero es otra a cada instante, el agua que circula,
cómo no ver la misma dimensión de la mirada, que está viendo las cosas,
y que lentamente me va haciendo lejano, ajeno, extraño,
de manera que lo que un día me correspondió como propiedad particular indiscutible,
hoy es apenas un lujo el simple suceso de su contemplación.

Es verdad que la peripecia humana se ciñe a cada instante,
de manera que fácilmente niega lo que ignora,
que ni siquiera afronta lo ignorado como parte de lo presente,
que fuerza la realidad hasta el punto de que sólo ve lo que domina, lo que alcanza, lo que toca,
pero una cosa es hacerse el loco y usar las muletas que la propia vida te va ofreciendo como soporte para que te apoyes
y otra bien distinta creerte que es el día el alumbrado urbano que te ilumina, mientras todos los animales se encuentran ya durmiendo según es su mandato.

Apenas nos está permitido decir adios a cada cosa que hemos visto,
a cada persona con la que nos hemos rozado,
por amor o por odio, casi da lo mismo.
Somos espectadores en este viaje de urgencia que son los cuatro días que la Tierra nos mantiene enhiestos sobre su superficie
antes de poseer nuestro definitivo estado en el que nos encontrábamos antes de venir y al que volveremos definitivamente una vez que termine el entreacto este artificial y pasajero, ¡a qué ritmo!, en el que nos encontramos.
A poco que nos decuidemos no nos enteramos ni siquiera de que hemos pasado y nos vamos con los dedos agarrotados y encogidos como queriendo atrapar no sé que cúmulo de promesas en las que no se nos ha ocurrido pensar hasta el mismo instante de la despedida.
Ni un fugaz beso de amor ni un exabrupto de odio nos es dado, se nos congela en los labios y nos convertimos en estatua de sal sin tiempo siquiera de mirar atrás porque ya no estamos.
Como rastro imperceptible, ese engaño en el que nos ahogamos, compuesto de deseos, de gozos y miserias, de risas y dolores, convertido en recuerdo.

En el estrecho margen en el que nos movemos, esa incipiente sensación de fuerza de apenas una llama,
cedemos con cualquier excusa nuestra soberanía a cambio de cualquier prebenda, por pequeña que sea,
tal vez por miedo a la posesión del tiempo que nos toca,
por simple ignorancia de nuestra pobre, pero cierta, vida,
o por expreso deseo de no renunciar al imposible infinito,
siempre delante de nuestros ojos y de nuestras manos
pero siempre inmaculado e inaccesible a nuestras posibilidades.

13 comentarios:

  1. Es que si no te llevas por ese espejismo, por ese deseo de asir y poseer el instante, y el otro.. el que viene, y el otro ..el otro, al infinito .. pues entonces, ya estás muerto.

    Así respondería a "Pero cómo ? .. Vivir.

    Un abrazo.

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  2. Antonio después de un tiempo pensé, creo que de forma sabia, que era importante saborear el momento. ¿Para que perder el tiempo pensando lo que va a pasar mañana? cuando el instante desaparece. Si nos dedicamos en pensar más alla, se desvanece en nuestras manos sin haberlo disfrutado plenamente.....

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  3. Cecilia, amiga, gracias, como siempre, por tus palabras que indican que en alguna medida te interesa lo que escribo, cosa que me llena de gozo. Esto implica también mi compromiso a pasarme por tu casa, leerte con interés y responderte de forma amigable, como hacen los buenos vecinos. Un beso
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    Lola, eso es justamente lo que intento proponer. Que no estemos preocupados del momento que pasa, que definitiva no es mas que la esquina de un suspiro comparado con la inmensidad del océano del infinito y nos dediquemos a profundizar en cada una de las vivencias que la vida nos ofrece y que es con lo que verdaderamente contamos. Un beso

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  4. Vivir el ahora, el presente, el minuto, el respiro que vibra en cada latido...Creo haber perdido minutos maravillosos, en llantos sín sentido, en preguntas sín respuestas, en búsquedas absurdas, en esperas que no tenían futuro...He perdido tantos destellos de la vida, y he aprendido como tú, que se debe vivir como si cada día fuese el último.
    Un abrazo.

