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domingo, 24 de noviembre de 2024

RECONSTRUIR

 

         Una vez que vamos acotando las dimensiones del desastre en Valencia, lo que llueve ahora no es agua sino argumentos. Quien es el que apechuga con la responsabilidad principal, qué hizo cada quién el fatídico 29-0 y dónde estaba cada uno en las horas clave. Volvemos a la fuerza de los relatos de cada bando y queda de manifiesto el conflicto radical entre PSOE y PP, que parece que no tiene cura, al menos por el momento. Se ha tratado de ofrecer a la gente un responsable de cada bando: Mazón y Teresa Rivera. Uno en Valencia y otra en Bruselas. Más de una semana a pedrada limpia los discursos del uno contra la cabeza del otro. La gente parece que se inclina porque sea Mazón el principal culpable porque Teresa Rivera parece que ha quedado confirmada como vicepresidenta primera de la Comisión Europea, a la derecha de Úrsula von der Leyen, después de un poco edificante escándalo dialéctico entre los dos contendientes en Bruselas, como en un negro cuadro de Goya. Suma y sigue.



         El siguiente paso ha sido la negativa de Mazón a dimitir como le exige el pueblo en la calle y propone a un par de generales como vicepresidente y ayudante para la restauración, pasando por alto las responsabilidades políticas exigidas, que quedan pendientes. Da la sensación que la hoja de servicio del titular tiene un importante peso específico internacional si no fuera por algunas alusiones a que su gestión, según afirma, pretende separarla por completo del conflicto político latente entre las principales fuerzas políticas y uno se pregunta, sin entrar en la idoneidad o no de su capacidad, si los representantes del pueblo no tienen nada que decir en todo lo que queda por hacer, por ridículo que nos pueda resultar el permanente conflicto en el que andamos, ¿nos va a resultar más razonable su criterio individual, por muy respetable que sea?. No parece lógico que alguien se inmiscuya por encima de los legítimos representantes para que su criterio se imponga sin los imprescindibles consensos políticos.



         Reconozco que el panorama en vigor ofrece una imagen muy poco edificante, pero nuestra experiencia con los salva patrias tiene raíces suficientes como para que nos echemos a temblar, sólo de pensarlo. Quiero insistir en que se trata de una cuestión metodológica. Puedo respetar la idoneidad de las personas propuestas, que no conozco de nada. Tenemos que pensar que la restauración que se plantea es de tal importancia que no sea posible saltar por encima de las miserias políticas del momento porque los procedimientos en democracia son esenciales. Todos los respetos personales que se quieran, pero la convivencia tiene espinas que no se pueden obviar, como las rosas. Es muy desesperante ver a nuestros representantes tirándose los trastos a la cabeza como si fueran disputas infantiles, pero nuestro futuro está en sus manos porque así lo hemos votado y los acuerdos necesarios no pueden ser monedas de cambio por criterios personales, por muy autorizados que sean.



         Nadie dijo que la distancia más corta entre dos puntos fuera la línea recta, aunque lo parezca. Todos los esfuerzos para la reconstrucción, seguramente van a resultar insuficientes, dada la enorme dimensión de la empresa, y cualquier iniciativa puede ser válida, pero siempre que se incluya en el conjunto a través de conducto reglamentario, aceptando que no hay nada ni nadie por encima de la representación popular. Cualquier poder o iniciativa ha de aceptar esa norma de convivencia sin que las dificultades del día a día sean excusa suficiente para soslayar los procedimientos homologados. Imponer cualquier atajo puede ser pan para hoy y hambre para mañana. Es más, las miserias coyunturales de la actividad política, que tantas veces nos abochornan, pueden complicarnos la vida a corto plazo pero el futuro es muy largo y tenemos que mirar a lo largo para no tener que avergonzarnos mañana de algunos deslices posibles que podemos evitar hoy. La política no es despreciable, aunque a veces nos lo parezca, sino compleja, a veces hasta la desesperación…, como la vida.     



