No
considero que España sea especialmente relevante en el concierto internacional
en materia educativa ni en ningún otro orden de la vida. Lo que pasa es que uno
vive en un lugar y aquí en España es donde vivo yo. No quisiera que nadie pudiera pensar alguna
forma de indiferencia por mi parte sobre lo que en materia educativa está
pasando en este momento. Mucho menos que se pueda asociar mi silencio con
alguna forma de connivencia. Por tanto, creo que debo señalarme, pronunciarme y
dejar mi postura de manifiesto, aunque solo sea por mi tranquilidad personal,
que no es poco.
Acaba
de aprobarse en España una ley de
educación, la LOMCE, con la mayoría absoluta exclusiva del partido que sustenta
al gobierno que, según dice, viene a resolver los problemas endémicos que viene
arrastrando España de fracaso escolar y
de inadecuación de las propuestas educativas con la realidad laboral vigente.
Quiero pensar que verdaderamente las intenciones son las que se dicen, que ya
me cuesta creerlas pero lo que sí puedo afirmar como un error mayúsculo es
aprobar una ley de educación con el sólo concurso de uno de los partidos de la
cámara, por más mayoría absoluta de que goce. Nadie va a discutir su legalidad pero lo que sí se puede afirmar sin mucho
temor a errar es que nace con los días contados. La falta de un acuerdo mayor
con otros grupos hace que todos, salvo el partido del gobierno, la vean como
una imposición ideológica de los supuestos mayoritarios, algunos de ellos muy
evidentes y dignos por tanto de ser modificados en el primer momento en que se
produzca la alternancia en el gobierno, lo cual ya es un mal en sí mismo porque
garantiza la provisionalidad de una norma que debía promulgarse precisamente
para lo contrario.
Aunque
no pretendo convertirme en un exégeta de los preceptos aprobados con la ley, sí
que debo decir que resulta imposible conocerla y no darse cuenta de que la
ideología la impregna de manera partidista y con ello sus días están contados.
No es posible discutir hoy de nuevo un adecuado sistema de becas que venga a
paliar las diferencias que la sociedad establece para que el futuro se plantee
al alcance de todos los menores en igualdad de circunstancias. Pues no. Esta
ley viene a consagrar que hay que sacar unas notas especiales para tener derecho
a una beca. Los precios de las matrículas en estudios universitarios han subido
de tal manera que miles de ellos van a ver bloqueadas sus iniciativas de
formación superior por causas estrictamente económicas, lo que indica una
insensibilidad intolerable a las posibilidades de futuro que debieran tener
garantizadas todos los jóvenes, por más que después el mercado laboral tuviera
dificultades para integrarlos en puestos
adecuados a su formación. La solución no
puede ser en ningún caso eliminar la formación ni hacerla más selectiva porque
entonces es peor el remedio que la enfermedad.
Se
aprecia así por encima una intención manifiesta de imponer determinados
supuestos: religión como asignatura puntuable, permitir que con dinero público
determinadas instancias privadas puedan segregar a los alumnos en centros, bien
de niños sólo o sólo de niñas a estas alturas de la historia, cuando está más que demostrado
técnicamente los perjuicios futuros de
semejante sistema, la eliminación de miles de profesores que venían ejerciendo
labores de refuerzo en los centros públicos y permitiendo que se ejercieran
imprescindibles apoyos para alumnos con más dificultades de aprendizaje, hasta
cuatro reválidas a lo largo del currículo obligatorio con un afán inevitablemente
selectivo en un momento de la vida en que lo que más hay que reforzar es
precisamente lo contrario, el que todos puedan gozar de las máximas posibilidades,
que ya la vida se encargará de todas
formas de discriminar por multitud de razones sociales y establecer
diferencias, siempre más allá de las que serían aconsejables. Se trata en
definitiva de poner de manifiesto que en España tenemos una nueva ley de
educación, una más, que nace con los días contados y que lejos de buscar
acuerdos entre posiciones distintas parece que ha llegado para marcar
diferencias hasta límites intolerables.
Un magnífico artículo que sabe tratar el tema de una forma muy coherente...
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
P.S: La Sinfonía de los juguetes, de Mozart padre, genial !
Hola Antonio.
ResponderEliminarEl tema que dejas sobre la mesa es muy interesante, tanto que podríamos debatir sobre él muchísimo y tal y como lo planteas no sé si llegaríamos a estar de acuerdo, aunque soy de las que piensa que a través del diálogo se construyen los grandes acuerdos, como bien pudiera haber sido gran parte del contenido de esta ley.