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  5. No sabemos nada, no poseemos nada. Nunca fuimos dueños de nuestro tiempo, sino solo inquilinos de la vida. Llagamos sin nada y sin nada nos iremos. Tampoco está tan mal.

    Un besico.

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  6. La vida es corta, por eso hay que vivirla con intensidad, ¿4 días? pues 4 días, dejándonos llevar por ese espejismo ¿ y por que no? quizá ahí esta ese beso que no podemos llevarnos, pero si podemos dejar como recuerdo de nuestro paso.
    Vivir, dando felicidad y recogiendo amor
    Y como decía Leonardo Da Vinci
    “Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.”

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  7. Carpe diem quam minimum credula postero...
    Lo aprendí viviendo, Antonio.
    Imagino que, en el fondo tú también, aunque nos permitamos disquisiciones casi metafísicas con la finitud.
    Como siempre, es enriquecedor y hermoso irte conociendo.
    Un abrazo

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  8. Sed fugit interea fugit irreparabile tempus.

    Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra.

    No hay tiempo para perder, la vida se escapa mientras la contemplas camino de la certera muerte.

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  9. ¡Qué tema más complejo!... Pasado, presente, futuro...

    Bueno, vale, de acuerdo... no pensemos en el futuro... posiblemente no exista un mañana pero... ¿qué es el presente?. ¿Un instante?. El presente se convierte, en un instante, en pasado... ¿Entonces?... ¿Estamos condenados a vivir de recuerdos?...

    Un abrazo.

    PD. Me sorprende que en el blog que, aún, no has escrito nada (Antonio Fernández López) tengas a 36 seguidores... ¿Qué siguen?... ;)

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  10. Taty, gracias, siempre tus palabras son intensas y sugerentes. No creo que valga la pena plantearse ahora lo que uno ha perdido porque cuando las cosas sucedieron, seguramente no pudieron ser de otro modo. Lo que sí vale es aprender porque cada instante puede ser un mundo. Un beso.
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    Sara, claro que no está tan mal. Y aunque lo estuviera, es lo que tenemos y no tenemos otra cosa. Es que a veces somos muy pretenciosos y no sabemos asumir lo poco como un tesoro, que lo es. Que hermoso saberse inquilino de algo, poder usarlo y saber que tu posesión es fugaz y debes preparar el camino para quien venga detrás de tí. Un beso
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    Silvia, vaya frase la de Leonardo. Propia de quien es. Es verdad que la vida es corta. O no. quién nos define lo que es corto o largo. Al final, eso no son sino convenciones que solo se orientan comparándolas con algo. La vida es la vida, sin más. Un beso.
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    María, en efecto lo poco o lo mucho que he aprendido en la vida ha sido viviendo y dejándome la piel a tiras en amores, en desengaños, en contactos, en miradas, en suspiros, en fuegos.... Todo eso se llama crecer, madurar, vivir. Siento que todo lo llevo a la espalda y que es un bagaje aceptable y rico. Un beso.
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    Pilar, amiga, es verdad lo que dices, pero tampoco hay que impacientarse por nada. Todo el tiempo del mundo cabe en un instante porque el propio tiempo es una convención. Lo que importa es saber que el momento que vives es tuyo y que tú decides como vivirlo. Un beso
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    Mar, investigaré lo de mi otro blog, que no sé cómo eliminar y por eso está ahí. Es que en efecto el presente es apenas un fino hilo que, en cuanto lo tocas, ya se ha ido. Pero eso sólo sirve para comprender y para valorar. Por lo demás, también un instante puede ser eterno y cabe en él una vida. Un beso

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  11. Gracias, por agregarte a mi blog y darme la oportunidad de conocer el tuyo, compartiremos poesía y sentimientos de norte a sur, por lo que he leído será un placer segruirte.

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  12. Isabel, gracias a tí por haber aceptado la invitación. Ahora mismo en cuanto acabe voy a visitarte y a hacerte los honores de buena vecina para que nuestra visita signifique interés por lo que hacemos y deseo de compartir. Un beso

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  13. Vivir cada instante sin pensar demasiado y concientizarnos que sólo los buenos recuerdos nos acompañarán en el viaje final. La vida cabe en un suspiro y hasta el tiempo nos es prestado. Escribes fantástico y además dejas enseñanzas interesantes. ¡Felicitaciones! Un abrazo.

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