Así, a bote pronto, se me vienen a la mente un par de puentes al año: el 6 de diciembre se conmemora la Constitución y es fiesta civil. Pero apenas salimos de ella y se nos echa encima el día 8, fiesta religiosa de la Inmaculada. Ya sé que diciembre queda lejos pero me viene a cuento porque hoy termina un segundo puente que empezó el miércoles con el 1 de Mayo, fiesta universal del Trabajo, también de carácter civil y continúa con el día 3, viernes, con las Cruces, de carácter religioso, que, además se une con el fin de semana, que hoy, por fin, cumple. Total, 5 días de farra y alegría que ha debido dar fin a cualquier tonel de cerveza, vino o similar que tuviera material alcohólico previsto para celebrar tan magno acontecimiento. Estará digno de ver que mañana alguien vaya echando un vistazo a quienes estén llegando a su trabajo con las caras demacradas y rijosas, después del atracón de tanto día de desenfreno. Este final no suele ser tan manifiesto en el puente de diciembre. Quizá tenga algo que ver la primavera.
En mis
tiempos de estudiante el 3 de mayo no era fiesta pero sobre las tres de la
tarde nos tirábamos a la calle, en mi caso desde la Cuesta del Chapiz hacia el
Albaicín y en cuanto alcanzábamos la Iglesia del Salvador y la plaza Aliatar,
ya no había quien anduviera. Se flotaba y era la misma muchedumbre la encargada
de dirigir el cortejo, que se hacía completamente irrespirable si lograbas
alcanzar, por ejemplo, al Arco de las Pesas, para salir de Plaza Larga. En los
años sucesivos el bullicio se fue ampliando y la ciudad al completo se fue
convirtiendo en remolinos de gente alrededor de las Cruces, a las que ninguna
les faltaba su mostrador correspondiente para dar cuenta de todo el alcohol
pasado, presente y futuro. Lo que en origen era “una limosnica pa la Santa Cruz”, ya hace tiempo que quedó en
historia y se ha convertido en borracheras a tutiplén, como si el mundo se
fuera a acabar de un momento a otro. Reconozco que hace ya años que me he
borrado de semejante aliño y sólo hablo de oídas. O sea escuchando los cantos o
bocinazos de quienes pasan más o menos mamados, comino de su casa, si es que
logran orientarse.
No sé
si en otros países conocerán este indecente arte de los puentes laborales, que
no son, a fin de cuentas, más que subterfugios para encontrar maneras de hacer
pasar un día de trabajo, meterlo entre
dos festivos y que no contabilice como laborable. Cuando se tiene un nivel de
cumplimiento laboral sin gusto alguno, cosa que nunca ha sido mi caso, se puede
comprender que uno intente encontrar por los rincones modos y maneras de
escurrir el bulto y encontrar fiestas o similares hasta debajo de las piedras.
Nunca logré entender por qué razón hay que justificar un puente laboral para
estirar todo lo posible el desmadre, más o menos justificado por el alcohol y sus
efectos, si no es por la larvada excusa de esconder la angustia de la
esclavitud laboral y sustituirla por cualquier exceso que corresponda. A estas
alturas se encuentra estructurado lo que significa el subterfugio de cualquier
puente, aunque yo sólo he mencionado los dos que primero se me han venido a la
cabeza, seguramente porque pueden ser los más largos.
La posibilidad de que aprendamos a gozar de la vida disponiendo de profesiones que nos gratifiquen me parece completamente loable y lo defiendo con los ojos cerrados, pero que sea necesario hacernos los tontos y pasar de largo algún que otro día laboral por la cara, como si nadie fuera capaz de contar los días que debemos cumplir con el trabajo o los de disfrutar de un gozoso descanso que nos permita utilizar la vida para el placer y la cultura. Desde luego, el espectáculo que baños de alcohol cada vez que se nos presenta un respiro en nuestro tiempo de trabajo no me parece un desahogo aceptable. Algún día, espero que pronto porque la prisa me come, lograremos pararnos y mirar a la cara al alcohol y sus efectos y decirnos unas cuantas verdades. Todavía estamos con el tabaquismo, después de la guerra que emprendimos hace unos años. Pero las borracheras pasan y cruzan delante de nosotros, como si tal cosa.
Pues sí. Con este puente nos hemos marcado un Pedro Sánchez... jajaja
ResponderEliminarNo creas. En todas partes, amigo. En UK, no celebran el 1 de mayo, pero el día 6, lunes, celebran EL DÍA DE Los Bancos... Cómo lo oyes y lees... Pero se suma el resto . Están locos estos ingleses... Jajajaja 😂🤣😅
ResponderEliminarEn cuanto a formas de celebrarlo, más de lo mismo.
ResponderEliminarSon minoría quienes se desmadran. También en todos lados. Y tampoco necesitan puentes para hacerlo...
Peor para ellos
No sé...
Besos 😘 🫂
Feliz día 😊