domingo, 17 de noviembre de 2024

EL RELATO


         Los EEUU tienen un presidente electo que acaba de ganar las elecciones el día 5 de este mes y que tomará posesión de su cargo el 20 de enero pacíficamente, sin que haya reconocido ni una sola vez que el inquilino saliente, Joe Biden haya gobernado limpiamente. Desde 2020 Biden ha gobernado porque le robó los resultados al señor Trump, según su criterio. Por esta razón, él no tuvo más remedio que entregar el poder dando un portazo y presenciando el traspaso desde su mansión de Florida, después de haber agitado a los suyos para que protagonizaran una espectacular asonada y tomaran el capitolio, como último intento por impedir que se certificara su derrota hace 4 años. Ahora ha vuelto por la puerta grande, ganando con claridad a Kámala Harris y con una mochila de 37 delitos a sus espaldas, además del intento de golpe de estado que significó un escándalo para el mundo entero. Ahora todo su historial delictivo desaparecerá, diluido como un azucarillo, en el momento en que tome su poder. Algo así como aquel dicho gallego de “se nos mean encima y tenemos que decir que llueve”. Sencillamente ha ganado el relato y todo el rigor de su adversaria no ha sido suficiente para hacer valer su sarta de delitos y se ha impuesto su conjunto de bulos, repetidos una y otra vez, hasta lograr que calen en la gente.



         Pues algo parecido estamos viviendo aquí en nuestro país con la dana de nuestros dolores, que, por fin, ha terminado desapareciendo en el océano, transformada en una borrasca propia de la época, como han tenido ocasión de comprobar los canarios, hace un par de días. El parlamento valenciano, y todos los españoles a través de la tele, hemos soportado, mientras tanto, dos horas y media de un enmarañado discurso del presidente Mazón, encaminado a dar cuenta de su gestión el 29 de Octubre, día del más grande desastre que hemos conocido, con más de 225 muertos de los alrededores de Valencia, 125000 coches destrozados por las aguas y miles de viviendas inundadas por la fuerza del Barranco del Poyo, que habrá que reponer con un ingente esfuerzo, en un tiempo imposible de prever en este momento.



         Su largo relato intentó pasar por encima de los hechos de aquel aciago 29 de octubre, con el argumento de que todo el mundo falló porque las circunstancias meteorológicas fueron completamente desconocidas hasta el momento y cinco veces más fuertes que cualquier otro fenómeno conocido, de los muchos que ha soportado la zona a lo largo de su historia. Y todo este conjunto de excusas le bastaron para cubrir su expediente, pero todos nos quedamos sin conocer el argumento clave de por qué mientras la gente se ahogaba y perdía sus bienes arrastrados e inundados por el agua, él se pasaba la tarde incomunicado en una opípara comida de cinco horas, sin que la enorme desgracia que su pueblo tenía encima dispusiera de las decisiones que hubieran sido imprescindibles en ese momento. Si no hubiera podido resolver por completo la dimensión de la tragedia, completamente insólita, al menos hubiera acompañado a los ciudadanos y seguramente salvando bastantes vidas, que se perdieron porque faltó una dirección, su dirección, que hubiera tenido que estar al frente.



         Pues después de conocer el larguísimo relato, parece que a la oposición no la convenció en lo más mínimo. Se le acusa de haber leído en el atril del Parlamento Valenciano, cuál será su actitud, una vez que le vayan llegando las querellas que, al parecer, se están preparando por su dejación de funciones. Da la sensación de que su partido se da  por satisfecho con la explicación manifestada por el presidente mientras se encuentra una cabeza de turco alternativa, sin capacidad ejecutiva alguna, que coincide que en ese momento se encuentra en Bruselas optando al puesto de vicepresidenta europea contra el criterio del PP y cabe la posibilidad de complicar el relato para sacarlo del señor Mazón y enfocarlo en la aspirante a comisaria, Teresa Rivera. Y en ello estamos. La realidad de las cosas no parece que cuente demasiado. Sí, en cambio, el relato que unos y otros sean capaces dc armar, tanto si tiene que ver con la realidad, o se derive de ella.    