Conozco el sistema educativo desde dentro, no como docente... y te puedo asegurar que si esta ley es considerada partidista, cosa que no discuto, ya me contarás que ha sido la enseñanza pública hasta la fecha.
Creo que esta ley será derogada inmediatamente, en cuanto entren los "otros" a gobernar. Porque en este pobre país, siempre gobiernan los mismo, ora unos, ora otros...
Lo que es cierto y a los datos me remito, el fracaso escolar está demasiado presente en nuestra tierra y nuestros gobernantes mandan a sus hijos a colegios de pago, hablan tres o más idiomas y sus padres ,o sea, nuestros políticos preparan a sus cachorros para ocupar los grande sillones donde se mueve la economía y los cargos dirigentes de España. los demás, cuanto más tontos mejor.
eso es lo que hay. no generalizo porque sería injusta, siempre hay maestros, yo los he tenido... pero de los otros también hay muchos, demasiados.
La enseñanza es lo más preciado que un hombre puede hacer por la sociedad. Los padres dejamos a nuestros hijos - receptores puros, capaces de almacenar, pero no de digerir todo lo que cualquier profesor ,carente de ética, desee enseñar a sus alumnos. Así mismo, capaces de aprender aquello que un buen maestro les enseñe y será un referente toda su vida. Le ayudará a formarse.-
Gracias por traer este tema tan candente.
Un abrazo.
Acuerdo absoluto con lo que señalas, Moon.
ResponderEliminarSerá interesante fijarse en dos de al menos doce puntos con los que rebatir, denunciar y tener bien presente de este anteproyecto a todas luces esperpéntico:
Una ley muy conservadora.
Se sustituye el ideal de educar ciudadanas y ciudadanos por el de mano de obra para el mercado laboral. Lo que explica que, entre otras cosas, se elimine la educación para la ciudadanía y se sustituya por un adoctrinamiento en el que “se eliminan del currículum todos los temas conflictivos”, según expresión del propio José Ignacio Wert, o sea, se impide una educación reflexiva y crítica.
Una ley neoliberal, destinada a mercantilizar aún más el sistema educativo y a reorientar los objetivos de la educación para ponerlos al servicio de las reglas del mercado neoliberal. Numerosas medidas que contempla la ley tienen como finalidad encubierta promover mayores cotas de privatización del sistema educativo.
Una ley fundamentalista, clasista por excelencia y diseñada para el exclusivo beneplácito de la Conferencia Episcopal, sin atender otros motivos 'EDUCATIVOS' que 'Por el Imperio hacia dios'
Un auténtico escarnio a los ciudadanos libres.
Una burla a los educadores.
Un atropello a toda la amplísima capa escolar, de 0 a 25 años.
Un revulsivo sin pies ni cabeza y demasiado egolatrismo opusdeísta.
Y no sigo más.
Abrazo
Hola Antonio !
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Moon y con Pilar y ademas decir que no me extraña nada esta nueva ley de este "gobierno" una vergüenza !
se quiere llegar a que solo tengan acceso a estudios superiores los de mayor capital ( los ricos ) y los pobres nos quedemos como tontos al margen - recuerdo que mi esposo me comentaba que cuando el era niño solo iban a la universidad los señoritos o los que tenian bastante dinero era cosa de gente bien- tambien que estaban separados niños y niñas- y la cosa vuelve otra vez- entonces nos gobernaba un dictador hoy otro dictador con democracia de engaño - pero todo llega a su fin gracias a Dios y termina por abolirse lo que no es de sano juicio.
Te felicito Antonio por tu exposicion tan bien y tan clara y a Pilar por saber decir las cosas como a mi me gustaria decirlas :) y no me sale :)
Un beso grandote y un fuerte abrazo
Aurora
Como fácilmente puede verse tengo comentaristas de lujo de los que aprendo de cada palabra que me dicen. me alegro de poder leeros y ahora os voy a visitar a cada uno para interesarme por vuestros escritos. Un beso para cada uno, guapos
EliminarHola Antonio,
ResponderEliminarLos problemas son siempre los mismos en todas partes del mundo ...quien tiene dinero siempre se ve favorecido...es todo muy triste.pero tal vez un día el mundo tendrá más igualdad y justicia para todos ... ricos y pobres...Es mi deseo y mi esperança.Un besote mi amigo