Desde
septiembre hasta junio la vida, tanto de los pequeños como la de aquellas
familias que los tienen en su seno y, por extensión, un poco de todos, se
organiza en función de la estructura y del horario escolar. Es verdad que la
estructura escolar no es muy estable y está impregnada de huecos que la
desfiguran pero mantiene una cierta estabilidad sobre las horas de entrada y
salida así como de los días laborables y los festivos. Globalmente supone una ventaja esencial dentro de la que
todos nos orientamos en espacio y en tiempo.
Pero
hay tres meses, entre el 20 de junio y la primera quincena de septiembre en que
se inicia de nuevo el curso que, tanto niños como mayores han de recomponerse
en otra estructura distinta. Han aparecido cursos de verano, colonias,
campamentos que, previo pago de su importe de quien pueda costearlo, pueden
facilitar de algún modo la vida a base de semanas o quincenas en los que
facilitan a los pequeños contactos con sus compañeros, distintos de los del curso
en la mayor parte de los casos, y contacto también con otras formas de vida al
aire libre, en el campo, en contacto con el agua o en espacios nuevos, pero
queda un gran espacio de tiempo no muy definido en el cual es la propia familia
la encargada de albergar a todos los miembros y organizarse, en la medida en
que sepa y pueda los espacios y los tiempos. Se puede pensar en el veraneo, de
campo o de playa, que facilitará atractivos diferenciados para que, sobre todo
los pequeños pero en realidad todos se recompongan y vivan estructuras de
espacio y tiempo más o menos organizadas y atractivas.
De
cualquier modo no hay que pensar mucho para entender que se trata de una
distribución, la del verano, sin mucho sentido por lo largos que se hacen los
tres meses sin escuela y por lo cortos para crear estructuras permanentes en
actividades alternativas en casa. La conclusión suele ser que gran parte del
verano se convierte en una suerte de maremágnum de actividades familiares no
muy organizadas pero encaminadas sobre todo a entretener la gran diversidad de
iniciativas que surgen de los pequeños, que cuentan con todo el día para
reclamar la atención de los adultos a la vez que para los adultos el hecho
mismo del descanso conocido como veraneo, en el caso de los que se lo pueden
costear, no deja de ser una quimera
encaminada sobre todo a la organización de la vida infantil y a poco más. En
esta época de crisis en la que las posibilidades de veraneo se estrechan por la
dificultad económica cada vez más extendida, lo que se impone como consecuencia
más frecuente es la der buscarse la vida como se puede, reclamar a los colegios
los cursos de verano para albergar a los pequeños unas horas al menos y sufrir
el resto del tiempo hasta que aparezca de nuevo en el horizonte el próximo
cuso.
Cuando
analizamos la estructura actual del verano no estamos en ninguna medida
pensando en sobrecargar al profesorado con más trabajo, pero no podemos olvidar
la cantidad de profesores que se encuentran con sus carreras terminadas y sin
un cometido en el que poder ocuparse y con unos niños que no pueden asumir de
ninguna manera que entre la terminación del curso anterior y el futuro que comenzará
en septiembre puedan mantener lazos de
unión indispensables para que su educación tenga una cierta continuidad.
Después de tres interminables meses inactivos, los niños suelen volver al
colegio con la conciencia de comienzo porque los conocimientos aprendidos hasta
junio, o han desaparecido en gran parte o han tenido que reforzarse de modo
particular con personas y con maneras distintas. Para los niños, en síntesis,
el comienzo del nuevo curso suele ser un suplicio y en cambio para las familias
suele ser una liberación porque la organización de la vida se desplaza de nuevo
a la estructura escolar y la familia se siente liberada de esta responsabilidad
para la que en general, no está preparada.
Una excelente idea para mantener el nivel educativo de nuestros pequeños...aunque no tenga mchos seguidores!
ResponderEliminarUn gran saludo y Feliz Verano !
Mark de Zabaleta
Hola Antonio querido !
ResponderEliminarYo recuerdo que cuando mi hija pequeña yo deseaba que vinieran las vacaciones ( nuestras vacaciones ) para estar todos juntos y pasarlo pipa sin colé - una vez se lo comente al pediatra y me dijo que era una excepcion por que la mayoria de los padres desesaban que el cole no terminara nunca o enseguida les estaban buscando un campamentos o lo que sea donde meterlos para no tener que aguantarlos durante el verano- asi de claro me lo dijo- y sabes una cosa ? yo creo que muchas, muchas veces es así.
Yo me organizaba maravillosamente con mi familia y sin trabajo,con nuestras vacaciones- Hoy en dia Alicia va al colegio ( ni nieta mayor ) el año que viene empieza con cinco su ultimo curso de preescolar y estaba ilusionada tanto con la llegada del colegio como con estas vacaciones de las que disfruta con su familia y su hermana pequeña- Ayer fuimos a Oza de los Rios a la casita de campo y se metieron en la piscina y disfrutaron como locas y nosotros felices de verlas disfrutar y junto a nosotros- nada de campamentos, algunos hasta sacan dinero de donde sea para mandarlos lejos y no tener el revuelo que supone los niños sin colé- pero, como con todo, te tiene que gustar lo que haces y a nosotras- mi hija y yo y nuestros esposos nos encantan los niños, nuestros hijos y nietos y disfrutar, los tres meses se hacen cortos te lo diga de verdad Antonio-
Bueno, te he leido como siempre con placer, calma, y gusto a lo maximo por que tu me das ese gusto el de tu buen escribir y tu linda presencia virtual-
Muchos besos amigo y un fuerte abrazo
Tenemos unos dias de calor intenso, despues de tanta lluvia estamos que no cabemos de gozo :)
Verano, sí. Verano, no.
ResponderEliminarVeranear: 'Dícese de la actividad humana regida por el hecho estacional del estío'.
Con perricas, chifletes, que decían mi santa abuela y mi santa madre.
'Las bicicletas son para el verano' y todo lo demás del tinglado montado desde la segunda mitad del siglo pasado para ajustarse y darse el gusto de vacaciones, es cosa tan variada, tan diversa, tan complicada como ponerse en cada caso particular de todo el género humano (el que veranea, claro está. Cada cual hace lo que sabe, lo que puede, lo que quiere y lo que su economía le permite.
Disfrutemos del placer veraniengo y el calor excesivo no asfixie nuestras neuronas, ya maltrechas, jejeje. Y los niños, ¡a gozar con sus papis y abuelitos y toda la parentela! Faltaría más.
Abrazos grandísimos, Antonio.
Hola Antonio.
ResponderEliminarMira cuando mi dos mayores eran oequeños y aún no había nacido el tercero, resulta que en las vacaciones, yo decía bueno hasta setiembre no voy a tener yo vacaciones, pues aunque íbamos a un pueblo, no paraban de pelearse, aunque se querían, yo creo que a veces disfrutaban haciéndome hablar.
En mi barrio si que hay la escuela de verano y los niños se lo pasan muy bien.
Saludos calurosos desde Valencia. Hoy se escuchaba el canto de las chicharras o cigarras y es que ha hecho un bochorno tremendo, Montserrat