     

domingo, 10 de noviembre de 2024

DOS REFLEXIONES

 

         De las miles de situaciones que nos rodean, que nos determinan, en cada momento, uno decide centrarse en las que considera más sustantivas para profundizar en ellas,  convencidos de que pueden ser las de mayor contenido comunicativo. Las noticias de por sí no son sino señales que la vida nos ofrece y, la persona que desea comunicar, se para frente a cualquiera de ellas e intenta desentrañar su contenido, con el fin de compartirlo con el público al que pretende dirigirlo, empezando por sí mismo, que tiene que trasformar en palabras, con un contenido concreto y con una dirección determinada, aquello que desea comunicar en cada caso. Todo este prolegómeno antes de mostrar las palabras con las que me  voy abriendo ante vosotros, para mal y para bien. El desastre de Valencia, los pueblos de su cinturón sur, alrededor del Barranco del Poyo, me parece que requiere algunas palabras más y me arriesgo a formularlas para mi propia tranquilidad y por si alguien que se pare a leerme, le apetezca compartir.



         225 vidas se han perdido hasta el momento y quedan 50 desaparecidos por dilucidar qué ha sido de ellos. Se han destrozado alrededor de 100000 coches, arrastrados por la corriente de agua caída del cielo, no tanto en la zona inundada, que recibió una cantidad de lluvia diversa, pero que no llevaba un peligro alarmante de por sí. El verdadero drama se fraguó en la parte alta de la provincia, unos 770 litro por metro cuadrado, que bajó con toda su fuerza hasta encontrar el mar, sobre todo por el Barranco del Poyo, arrastrando todo lo que encontraba a su paso e inundando todos los bajos de los pueblos linderos a su cauce. Se ha dicho que en el momento dc mayor crecida alcanzó hasta cinco veces el volumen del Ebro, cuando con frecuencia su cauce baja seco. Los técnicos avisaron del peligro, alerta roja, pero las autoridades autonómicas no actuaron en consecuencia y se vieron sorprendidas por la riada, que los cogió por sorpresa. El resultado ha sido un drama insólito de consecuencias desconocidas, en vidas humanas perdidas y en daños materiales.



         Ayer pudimos ver una enorme manifestación ciudadana de más de 100000 personas en la ciudad de Valencia protestando por el trato  recibido por los damnificados por la riada y pidiendo la dimisión del Presidente de la Comunidad Autónoma Valenciana y su gobierno, acusándolos de incompetentes para hacer frente a un desastre de las dimensiones vividas por los habitantes de los pueblos del cinturón sur de la ciudad, que siguen sintiéndose solos y abandonados por sus gobernantes, quienes después de 11 días del dramático 29 de Octubre, noche del desastre, nadie asume la responsabilidad ocasionada y sólo andan interesados en eludir las propias responsabilidades y buscando responsables en otros niveles gubernamentales que no les afecten, cayendo en sus manifestaciones en mentiras flagrantes que le gente no se cree. Ayer tuvimos ocasión de comprobar hasta qué punto la mayoría  dejó claro en la calle su desacuerdo con los argumentos de su gobierno y pidiendo su dimisión por su preocupación por eludir sus responsabilidades personales, en vez de por resolver los problemas de la gente, ocasionados por semejante desastre.



         No me parecería honesto cerrar este texto sin hacer una alusión, al menos, a los resultados electorales en EEUU, en los que el candidato republicano, Donald Trump, ha ganado  claramente las elecciones a la candidata demócrata Kámala Harris con una margen de votos incontestable, superior a los cinco millones. En España se había publicado una encuesta, sobre cómo serían los resultados en el caso de que tuviéramos que votar nosotros y Kámala ganaba con el 63 por ciento de los encuestados. Cuando hemos conocido los resultados de verdad nos hemos dado cuenta de que nuestro discurso dominante estaba viciado y no tenía mucho que ver con el pensamiento de los votantes de ese país. A muchos se nos ha quedado el cuerpo frío con los resultados, respetables como siempre, pero que tendremos que digerir como podamos.  



