La
semana pasada pretendí destacar la presencia de la ceremonia de los Goya en
Granada, hecho que resulta una rareza y que realza, si cabe, la ciudad en la
que se produce. Aprovechando que toda la prensa ofreció el acontecimiento,
consideré que mi explicación podría aportar poco y preferí extraer de uno de
los medios más solventes tres enlaces que sintetizaran, mejor que yo, el
contenido del evento. El primero contenía la entrega de los premios, el segundo
las canciones que se interpretaron a lo largo de la sesión y el tercero, el
contenido de la alfombra roja, que tradicionalmente ofrece una muestra de la
moda presente en las distintas vestimentas de los participantes. Se ve que no
logré plasmar los accesos con la facilidad que pretendía y algunos lectores de
este blog me pidieron indicaciones para entrar en los contenidos porque, al
parecer, tenían dificultades. Yo se las di, pero no puedo asegurar que mis
indicaciones fueran acertadas porque no me fío de mi solvencia en el manejo de
este medio. Pido disculpas, por si acaso alguien no ha podido informarse, como
era mi pretensión y aclaro la razón de las posibles dificultades, que no tiene
otro responsable que mi humilde persona y sus limitados conocimientos en el manejo
de este medio.
No han
pasado más que ocho días de aquel acontecimiento y parce que nuestro mundo ha
cambiado sustancialmente. Los primeros días del ejercicio presidencial del
señor Trump se ha convertido en una cascada de firmas de decretos ejecutivos
dirigidos contra los inmigrantes, mayoritariamente latinos. En los números
concretos no parece que hayan aumentado significativamente las expulsiones con
relación a las que se venían produciendo en la administración anterior. Lo que
sí ha aumentado, y mucho, ha sido el
ruido mediático sobre su puesta en práctica, que ha significado una alarma
espectacular, con gran alarde de medios que ha sembrado una alarma
injustificada, como si de verdad los inmigrantes indocumentados, algunos presentes
en EEUU desde hace muchos años, fueran todos delincuentes, como se pretende
desde el gobierno. Malos augurios para el futuro.
El
otro capítulo que ha despertado la alarma general ha sido el de los aranceles.
La idea ha sido la de incrementar, unilateralmente, los costes de los productos
que estimen oportunos, para que el mundo entero se entere de quién manda en el
trasiego de mercancías. Lo que hemos verificado con bastante certeza es que el
señor Trump sabe firmar y que tiene una firma muy larga. Que al parecer no se
siente seguro de si la gente lo sabe o no y lo que hace es rodearse de los
suyos para sentirse acompañado mientras firma y mostrar cada decreto firmado
para que el mundo entero vea que lo que ha venido anunciando, se materializa,
decreto a decreto. Una vez firmados se siente en la obligación de regalar las
plumas, que no han servido más que para una sola vez y supone que por el hecho
de haberlas usado, deben ser deseadas por los que le rodean y pueden sentirse
orgullosos por llevarse a sus casas un átomo de su inmenso poder.
La realidad pura y dura nos dice que algún juez le ha paralizado decretos de expulsión referidos a los hijos de inmigrantes nacidos en EEUU, por ejemplo. De los aranceles, los dos que afectan a Méjico y a Canadá, sus vecinos más cercanos y con los que tiene más volumen comercial, ya se han aplazado porque alguien de los que están a su alrededor le ha debido hacer ver que los aranceles también se les pueden volver en contra a su país porque los que sean objeto de sus aranceles también son capaces, y ya lo están haciendo, de poner ellos otros tantos a quienes les compran y resulta que los EEUU es un país que necesita comprar muchos más productos que los que necesita vender. Como no vamos ganando para sustos con las novedades con las que nos levantamos cada mañana, lo más que podemos pensar es que ese zarandeo al que tiene sometido al mundo entero, por ahora, será difícil que lo pueda mantener durante mucho tiempo y debemos esperar hasta ver cómo evoluciona este aluvión que se nos ha venido encima.
Muy acertado tu artículito de hoy, nada de dejarnos asustar por las noticias que nos van llegando. El miedo es un buen aliado para los que quieren tenernos sometidos. No les demos esa ventaja.
ResponderEliminar