  

domingo, 3 de noviembre de 2024

LA DANA


         Hasta el momento, la cifra de muertos es de 211 y promete no ser definitiva porque hay desaparecidos que todavía no han sido localizados. En mi familia, cuando se escuchaba el primer trueno, mi madre, que en paz descanse, ocupaba el cuarto de baño por tiempo indeterminado. Nos solíamos reir de ella. Ahora no lo haría porque no le faltaban razones. Por entonces se llamaban tormentas y recuerdo más de una importante y a mi calle como un río. Ya con la tele en marcha se les llamaba fenómenos tormentosos y, si se centraban en un espacio determinado, gota fría, más peligrosa que las tormentas. Con el paso del tiempo hemos empezado a conocer el cambio climático y sus efectos, cada vez más repetido por la comunidad científica por distintos factores asociados a la actividad de las personas, pero que el común de los mortales, pasa de hacerle mucho caso, probablemente porque se barrunta que va a traer aparejado alguna que nueva limitación en nuestra forma de vida porque. Da la impresión de que nos hemos pasado en él respeto a la tierra y sus atribuciones y hemos tirado por la calle de en medio, para beneficio nuestro.



         Todo fue la tarde y noche del martes pasado que una dana, ahora se llama así, que se venía anunciando días antes que se fijaría en el arco Mediterráneo, se fijó, por fin, en la zona interior de Valencia y empezó a soltar agua en los montes, a una altura de 400 metros más o  menos. Se dieron los avisos rojos correspondientes, que deberían haber significado, pies para qué os quiero, porque el peligro era inminente. Me faltan datos para saber si la contundencia del aviso a la población fue suficiente o no terminamos de darlo y recibirlo con la gravedad precisa. Lo cierto es que en la mañana del miércoles, un conjunto de pueblos de la zona sur de la ciudad de Valencia, ya se encontraban con la ruina encima, hasta arriba de agua, como nunca se habían visto, y abarrotados de coches, que habían sido arrastrados por el agua que bajaba por los barrancos desbordados, como juguetes y con todas las posibilidades de comunicación cerradas porque los vehículos lo ocupaban todo.



         Desde entonces, en quien más he pensado ha sido en mi amiga Inma, de Catarroja, uno de los pueblos de la zona afectada, a la que conozco desde hace más de 40 años y con la que me comunico por este blog. Me dice que no tiene desgracias personales en su familia pero que ha llorado mucho ante la grandeza del drama. Un grupo de jóvenes conocidos, me cuenta, la han ayudado con su vivienda, que se ha inundado como casi todas las de la zona. No sé mucho más porque tengo dificultades para comunicarme con ella. No sé qué decirle y me siento ridículo porque lo único que se me  ocurre es mandarle un abrazo y sé que son palabras huecas a 500 kilómetros de distancia. Encima, en su comentario de ayer me dice que no me preocupe. Hay cosas en la vida que…, no sé. Me siento mal si le escribo y si no, peor. Yo abarco a Inma porque es mi amiga, pero sé que la zona afectada alberga unas 200000 inmas a las que no conozco de nada pero que me tienen el corazón encogido porque no sé qué hacer para que ese mar de barro, de ramas, de coches y de desesperación, tarde algo menos de sabe dios cuánto en resolverse, a pesar de que los poderes públicos ya han entrado de lleno y de ahora en adelante empieza la reconstrucción.



         Antes de terminar quiero hacer referencia al entorno de 1996 en el que un Presidente de Gobierno, de cuyo nombre no quiero acordarme, dejó una ley en el BOE que decía que se podía construir en  todos aquellos espacios en los que no estuviera expresamente prohibido. Según los datos que se han publicado, tenemos en España hasta 3 millones de personas que viven en espacios de riesgo que, un día como el de esta dana, unido al desastre que origina el agua, ya de por sí, tenemos que sumar la inadecuada construcción de una serie de viviendas en espacios inadecuados que dificultarán las salidas naturales del agua en situaciones extremas, aumentando los desastres, dramáticos en cualquier caso.